Sólo tengo dieciséis años, así que como muchas otras chicas de mi generación me crié con las princesas Disney. Me gustaban las princesas, pero, nunca podía encontrar una en la que verme reflejada.
Para cuando yo tenía seis años las únicas princesas con las que podía encajar de alguna manera conmigo eran Pocahontas (nativa americana) y Jasmine (Indú).
Recuerdo perfectamente aquella vez en la que estaba jugando con las niñas de mi barrio a las princesas y yo quería ser Ariel porque me gustaban las sirenas, y sus respuestas fue ‘pero tú no eres blanca’. Aquello fue una de las muchas veces en las que me sentí incómoda con mis orígenes.
Pero, todo cambió en 2009 cuando Disney creó a Tiana, la primera y única princesa negra hasta el día de hoy, que no sé si sea casualidad o no, pasa la mayor parte de la película transformada en un animal.
Aún así, sentí algo inexplicable con Tiana, por primera vez podía sentirme como una princesa, sentía que importaba y que ya no era invisible. Y no son sólo cosas que me pasan a mí, recuerdo perfectamente cuando a un amigo mío negro, se le iluminaban los ojos en el cine con la nueva película de Stars Wars con el protagonista afro. También aquella vez que a mi sobrina le regalaron una muñeca negra con el pelo igual que ella, su respuesta fue ‘¡Tiene el pelo igual que yo,somos bonitas!.
Aunque cada vez haya más diversidad, nos falta un largo camino por recorrer. A continuación, voy a poner un ejemplo para poder explicarme mejor:
Estas en clase y a la profesora se le ocurre la idea de que cada niño, tiene que hacer un dibujo de sus amigos.
Los niños empiezan a dibujar con entusiasmo y con ganas de ver los dibujos que hicieron de ellos. Para cuando están terminando,te das cuenta de que los niños populares tienen más dibujos que el resto y que tú no tienes ninguno. La profesora también se da cuenta y le pide a alguien que haga un dibujo de ti.
Para tu horror el «graciosillo» de tu clase,se encarga de esa tarea y hace una caricatura de ti, a los demás les hace gracia pero a ti no, te sientes mal.
Entonces, la profesora le pide al «niño bueno» que haga el dibujo. Hace el dibujo pero el resultado se ve forzado, es un dibujo corriente de un niño con una camiseta del mismo color que la tuya, no tiene ni espíritu ni alma. Muy avergonzada, le pides a tu profesora si puedes hacerte a ti mismo.
Después de clase, tus compañeros se enfrentan a ti y te preguntan «¿Por qué tenías que exagerarlo tanto?, el primero era gracioso y el segundo estaba bien» «Algunos niños solo recibieron uno o dos dibujos… ¿O a caso te crees especial?.»
Así es como reaccionan cada vez que menciono la falta de diversidad con personas que no son negras. Piensan que simplemente exagero y no es para tanto. No se dan cuenta de que cuando representan a los negros en la televisión, muchas veces se ve claramente cuando ponen forzosamente a una persona negra o cuando la ponen sólo para causar risa. Normalmente son los que tienen una escena y mueren. La mayoría de las veces se les representa de una manera violenta en el típico barrio del Bronx o en un ghetto, como personas a las que hay que tenerles miedo. Y en cuanto a las mujeres se las representa como personas ruidosas y maleducadas, si no son niñeras ni nodrizas o sino simplemente como prostitutas.
Pero a pesar de todo, doy gracias porque tengo a Lupita Nyongo, Oprah, Viola Davis, entre otras, en las que de alguna manera puedo verme reflejada y las que me hacen sentir que soy valiosa y que podré llegar a ser lo que yo quiera.
Koulé Coulibaly
Una joven africana con la ilusión de vivir en mundo en el que se le juzgue por la actitud y no el color de la piel.
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Y eso que nunca llegaron a venderte el dichoso «color piel» para hacer dibujos de personas. Era un color que se asemejaba a la piel del mestizo (blanco-indígena), mientras que ellos pintaban a los de nuestra piel con lápiz de mina gris.