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martes, marzo 19

«Todos tenemos el negro detrás de las orejas»

En la República Dominicana existe un refrán “Todos tenemos el negro detrás de la oreja”, aludiendo específicamente a que todos los dominicanos tenemos en mayor o menor medida raza negra en nuestra genética, si bien no existe ninguna duda de nuestra mezcla racial, existe un preconcepto basado en nuestra entorpecida y sesgada identidad cultural en la que hay rasgos que son aceptados y otros rechazados.

En mi adorado país, el pelo rizo es llamado “pelo malo”, generando una aprensión lingüística y peyorativa al cabello naturalmente más común en nuestro crisol de razas y visiblemente el menos usado entre las mujeres, dándose la paradoja de una sociedad repleta de mujeres de cabello lacio o “bueno” y hombres de pelo crespo. En ese orden de ideas no sorprende encontrarse muy a menudo con situaciones en las que se evidencia la discriminación hacia las mujeres, que orgullosamente portan “pelo malo”.

Es así como día a día se presentan casos de mujeres que NO pueden ir a trabajar con su cabello rizo porque la empresa NO se lo permite, o niñas que tienen el cabello rizo y NO la dejan ingresar a su establecimiento educativo con su cabello suelto, con la excusa de que no es parte del código de vestimenta y aseo que tiene la institución.

Pero lo que sí llama ostensiblemente la atención es que no solo la población en general tiene estos pruritos asociados al tipo de pelo, sino que el Estado Nacional sea parte de este proceso discriminativo.

Recientemente varias mujeres dominicanas durante la renovación de cédula de identidad fueron víctima de burla y compelidas a alisarse el cabello bajo la amenaza de no permitírsele realizar el trámite respectivo hasta no cumplir con esta absurda exigencia de los funcionarios que llevaban a cabo la cedulación, a pesar de ello algunas de estas mujeres, lograron tomarse la foto para la cédula luego de varias horas en el recinto y de recibir comentarios despectivos, a pesar de que estas cumplieron con las normas del documento de dejar ver sus orejas y su frente.

Si retrocedemos en el tiempo y nos vamos al proceso de construcción de nuestra historia podemos dilucidar que la República Dominicana es el primero de los pueblos afrodescendientes del continente americano. Los afrodescendientes son personas nacidas fuera de África que tienen antepasados oriundos de este continente. Según diferentes fuentes, unos 8,4 millones de dominicanos (equivalente al 90% de la población) son de origen africano.

Así que la República Dominicana es uno de los pueblos afrodescendientes de mayor mezcla de culturas y personas venidas del África, mezcladas y sincretizadas en América, así como ligada a la población y cultura española y nativa (indios Tainos).

Los prejuicios y estereotipos provocados y posteriormente establecidos por la colonización española con relación a la población autóctona y a la de origen africano, mezclados o no, van a generar en la conformación de la mentalidad social de los nuevos pueblos una serie de complejos y comportamientos inadecuados en relación a sus identidades sociales y culturales como fruto del desconocimiento de la unicidad de la raza humana, de la multietnicidad y diversidad en América y en el mundo.



Y la negación cultural de la afrodecendecia paso de generación en generación y formo parte de la política de estado, si remontamos a la presidencia del dictador Rafael Leónidas Trujillo, utilizò como sistema propagandístico el racismo ejercido desde el estado iniciando un proceso de limpieza étnica con el argumento de defender la identidad dominicana de la amenaza que representaba la migración haitiana para la cultura y para el “equilibrio poblacional” del país.

El trujillismo impuso duras normas para “mejorar la raza dominicana”, entre ellas:

  1. Restringió casi hasta su inexistencia la presencia de afrodescendientes en el cuerpo diplomático y consular del país.
  2. Restringió la presencia de afrodescendientes en puestos de responsabilidad dentro del alto escalafón militar y en la administración pública.
  3. Impuso el código de la “buena presencia”, mediante el cual se obligaba a las mujeres afrodescendientes a esforzarse por parecerse a las blancas europeas, maquillarse, alisarse el pelo, etc.
  4. Se confiscaron tierras de campesinos afrodescendientes para entregarlas a inmigrantes europeos blancos traídos por la dictadura durante el período de la Segunda Guerra Mundial.
  5. Iniciada la era de la televisión, se restringió la presencia en ella de la población afrodescendiente. Eso marcó durante décadas la presentación de anuncios comerciales para la televisión, pese a que ha habido algunos avances en los últimos años, la televisión y los anuncios comerciales siguen sin corresponderse con la realidad étnica y poblacional del país. De no ser por el paisaje, cuando ves determinados anuncios comerciales parece que estás en cualquier lugar de Europa o Estados Unidos y no en la República Dominicana.

El trujillismo diseñó una política de documentación estadística que continúa vigente hasta nuestros días y que se basa en negar la mayoría negra y afrodescendiente en favor de una supuesta mayoría mestiza de origen taíno y español que se expresa en la asignación del indio como categoría de identificación racial, algo que usted puede apreciar en el documento de identidad de cualquier afrodescendiente dominicano.

Si tomamos como referencia de análisis las palabras del autor Edward Bernays explica cómo, quienes nos gobiernan, moldean nuestras mentes, definen nuestros gustos o nos sugieren nuestras ideas. Y eso puede prevalecer a través del tiempo si no cambian las medidas aplicadas desde el estado para reconocer los derechos de los que ellos consideran una minoría.

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El sociólogo Pierre Bourdieu, aunque parece no haberlo reconocido explícitamente, comparte la postura marxista de la hegemonía de las élites en la imposición de los patrones y símbolos culturales en las sociedades. Por ende, en república dominicana tener el cabello crespo o rizado es denominado como pelo malo, mientras que el pelo lizo sin onda es considerado estéticamente correcto, bello y bueno.

Todo lo destacado anteriormente es una muestra de que la identidad dominicana sobre sus orígenes africanos ha sido construida sobre la negación de la influencia afro en la sociedad dominicana, incluso por decir esto muchos pueden considerar mi artículo pro haitiano, y no en pos de aceptar nuestras raíces culturales. Debemos salir de la confusión, el miedo y la baja autoestima impuesta por una dinámica negacionista y de menosprecio de “lo negro”, sea africano o haitiano.


Melina Schweizer

Periodista Dominico-Argentina, ciudadana y libre pensandora

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