¿Somos Negras o Afrodescendientes? Al final, nosotras que somos investigadoras, modistas, educadoras, escritoras, madres, etc. tenemos que contestar día a día a esta pregunta.
Negra, Mulata, Negroide, todos sustantivos utilizados para calificar racialmente pueblos de origen africano, palabras desarrolladas por los europeos. No deja de ser irónico, el occidente que ha construido la idea de individuos, al pensar y clasificar a los africanos y otros pueblos no europeos, los han visto como una raza. Por lo tanto, los occidentales y los blancos solamente fueron racializados, cuando esta noción les confirió legitimidad como súper-hombres, pues ellos se miran como la suprema expresión de lo que hay de humano en la tierra, los otros, son cruces o perteneciente a una raza cualquiera y por eso mismo, pudieron ser expropiados, asesinados, esclavizados y adjetivados biológicamente como animales.
La pregunta que debemos hacernos es si necesitamos seguir presos a los marcos intelectuales del siglo XIX. Si es correcto imaginar la solidaridad entre africanos y sus descendientes como algo natural y fruto de una atribución de rasgos y valores morales a determinados grupos raciales. Uno no nace negro, pero es educado violentamente para serlo. Nuestros mayores conflictos ocurren cuando decidimos que no queremos ser y existir en los términos del opresor. No deseamos ponernos las gafas cargadas de estereotipos que nos oprimen y llevan nuestras poblaciones muchas veces a la muerte o a la locura.
Comprendemos, cuando líderes como Marcus Garvey, W.E.B Du Bois o Kwame Nkruma se han apropiado de la raza para construir un discurso capaz de enfrentar el racismo y el colonialismo, y esos discursos fueron construídos a través de las herramientas conceptuales disponibles en su tiempo, y contaron con una gran capacidad de movilización.
Sin embargo, en este siglo, los pueblos del sur del mundo no necesitamos de los mismos instrumentos pues ya hemos aprendido que traen dentro de sí la reificación de nuestra propia opresión. Por esta razón, muchas personas de la diáspora africana, han elegido llamarse afrodescendientes, pueblos que viven una pluralidad de modos y maneras de ser y estar en el mundo, llevan en común nuestro origen africano y rastros culturales.
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Aunque parezca simplemente un juego de palabras para algunos, o la negación para otros, lo que estamos proponiendo al final, es el cambio de una de las más terribles invenciones de la modernidad, la idea que ha naturalizado el concepto de raza, la creencia que algunos grupos de seres humanos no son identificados por su producción cultural o social, si no por su color de piel. Queremos que nuestra vida y muerte no sean definidos por nuestro nacimiento.
Como tienen la costumbre de afirmar los historiadores estamos en uno de esos momentos de la historia de la humanidad en que uno mira al pasado en diálogo con su presente, y lucha por las herencias que quiere dejar para el futuro. En nuestro caso un entrelazamiento de lo cual todos, afros y no afros deben comprometerse. Ahora Afroféminas trae en su rol la oportunidad de dejar para el mundo experiencias afros mucho mejores de las que hemos vivido y el profundo deseo de reinventarse.
Cristiane Mare da Silva
Mestranda da Puc/SP, Especialista em língua e literatura castelhana, Pesquisadora associada do Cecafro Puc-SP, Pesquisadora associada do núcleo de estudos Afro-Brasileiros Udesc, Secretária de Mulheres da Unegro de Santa Catarina.
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