miércoles, diciembre 4

Las mujeres negras en el centro de la violencia en Colombia

Francia Marquez
Francia Márquez

Recientemente en Colombia se han venido presentando una serie de hechos y fenómenos sociopolíticos que envuelven la vida de las Comunidades Negras Afrocolombianas en un sin sabor profundo. Esos acontecimientos reviven procesos pasados de lucha constante, donde las comunidades negras han salido perdiendo.

Uno de estos recientes fenómenos lo representa la Sentencia T-576 de 2014 de la Honorable Corte Constitucional, que ordena al gobierno nacional convocar a todas las expresiones de las comunidades para que designen y conformen un espacio de interlocución directo con el Estado para tramitar todos los asuntos que afecten a la comunidad.  Dentro de esas directrices esta la conformación de un espacio transitorio para adelantar procesos de Consultas Previas con las comunidades en sus respectivos territorios. La protesta de las mujeres negras del departamento del Cauca para frenar los procesos de mega minería en sus territorios, que marcharon a pie desde el Cauca hasta Bogotá y otro hecho es la construcción y aprobación del Plan Nacional de Desarrollo para el segundo mandato del presidente Santos.


Francia Marquez
Francia Márquez

Para ambos casos el movimiento afrocolombiano del país representado en sus diversas expresiones organizativas realizó unas exigencias puntuales al gobierno; inicialmente le sugirieron al Ministerio de Gobierno que destinaran los medios y recursos necesarios para que la propia comunidad afrocolombiana y el pueblo negro en su conjunto realizaran de conformidad a su cosmogonía y cosmovisión su propio proyecto de vida el cual dentro de los términos legales sería entregado al gobierno para que fuera incluido en el Plan Nacional de Desarrollo; pero después de varias reuniones y de acuerdos incumplidos por el Estado finalmente las comunidades negras están por fuera en estos momentos del Plan Nacional de Desarrollo 2014 – 2018, como si las comunidades negras afrocolombianas en el país no existieran y no estuvieran aportando al desarrollo del país.

Referente a la Sentencia T-576 de 2014 el movimiento afro también le sugirió al gobierno tomar en cuenta las directrices de las propias comunidades para construir el cronograma de asambleas departamentales y poder así dar cumplimiento a lo ordenado por la Corte Constitucional, pero, sin embargo, el gobierno en cabeza del Ministerio del Interior programó las asambleas departamentales en su mayoría de forma arbitraria y sin tiempo considerable para que las comunidades se preparasen y dieran a profundidad los debates sobre los alcances de dichas decisiones. En algunos departamentos el gobierno adelantó las fechas de las asambleas sin la autorización de las comunidades y las mismas se realizaron sin la participación de la mayoría de los Consejos Comunitarios y Organizaciones Étnicas de la zona; todo esto llevo a que la comunidad no tuviera pleno conocimiento de la Sentencia de la Corte y de los alcances de la misma.

En medio de este desalentador panorama para las comunidades negras afrocolombianas, se revivieron nuevas heridas, generadas por la lucha y la defensa de la vida y el territorio de las comunidades negras, una de esas heridas son las constantes amenazas de muerte que sufren de forma permanente cientos de mujeres negras en el país.

Hace menos de una semana la hermana Francia Márquez, una luchadora incansable por el buen vivir de los pueblos negros tuvo que salir huyendo de su tierra en el Cauca, porque se intensificaron las amenazas en su contra, ella había participado el mes pasado en la marcha en contra de la minería ilegal en el Cauca con otras mujeres negras que llegaron a Bogotá a exigirle al gobierno poner fin a la destrucción de nuestros territorios.

Las exigencias de las mujeres negras por el cese de la minería ilegal en sus territorios son con justa razón, debido a que estos procesos extractivos están afectando de forma negativa la vida social y comunitaria de sus habitantes, además, los procesos de minería legal tampoco están siendo desarrollados de la mejor manera, inicialmente porque el gobierno expide las licencias y permisos de explotación sin contar con el aval de las comunidades asentadas en sus territorios, vulnerándolos el derecho a la autodeterminación; y segundo, porque en la mayoría de los casos las licencias para la explotación minera son entregadas a multinacionales, y no a mineros tradicionales de la región, esto hace que las riquezas de los territorios no sean aprovechadas por sus propios habitantes. Todos estos procesos ubican en condiciones de desventaja a las zonas donde estos procesos de mega minería se realizan; pero no sólo son las desventajas socioeconómicas y ambientales que vulneran los derechos de las comunidades negras en sus territorios, sino, también los procesos de violencia, que en algunos casos traen consigo esas explotaciones mineras. Son a todos esos fenómenos negativos de la minería y los diferentes megaproyectos a los que las mujeres negras de todo el país le han hecho frente, y por ello han tenido que sufrir las más inimaginables persecuciones armadas y violentas, por querer defender el derecho a su territorio, el derecho a vivir libres y en paz.



