sábado, noviembre 8

7 mitos sobre el racismo en España que hay que desmontar ya

Durante años, en España se ha repetido la idea de que «aquí no hay racismo», como si fuera un problema ajeno, importado o exagerado. Sin embargo, la realidad contradice ese relato cada día en los controles policiales por perfil racial, en los medios de comunicación, en el acceso a la vivienda o en la manera en que se trata a las personas negras, gitanas o migrantes en la vida cotidiana. El racismo en España es estructural. Y para enfrentarlo, lo primero es desmontar los mitos que lo sostienen.

1. «En España no hay racismo, solo clasismo»

Una de las frases más repetidas para negar la existencia del racismo. Pero el color de piel sí marca una diferencia real en cómo se te trata, las oportunidades que tienes y el modo en que se te percibe. El clasismo no explica por qué los controles policiales se hacen mayoritariamente a personas racializadas, ni por qué se asocia lo negro con lo peligroso o lo inferior. El racismo no es un malentendido. Es un sistema de poder.

2. «Aquí todos somos mestizos»

La mezcla cultural o genética no borra las jerarquías raciales. Decir que «todos somos mestizos» es una forma de neutralizar el conflicto y negar las desigualdades. España ha construido su identidad moderna sobre la blanquitud, y quien no encaja en ese molde sigue siendo tratado como «el otro», aunque haya nacido aquí.

3. «El racismo es cosa de Estados Unidos»

Nada más lejos de la realidad. España tiene un pasado colonial profundo, vinculado al comercio de personas esclavizadas y a la expansión imperial. Ese legado no ha desaparecido. Se convirtió en prejuicios, estereotipos y políticas que aún hoy condicionan la vida de millones de personas racializadas. El racismo español no necesita capuchas ni pancartas. Se disfraza de cordialidad, silencio y paternalismo.

4. «Yo no soy racista, no veo colores»

Decir «no veo colores» es una forma de borrar las experiencias de quienes viven el racismo. Ver el color importa. Reconocer las diferencias y los privilegios es el primer paso para construir una sociedad más justa. Negar el racismo no lo elimina. Lo perpetúa.

5. «Las personas migrantes vienen a quitarnos el trabajo»

Mentira. Las personas migrantes sostienen los sectores esenciales de la economía española en cuidados, agricultura, hostelería y limpieza. Son trabajos invisibles y mal pagados, precisamente porque el racismo permite que se normalice su precariedad. No vienen a quitar nada. Vienen a aportar. Lo que falta es justicia.

6. «El racismo solo existe si hay insultos»

El racismo no siempre grita. A veces sonríe. Se manifiesta cuando no te alquilan una casa, cuando te exigen más títulos para el mismo puesto o cuando tus hijos son los únicos «evaluados por su comportamiento» en el colegio. El racismo estructural opera de forma silenciosa, cotidiana y normalizada. No necesita insultos para dañar.

7. «En España hay igualdad de oportunidades»

Legalmente sí. En la práctica, no. Las estadísticas sobre empleo, vivienda y representación política lo confirman. La igualdad formal no es igualdad real. Mientras las personas racializadas sigan siendo la excepción en los espacios de poder, la igualdad será un eslogan vacío.


Desmontar estos mitos ess una necesidad política y ética. España necesita mirarse al espejo con honestidad, asumir su historia colonial y entender que el racismo no se combate con discursos de tolerancia. Se combate con cambios estructurales, representación real y reparación histórica. Nombrar las cosas por su nombre no divide. Repara.

Redacción Afroféminas



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