“Es hora de que los padres enseñen a los jóvenes desde el principio que en la diversidad hay belleza y hay fuerza.” – Maya Angelou
Decidí buscar un poco de inspiración en la literatura, ella siempre hace que me reencuentre con mi lado más sensible y quizá más humano.
Después de haber escrito mi primer artículo la semana pasada recibí buenos comentarios pero hubo uno, en especial, que me llamó mucho la atención, aunque no quiero citarlo para que nadie se de por aludido, pienso parafrasearlo un poco: “creo que le podrías llegar a más gente si no escribes tan en primera persona”.
La verdad después de haber leído dichas resonantes palabras, me puse a pensar en aquellos artículos que me hayan marcado más; y adivinen esos fueron los que, como lectora, me interpelaban, me cuestionaban y sobre todo, me hacían sentir empatía con el autor porque estaba escrito desde primera persona. Para mi es como tener una conversación a destiempo con la persona que en algún momento por diferentes circunstancias escribió lo que decidió plasmar en palabras.
Aunque por, mi profesión y oficio, debo leer muchos textos técnicos (Lo cual me gusta, tiendo a ser un poco ñoña lo debo confesar) no se genera la misma magia que con un texto generado desde la realidad de alguien más.
Así que, por esta razón, como mencioné antes, decidí buscar en la literatura algo que pudiera interpelarme lo suficiente para poder escribir algo que pudiera interpelar al que me leyera; después de buscar un rato entre archivos y papeles un tanto desvencijados pude hallar la fuente de mi inspiración: El poema de la escritora Shirley Campbell Barr llamado Rotundamente Negra.
Este hermoso poema, que pueden buscar en el mundo virtual, habla de la auto-aceptación no solamente en el ámbito físico, como la autora menciona en el segundo verso sino en no quedarse callado ante las injusticias, impunidades y vejaciones que muchos grupos de personas se tienen que ver enfrentados todos los días.
El amor a la diversidad se ha ido extendiendo por goteo, debido a que los mismos que son víctimas de la intolerancia y menosprecio, obviamente no todos, se vuelven intolerantes no al hecho del odio, racismo, homofobia, xenofobia, y entre otras formas de intolerancia sino a la diferencia de los demás. El llamado de la diversidad debe ser bilateral y nunca impuesto, eso es algo que debe fluir de forma natural con nuestro ejemplo y acciones contundentes, nunca con más intolerancia debido a que el discurso que usamos de nuestro orgullo, en este caso muy particular, de ser negros, afrodescendientes, o como lo quieran denominar, se diluye a tal punto que pierde su oriente y significado real.
Yo me siento orgullosa de ser afro, de tener cabello grueso y muy rizado pero no por eso alguna mujer afro que se alise es menos afro que yo. El sentirse orgullo de lo que se es viene de un proceso de amor propio y de reflexión que lleva al conocimiento del ser humano, tanto con virtudes como con defectos, que se es y se quiere llegar a ser.
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Si yo pido que me respeten, que me brinden las mismas oportunidades y que no se me juzgue sólo por mi apariencia, no puedo tirar ese discurso a la basura si, al mismo tiempo, no acepto la diferencia de otros grupos con alegatos como “los homosexuales son incapaces de criar en un buen ambiente a los niños, o que las mujeres blancas son simplonas, flacas y sin gracia, o las personas religiosas es una masa acéfala”.
La tolerancia y la diversidad nacen del amor propio y hacia los demás. Si todos pensáramos igual frente a asuntos en los cuales se puede reflexionar y sentir desde distintas ópticas y además si fuéramos como copias fotoestáticas de los demás dónde quedaría el progreso, el crecimiento y el desarrollo de nosotros como sociedad.
Yo me siento orgullosa de lo que soy porque estoy hecha de lo mismo que los demás, pero nuestra esencia es distinta, ésta puede venir en distintos colores, alturas, pesos, idiomas, religiones, doctrinas, etc. Sin embargo cada uno de nosotros somos los mismos en distintos envases.
El mío, por ejemplo, es color café, con rasgos fuertes y un cabello un tanto alborotado por las mañanas y no sólo me hace feliz ser como soy sino que me trae aun más felicidad que los demás puedan ser feliz con el de ellos asimismo que lo puedan expresar libremente.
En otras palabras es poder decir: “Yo soy rotundamente yo en mi envase colorado y tú eres rotundamente tú en tú en el envase que tienes y que hemos decidido aceptar entre todos”.
Termino diciendo que lamento si hice otro texto muy personal, pero creo que el llamado al amor, tolerancia y diversidad, sin importar en qué envases vengan, no puede hacerse desde una óptica imparcial. No puedo decir “Hay que amar y tolerar”, si yo en mi propia realidad no lo hago, tampoco puede decir “Yo me amo por lo que soy y amo que tú te ames por lo que eres”, si vivo señalando y quejándome de mi situación y no lo cambio con mis acciones y ejemplo de tolerancia. Simplemente no lo puedo imponer, tengo que decirlo desde mi propio sentir.
Sólo espero que vivas todos los días aceptando el envase en el que estás y puedas admirarlo mejor estando entre distintos envases.
Aquí les dejo un extracto del poema “Rotundamente negra” de Shirley Campbell Barr:
“…Y me niego absolutamente
a ser de los que se callan
de los que temen de los que lloran
Porque me acepto
rotundamente libre
rotundamente negra
rotundamente hermosa.”
Andrea Catalina Fajardo
Ingeniera Química. (Bogotá, Colombia)
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