Al igual que la hermana Francia en Colombia son cientos los casos de mujeres negras que por defender el territorio de las comunidades negras son amenazadas, asesinadas y desaparecidas; otra de esas guerreras incansables, desterrada por la violencia muchas veces, es la hermana Delis Palacios Herrón sobreviviente de la masacre de Bojayá, quien desde mucho antes de haberse recuperado de las heridas físicas que esa masacre le dejó, emprendió la tarea de contribuir con la dignificación del territorio Bojayaseño.

Francia y Delis han tenido que salir varias veces de Colombia y del continente americano para resguardar sus vidas; pero, pese a las constantes amenazas y atentados en su contra, estas mujeres continúan luchando por la defensa de los territorios de los pueblos afros, continúan creyendo en que algún día los territorios de las comunidades negras en Colombia no serán más el epicentro de la guerra.

Los antecedentes que hemos tenido en Colombia respecto a las mujeres negras amenazadas o desplazadas por la violencia constante que vive el país han sido muy dolorosos y han terminado con el asesinato de nuestras lideresas, un ejemplo de ello, es el caso de la hermana Ana Fabricia Córdoba, mujer desterrada de la violencia infinitud de veces, que le toco ver morir a su esposo, hijos, hermanos, quien fue asesinada hace mas de dos años y después el último de sus hijos también fue asesinado. Ana Fabricia al igual que Delis y Francia, luchó por la defensa del territorio de las comunidades negras, defendió el derecho natural de los pueblos negros a vivir con dignidad, pero finalmente la violencia acabo con ella y con toda su familia. A la fecha todos los hechos de violencia ocurridos a Ana Fabricia Córdoba y a toda su familia no han sido esclarecidos, los responsables no han sido identificados, ni juzgados y aún el gobierno no ha asumido su responsabilidad por no haber hecho todo lo necesario para atender de manera oportuna y eficiente las exigencias de la lideresa Ana Fabricia.


Delis Palacios Herron

Así como Delis y Francia, las mujeres negras están en el centro de la violencia que vive el país, inicialmente porque son las mujeres negras las mas afectadas con las incursiones armadas que tienen lugar en los territorios afros, debido a que los diferentes actores armados las convierten en trofeos de guerra y porque se les flagela de múltiples formas, son estas las que sufren por los asesinatos de sus padres, esposos e hijos. En los territorios ancestrales de las comunidades negras, han sido las mujeres negras quienes durante siglos han mantenido vigente el legado cultural y ancestral afrodiásporico; y a su vez la mujer negra ha estado constantemente apostándole a la terminación de la violencia. Una muestra de esa voluntad de paz férrea de las mujeres negras se vio reflejada recientemente con la aceptación de la hermana Delis y la hermana Francia en asistir a La Habana – Cuba para en calidad de víctimas del conflicto armado del país, seguir apostándole a una paz verdadera.

Para nadie es un secreto que gran parte de la guerra que se libra en Colombia tiene su desenlace en los territorios mayoritariamente habitados por las comunidades negras, y que en términos proporcionales las comunidades negras ponen una alta cuota de muertos y de desplazados también, y que del total de las personas desplazadas del pueblo negro mas de la mitad son mujeres.

Pero a la violencia Estatal, sistemática y congénita del país que flagela a las mujeres negras se le suma también la violencia doméstica o intrafamiliar que agudiza la difícil situación de nuestras mujeres. En los últimos sondeos sobre violencias de género o doméstica se habla de que en el departamento del Chocó está el mayor porcentaje de mujeres que son maltratadas por sus parejas, diariamente se lee o escucha en Mario en tu Radio, y en el Chocó Siete Días sobre mínimo una mujer negra golpeada o asesinada a manos de su pareja; lo cual obliga necesariamente a pensar en qué momento el hombre y la mujer negra dejaron de ser compañeros de lucha y el hombre negro aprendió a maltratar a su compañera de lucha. Es así como las mujeres negras son las mas afectadas por la violencia armada que vive el país y por la violencia doméstica

Aunque en el proceso de esclavización la violencia física contra los hombres y las mujeres africanas y sus descendientes eran una constante, fue precisamente, el amor y el respeto mutuo, entre el hombre y la mujer negra lo que permitió que el pueblo negro sobreviviera a esos vejámenes; por ello no deja de ser curioso que en términos generales la mujer negra sea la que mayor violencia recibe por parte de su pareja.

Tendríamos que preguntarnos qué paso y comenzar a generar nuevos imaginarios en el hombre negro, en donde la mujer negra vuelva a ser considerada por él como lo que es y siempre ha sido, su aliada incondicional, una guerrera incansable por la dignificación de los territorios de las comunidades negras y de la sociedad colombiana en general.


Leidys Emilsen Mena Valderrama


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