Desde Afroféminas, observamos con escepticismo la reciente presentación del presidente Pedro Sánchez acerca de un programa de migración «legal y segura» dirigido a África, ya que estamos convencidas que estas iniciativas, en lugar de evidenciar una relación justa entre continentes, perpetúan dinámicas de explotación y dependencia. A pesar de que la narrativa oficial habla de «oportunidades» y «movilidad del talento», lo que realmente se evidencia es una táctica que emplea los cuerpos y la mano de obra de las personas migrantes, especialmente de las mujeres africanas, para satisfacer las demandas económicas. de los países ricos, sin garantizar derechos completos ni abordar las causas subyacentes.
Como ya hemos denunciado, el modelo circular de migración sugerido por Sánchez, que resalta la capacitación y el regreso, se asemeja mucho a las iniciativas que han fracasado antes. Los trabajadores temporales, al igual que los jornaleros españoles en Francia hace décadas, enfrentan una explotación sistemática: largas jornadas, carencia de derechos laborales y exclusión de la integración social. En este modelo, los migrantes africanos no son considerados como individuos con derechos, sino como una mano de obra prescindible, empleados para cubrir vacantes en áreas esenciales y luego regresados a sus naciones sin oportunidad de asentamiento ni progreso personal.
La hipocresía de la «igualdad»
Discutir una relación «de igual a igual» mientras se establece un sistema que mantiene la dependencia económica de los países africanos mediante remesas y la explotación laboral es un evidente ejemplo de colonialismo moderno. Estas políticas no abordan las causas fundamentales de la migración, tales como los conflictos bélicos, el cambio climático o la pobreza, provocados frecuentemente o intensificados por intereses de Occidente. Por el contrario, se emplea como una táctica para manejar la migración de manera que únicamente favorezca a las naciones adineradas, sin un verdadero compromiso con el bienestar de los trabajadores migrantes o el progreso de los países de origen.
Desde el afrofeminismo
Desde una perspectiva afrofeminista, no podemos ignorar el enorme impacto que este tipo de políticas tendrá sobre las mujeres africanas. Frecuentemente confinadas a empleos de baja remuneración en áreas como el cuidado o la agricultura, las mujeres migrantes enfrentan una doble vulnerabilidad: por ser migrantes y por su género. La escasez de integración social y los patrones migratorios las expondrán a condiciones de explotación laboral y violencia, tanto en los países de llegada como al regreso a sus países de origen.
Mientras Sánchez habla de «compartir la buena situación económica de España», las regiones receptoras seguirán considerando a los migrantes como competidores, sin abordar el racismo estructural que ya permea la sociedad. Este modelo mantendrá la precariedad de los migrantes y endurecerá las dinámicas de desigualdad en los dos extremos del proceso migratorio.
¿Qué es lo que realmente necesitamos?
Desde Afroféminas exigimos políticas migratorias que valoren la dignidad de las personas y no transformen a los migrantes en mercancías:
-Enfocarse en las causas estructurales de la migración en lugar de simplemente manejarla.
-Asegurar la plena protección de los derechos laborales y sociales para los migrantes, sin importar su estatus.
-Fomentar la inclusión social auténtica para enfrentar el racismo y la xenofobia. Esto incluye castigar con dureza los delitos de odio y cualquier tipo de discriminación.
El plan presentado por Sánchez, en lugar de representar un acto de equidad y justicia, es una renovación del antiguo modelo colonial, en el que África continúa siendo explotada bajo nuevas apariencias. Las palabras no son suficientes; Requerimos medidas que coloquen a las personas en el centro, en lugar de a las ganancias económicas. África no requiere ser rescatada; necesita reconocimiento y compensación.
Afroféminas
Descubre más desde Afroféminas
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.