miércoles, diciembre 11

4 poemas de Audre Lorde que empoderan


Ella abordó la interseccionalidad antes de que fuera nombrada. Audre Lorde emerge como una de las voces más destacadas del siglo XX. Nacida en Nueva York como hija de inmigrantes granadinos, gran parte de su obra se centra en la urgente necesidad de abordar el racismo, la homofobia y el clasismo. En una industria literaria dominada por voces blancas, es notorio y a la vez inspirador el impacto y la presencia que una poeta lesbiana y negra como Lorde logró alcanzar.

Lorde sucumbió al cáncer despuñes de una dura batalla de 14 años. En 1992 fallecía a la edad de 58 años. Pero hoy no queremos recordar su muerte, sino la luz que produjo para las negritudes su nacimiento, un 18 de febrero de 1934, en Harlem, Nueva York. Aquí te regalamos 4 de sus maravillosos poemas:

1. Who Said it Was Simple

Aunque algo breve, el mensaje detrás de “Who Said it Was Simple” de 1973 es profundo. En sus propias palabras, Lorde relata el racismo que observó dentro del movimiento feminista. Sus derechos son importantes, eso se entiende perfectamente. Sin embargo, estas mujeres blancas no reconocen las dificultades que los negros enfrentan igualmente en su búsqueda de la liberación. Aunque su voz sigue siendo taciturna, inserta fragmentos de sarcasmo en la obra. No todos los que leeran este poema pueden identificarse con la experiencia de una mujer negra, y ella slo pone en perspectiva para esa ellos.

QUIÉN DIJO QUE ERA SIMPLE

Tiene tantas raíces el árbol de la rabia
que a veces las ramas se quiebran
antes de dar frutos.

Sentadas en Nedicks
las mujeres se reúnen antes de marchar
hablando de las problemáticas muchachas
que contratan para quedar libres.
Un empleado casi blanco posterga
a un hermano que espera para atenderlas primero
y las damas no advierten ni rechazan
los placeres más sutiles de su esclavitud.
Pero yo que estoy limitada por mi espejo
además de por mi cama
veo causas en el color
además de en el sexo

y me siento aquí preguntándome
cuál de mis yo sobrevivirá
a todas estas liberaciones.

2. A Woman Speaks

Un tema recurrente en la obra de Audre Lorde es la disparidad en la percepción de las mujeres negras y los esfuerzos personales para definirse sin ajustarse a los estándares sociales. A pesar de abordar las experiencias de las mujeres negras, Lorde plantea la pregunta inevitable sobre si el movimiento feminista podría hacer más para respaldar a las mujeres racializadas.

HABLA UNA MUJER

Marcada de la luna y tocada del sol
mi magia no está escrita
pero cuando el mar retroceda
dejaré atrás mi forma.
No busco favores
intocada por la sangre
implacable como la maldición del amor
permanente como mis errores
de orgullo.
No mezclo
amor con compasión
ni odio con desprecio
y si quieres conocerme
asómate a las entrañas de Urano
donde golpea sin sosiego el mar.

Yo no habito
dentro de mi nacimiento o mis divinidades
no tengo edad y todavía a medio crecer
sigo buscando a
mis hermanas
brujas en Dahomey
que me lucen dentro de sus ropajes recogidos en nudos
tal como llevaba el luto
nuestra madre.

Llevo mucho tiempo
siendo una mujer
más vale que te cuides de mi sonrisa
soy traicionera con magia antigua
y la nueva furia del mediodía
con todos tus holgados futuros
prometidos
Soy 
mujer
y no soy blanca. 

3. The Black Unicorn

«El unicornio negro» examina la relación de Audre Lorde con la feminidad, entrelazándola con imágenes conmovedoras y explorando temas complejos como la opresión, la sexualidad y la africanidad. La libertad sexual y espiritual emerge como un tema recurrente en gran parte de su obra, y en este poema no es la excepción. Una parte apasionante de la composición muestra a Lorde desafiando audazmente la depravación de las deidades que ha llevado al maltrato de las mujeres.

