¿Dónde termina mi raza y dónde empiezo yo?
A veces dejo que otros decidan mi identidad, otras me pinto los labios de rojo y escribo. Lo hago porque siento que si lo que dejo en el papel realmente merece la pena mata o revive, y me parece de mala educación hacerlo sin un beso.
Hay veces en las que me mato sola, en ocasiones a otras personas y normalmente a la idea que tengo de otras personas. El problema del último caso es que siempre me quedan palabras por decir, siempre se me queda una disculpa en la comisura de la boca que no doy porque se que no me corresponde pero duele como una bala alojada en el corazón que nunca llega a explotar. Así que tengo una carta, para las personas que creía que me acompañarían durante todo el camino pero que han resultado ser una parte del propio camino.
Amor:
Nunca se cómo empezar a decir a...



















