
Aquí te damos seis ideas que desmontan el feminismo blanco hegemónico, entendiendo que este ha sido históricamente excluyente y ha priorizado las voces y luchas de las mujeres blancas, dejando de lado a las mujeres racializadas. Estas son algunas de las críticas que se le han hecho desde perspectivas feministas interseccionales y decoloniales:
1. La invisibilidad de las mujeres negras y racializadas en las luchas feministas
El feminismo blanco hegemónico ha tendido a centrarse en las experiencias y necesidades de las mujeres blancas, dejando de lado las realidades de las mujeres negras, indígenas y mestizas. Este enfoque, históricamente, no ha tenido en cuenta cómo el racismo estructural y la colonialidad afectan de manera diferente a las mujeres racializadas. Por ejemplo, el sufrimiento de las mujeres negras en Europa o América Latina no es el mismo que el de las mujeres blancas, ya que estas últimas no enfrentan discriminación racial además de las desigualdades de género.
2. El feminismo blanco se enfoca en «problemas universales» que no lo son
Muchas veces, las luchas del feminismo blanco hegemónico se centran en cuestiones que no afectan de igual forma a las mujeres racializadas. Problemas como la brecha salarial, el acceso a la educación o la violencia de género son abordados sin tener en cuenta la intersección de la raza, clase y etnia. Las mujeres negras y racializadas enfrentan formas específicas de violencia (como la violencia policial o el encarcelamiento masivo) que no son suficientemente visibilizadas por el feminismo blanco, cuyo discurso tiende a universalizar las experiencias.

3. La negación de las luchas anticoloniales
El feminismo blanco hegemónico ha ignorado o minimizado las luchas anticoloniales y decoloniales que las mujeres negras, indígenas y mestizas han liderado. Estas luchas, además de buscar la igualdad de género, combaten por la liberación de los pueblos oprimidos por el colonialismo. En el caso de las mujeres negras, el feminismo blanco no ha abordado el legado colonial que ha resultado en un sistema global que sigue subyugando a las comunidades racializadas, tanto en el contexto histórico como en el actual.
4. La apropiación de voces y discursos de mujeres racializadas
A lo largo de la historia, el feminismo blanco ha tomado las ideas, las luchas y las voces de las mujeres racializadas sin reconocer el esfuerzo y el dolor de las comunidades de color. Las ideas de pensadoras y activistas negras, como bell hooks, Audre Lorde o Angela Davis, han sido clave en la construcción de teorías feministas y en la lucha contra la opresión. Sin embargo, a menudo el feminismo hegemónico se ha apropiado de estas ideas sin darles el crédito correspondiente ni reconocer las especificidades del racismo sistémico que ellas abordan.
5. El «feminismo de mercado» y la colonización de las luchas
El feminismo blanco hegemónico, demasiadas veces, se ha visto cooptado por el capitalismo y las grandes instituciones. El marketing feminista, que promueve productos de consumo con el eslogan de «empoderamiento femenino», ignora las luchas de las mujeres de racializadas, reduciendo el feminismo a un producto vendible que no cuestiona el sistema que genera las desigualdades. Este tipo de feminismo no desafía las estructuras de poder ni de clase, ni de racismo, y acaba sirviendo a intereses capitalistas más que a la justicia social.
6. El patriarcado blanco como norma universal
El feminismo blanco ha sido cómplice en la construcción de un modelo de mujer que responde a los estándares occidentales, blancos, heteronormativos y de clase media. Este modelo es presentado como la norma, mientras que las mujeres racializadas son vistas como “exóticas” o «otras». Las luchas feministas deben ser diversas y reconocer las experiencias específicas de las mujeres que no encajan en este molde, en lugar de forzar a todas a cumplir con el mismo ideal normativo de la mujer blanca, delgada, y de clase media.
Estas críticas no buscan deslegitimar la lucha feminista, sino más bien señalar las formas en que el feminismo blanco hegemónico ha excluido y silenciado las voces de las mujeres de racializadas, especialmente las negras, y cómo es necesario un feminismo más inclusivo, interseccional y global para abordar las múltiples opresiones que enfrentamos.
Redacción Afroféminas

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