EL UNICORNIO NEGRO

El unicornio negro es codicioso.
El unicornio negro está impaciente.
‘El unicornio negro fue confundido
con una sombra o símbolo
y llevado
a través de un país frío
donde la niebla se burlaba
de mi furia.
No es en su regazo donde descansa el cuerno sino que crece
en lo profundo de su pozo lunar . El unicornio negro es inquieto el unicornio negro es implacable el unicornio negro no es libre.

4. Power

Publicado en 1978, “Power” cuenta la historia de un asesinato en la vida real y su posterior juicio. Desafortunadamente, algunos de los temas de la prosa son aplicables más de 40 años después. El 28 de abril de 1973, Clifford Glover, un niño negro de 10 años, fue asesinado a tiros por el oficial de policía encubierto Thomas Shea en Queens, Nueva York. El 12 de junio de 1974, un jurado compuesto por 11 blancos y un negro absolvió al policía de todos los cargos, lo que dio lugar a días de protestas. Los temas de este poema incluyen la justicia racial, los prejuicios y el racismo.

EL PODER

La diferencia entre la poesía y la retórica
es estar
preparado para matarte
tú mismo
en vez que a tus hijos.

Estoy atrapada en un desierto hecho de heridas a bala
todavía abiertas
y un niño muerto arrastra su rostro negro y destrozado
más allá del horizonte donde acaban mis sueños
la sangre de sus mejillas y de sus hombros perforados
es el único líquido a kilómetros a lo redonda y mi estómago
se revuelve al imaginar el gusto que tendrá, mientras
mi boca dividida en dos labios resecos
sin tener una lealtad o una razón para ello ,
está sedienta de su sangre húmeda
mientras naufragan en la blancura del desierto
donde estoy perdida
sin imaginación ni magia posible
tratando de convertir todo este odio y esta destrucción en un poder
tratando de curar con besos a mi hijo agónico
pero, nadie, salvo el sol limpiará sus huesos con rapidez.

El policía que, en Queens, derribó con un disparo al chico de diez años
estaba a su lado, con sus zapatos bañados con la sangre de él
y una voz dijo: «Muere, pequeño hijo de puta» y
hay videos que prueban esto. En el juicio
el policía dijo que fue en defensa propia:
«No reparé en el tamaño ni en ninguna otra cosa
salvo en el color.» Y
hay videos que prueban esto también.

Hoy día, ese hombre blanco, de treinta y siete años,
con trece de servicio
ha sido puesto libertad por once hombres blancos
que dijeron que estaban satisfechos
porque se había hecho justicia
y una mujer negra que dijo:
«Me convencieron». Esto es:
ellos arrastraron su cuerpo de mujer negra, de un metro veinticinco de estatura,
por sobre los carbones ardientes de cuatro siglos de aprobación del macho blanco
hasta que ella renunció al único poder real que alguna vez tuvo
y decoró con cemento su propia cuna
para construir allí un cementerio para nuestros hijos.

No he sido capaz de palpar la destrucción dentro de mí.
Pero a menos que aprenda a usar
la diferencia entre la poesía y la retórica
mi poder también se corromperá como molde envenenado,
se volverá flojo e inservible como un alambre suelto
y un día tomaré mi enchufe rabioso
y lo conectaré al lugar más cercano,
violaré a una mujer blanca de ochenta y cinco años
quien es a su vez madre de alguien
y mientras la golpeo hasta dejarla sin sentido y le prendo fuego a su cama
un coro griego estará cantando una canción con ritmo del vals:
«Pobrecita. Ella nunca hirió a un alma. ¡Qué bestias son los negros!».

Audre Lorde describió de manera honesta la difícil situación de los negros y de la comunidad queer a lo largo de su obra. Rechazando ser una víctima, primero de la opresión y el racismo, y después del cáncer de mama, su trabajo siempre abogó por la justicia social, allanando el camino para los que vinieron después de ella.

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