domingo, febrero 16

Hablar de Europa en América: “El sueño americano”


Hablábamos con una conocida acerca de la historia de nuestras familias, y obviamente dentro de sus linajes consideraba tener sangre europea, aunque no recordaba ni conocía de dónde venían el resto de sus ancestros. Esta supuesta certeza con sazón de incertidumbre es algo muy común en la construcción de las identidades en Argentina.

Esto me lleva a unir cabos y comenzar a leer cuantos testimonios he escuchado relatando acerca de sangre europea en territorio latino, de hecho, en la mayoría de los casos quienes solo se conoce la ascendencia devenida de europea y al llegar el momento de contarlo lo hacen con orgullo de pertenecía.

Pues este articulo esta direccionado a preguntarnos qué otras sangres están en las mayorías de Latinoamérica que no son nombradas. ¿Por qué preguntarse que no es nombrado? Y es que… lo que no es nombrado deja de existir, realmente es penoso que la sangre negra e indígena que forma nuestro pasado y condiciona nuestro presente “no exista”.

De este modo, si no reconocemos-nombramos de donde realmente somos, dejamos de existir, ya no somos ni de aquí ni de allá, seriamos parias sin historia ni procedencia. Mi abuela dice que “árbol sin raíces fuertes no puede crecer fuerte” y es una clave para mirar hacia el futuro con certeza y claridad.

Bueno y ante este panorama el ideal del “sueño americano” es un suceso que marca el curso de Latinoamérica, que engloba el ensueño de un modelo de progreso o evolución social de la mano de una supuesta igualdad de derechos y dibuja un modelo estandarizado del ciudadano americano. ¿Qué quiero decir con estandarizado?, muestro que ya no importa de dónde vienes, sino que importa las posibilidades que tengo de ser igual a todos los ciudadanos.

Las diferencias, las procedencias étnicas, las costumbres, las formas de vida ya no importan ni son válidas. Así, el llamado «sueño americano» que persiguieron/persiguen los estadounidenses y los inmigrantes se basa en la idea de que cualquier persona con habilidad, deseo y perseverancia puede llegar a la cima.

Podríamos decir que en este esquema de igualdad social se dibujó con patrones de igualdad y progreso, en una realidad de segregación y desigualdad social. Por lo cual quienes accedieron a los diferentes capitales en América validan y validaron su precedencia (ya que el dibujo de ciudadano anhelado intentaba asemejarse al ciudadano europeo), cuando quienes no accedieron a este privilegio quedaron atrapados en la meritocracia de ganar su posición con trabajo y negando su procedencia.

Esta herida nos hace negar que no solo somos ciudadanos modelos de esta supuesta mezcla de igualdad americana, sino que además resulta en la negación de otras identidades dentro del territorio. Con ello nadie quiere colocarse por fuera del anhelo de ser parte de este crisol de razas que propone el “sueño americano”.

Las sangres no hacen a la diferencia, sino la mirada que colocamos sobre ellas.


Ada Juncos

Estudiante de Antropologia Social – Activista en la recuperación de saberes Afro Originarios 



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