viernes, marzo 28

Sin mujeres negras, el feminismo está incompleto


Cada 8 de marzo, el mundo conmemora el Día Internacional de la Mujer, una fecha para reflexionar sobre los logros, luchas y desafíos que las mujeres han enfrentado a lo largo de la historia. Sin embargo, esta conmemoración suele centrarse en las experiencias de las mujeres blancas y eurocentristas, dejando en un segundo plano a las mujeres negras y racializadas, quienes enfrentan una doble opresión: el machismo y el racismo, lo que hace que sus luchas sean aún más complejas y, muchas veces, invisibilizadas. 

Las mujeres negras han sido fundamentales en los movimientos feministas y de derechos humanos, pero su participación ha sido sistemáticamente ignorada en la narrativa hegemónica del feminismo. 

Figuras como Sojourner Truth, quien en 1851 pronunció su famoso discurso ”¿Acaso no soy una mujer?”, denunciando la exclusión de las mujeres negras en la lucha feminista; Angela Davis, activista y académica clave en la intersección del feminismo y el antirracismo; Audre Lorde, poeta y ensayista que denunció el racismo dentro del feminismo blanco; Lélia Gonzalez, impulsora del feminismo negro en América Latina; y María Remedios del Valle, heroína afroargentina que luchó en las guerras de independencia, son solo algunos ejemplos de mujeres negras que han desafiado la opresión de género y raza. 

A pesar de sus contribuciones, sus nombres rara vez aparecen en los discursos predominantes del feminismo, que muchas veces se centran en las experiencias de las mujeres blancas de clase media, dejando de lado las demandas específicas de las mujeres negras y mujeres racializadas. Esta exclusión histórica se refleja en la forma en que se conmemora el 8 de marzo: a menudo se invisibilizan problemáticas como la violencia racial, la desigualdad económica, la falta de acceso a la educación y la salud, y la hipersexualización de los cuerpos. 

El feminismo que no incluye las experiencias de las mujeres negras y racializadas es un feminismo incompleto debido a que para que el 8 de marzo sea realmente significativo, es esencial reconocer que la opresión de las mujeres no es homogénea. 

Las mujeres negras no solo enfrentan brechas salariales por género, sino también por raza. No solo son víctimas de la violencia de género, sino que también sufren brutalidad policial, mayores índices de pobreza y racismo institucional. No solo luchan por el derecho al aborto, entre otras cuestiones, sino también por el acceso a una atención médica digna y libre de discriminación. 

El feminismo blanco suele celebrar el derecho al voto como una gran conquista de las mujeres. Sin embargo, pocas veces se menciona que, en muchos países, este derecho se obtuvo primero para las mujeres blancas, mientras que las mujeres negras tuvieron que esperar varias décadas más para ejercerlo:

En Estados Unidos, por ejemplo, en 1920 se aprobó la Enmienda 19, otorgando el derecho al voto a las mujeres, pero esto solo aplicaba a las blancas. Las mujeres negras, al igual que otras mujeres racializadas, como las indígenas y latinas, no pudieron votar libremente hasta el año 1967, debido a las leyes de segregación racial y los múltiples obstáculos que se les imponían, como los impuestos electorales y las pruebas de alfabetización. 

Esta falta de poder político también tuvo consecuencias en sus vidas privadas. Muchas mujeres negras fueron silenciadas dentro de sus hogares, ya que sus parejas alegaban que debían mantenerse unidos para enfrentar la opresión racial, lo que, en muchos casos, perpetuó la violencia doméstica y la falta de autonomía. 

Recordar que el Día de la Mujer no es solo de las mujeres blancas, sino también de las mujeres negras y racializadas, no significa dividir el feminismo, sino fortalecerlo. Implica reconocer las distintas formas en que el patriarcado y el racismo afectan a diferentes grupos de mujeres para trabajar en conjunto y construir un futuro más equitativo. 

Es momento de abrir espacios de escucha, educarnos sobre la historia de las mujeres negras en el feminismo, apoyar sus luchas y visibilizar sus voces. 

El 8 de marzo es de todas y solo será un verdadero acto de justicia si es feminista y antirracista.


Yovanna Blasco López

Nacida en La República Dominicana. Escritora, activista y luchadora por los derechos humanos. Estudiante de Traducción y Mediación Interlinguisitica.

Instagram: @_melaninwoman_

Email: yovibl@outlook.es Interesada en la igualdad de los derechos humanos y comprometida con la concienciación sobre las personas negras, el racismo y la cultura afro.



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