Las mujeres negras no reciben flores
Escribí este texto un poco después de decidir terminar con mis viajes de mochila y regresar a Brasil. Fue en 2019 y estaba sentado en la silla de un salón afro, en la ciudad de Santiago de Chile, trenzando mi cabello con una peluquera haitiana que era todo menos delicada. Fue el comienzo de la ruptura de un silencio que todavía se está deconstruyendo. Desde que escribí este texto me permito hablar más cada día sobre todo lo que no me gusta, cortar comportamientos que no merezco y exponer más mis problemas en un intento de romper esta cruel lección para la que nací.
Vayamos al texto:
Descubrí que mi viaje terminó, para mi corazón y mi cuerpo. Empecé a sentirme muy cansada y ya no disfrutaba de las ciudades de la misma manera. Pensé: ¡estoy cansado de viajar! Este es el momento de para...