Cabello Afro, una negra que resiste
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Mi cabello más que un accesorio, es mi herencia y aceptarlo me liberó. Descendiente de negros, nací a pesar de todos los rezos de mi mamá, con el cabello malo. Abundante, de hebra fina y rizado, mi cabello se convirtió en el dolor de cabeza de mi mamá, que se entregaba en jornadas de casi tres horas a la tarea de lavarme, desenredarme y peinar mi cabellera negra, de manera religiosa todas las semanas, quedando la tarea diaria, mucho más sencilla, de peinarme mis moñitos, trencitas, colas, y el sin fin de peinados infantiles apropiados para el domado de mi melena.
Así transcurrió mi infancia, sentada en un banquito con olor a aceite de ricino, con templones de cabello, distraída en interminables jornadas de peinado. Mi cabello al ser tan a...









