En estos días de sobre-representación en la opinión pública de la extrema derecha, y cuando los medios están haciendo su propio manual de «Que no hacer para que crezca la extrema derecha», para acabar haciendo todo lo contrario. Las únicas voces que van quedando no hipnotizadas por la recua de racistas, homófobos y enfadados varios que forman el partido verde-odio VOX, son algunos periodistas con cabeza y algunos medios independientes.
Entre el despiste instalado en la sociedad y en los medios, que dicen que el votante de VOX es transversal, he decidió dar el perfil de un ultraderechista, que básicamente tiene dos cosas, que mezclándose, resultan un cóctel explosivo: prejuicios y resentimiento.
Prejuicios
Un ultraderechista, es fundamentalmente un conjunto de prejuicios, que tienen una base fundamental: la ignorancia. Si sabes algo o has asimilado bien las lecturas, tus prejuicios disminuyen. Hay mucha incultura, o quizás falta de ganas por saber en la extrema derecha. Los mensajes simples y las soluciones fáciles funcionan en mentes poco críticas, que no cuestiona sus prejuicios.
Islam, África, los saltos de la valla, las subvenciones a inmigrantes y asociaciones, el feminismo, la homosexualidad, el aborto, la defensa de los animales y todos los fetiches metidos en el saco de unas conciencias desinformadas y malpensadas, son los temores y odios del grueso de los votantes de estas tendencias en todo el Mundo.
Es sorprendente el papel que han tenido los evangelistas en América Latina (también en España) en la extensión de la ideología ultra. En este caso sus prejuicios van fijados contra la homoxesualidad, la transexualidad, el aborto y todo que tenga que ver con la liberación de nuestros cuerpos. Son muy peligrosos.
Sabemos que había mucha gente en este país esperando que les señalasen en público los culpables que ellos ya pensaban en privado.
Se argumentará que hay gente de extrema derecha que tiene una vasta cultura. Cierto, pero en ese caso influyen otros condicionantes que superan al prejuicio y lo convierten en secundario. Maldad por maldad ha habido siempre.
¿Que es un extranjero para alguien de extrema derecha?
El concepto de extranjero, cuando eres de extrema derecha, es muy amplio, aunque puede reducirse a «todo el que no sea igual a mi». Las formaciones de este tipo en Europa han caminando por la senda de una aparente humanización, aludiendo a que solo van contra los inmigrantes ilegales.
La realidad es que siempre acaban introduciendo en sus programas elementos que privilegian a los naturales (padre y madre españoles) sobre los naturalizados. Lo que vendría siendo el sello de autenticidad. La blanquitud también es esencial, si no eres blanco no puedes ser español.
Además son contrarios a cualquier de iniciativa antirracista, discriminación positiva y niegan cualquier prejuicio en la Justicia, Fuerzas del orden, mundo laboral, etc. Con esto pretenden perpetuar y normalizar por inacción el status quo actual, claramente injusto y racista. El negacionismo es una manera de volver atrás.
El inmigrante es una diana fácil, ya que la extrema derecha en su historia jamás se ha enfrentado a un enemigo fuerte en ningún lugar para alcanzar el poder. Siempre escoge a los débiles, aunque revista sus campañas de un tono épico y de combate. Todo un trampantojo. Son los típicos abusones, atacan al que no tiene posibilidades de defenderse.
Resentimiento
La ahora llamada derecha alternativa, también es un manojo de resentimientos. Hoy en día con las redes sociales estar resentido es casi una profesión, donde el insulto y la descalificación brutal y sin argumentos son la norma común.
Pero resulta llamativo este resentimiento, que es el del niño mimado que quiere que las cosas se le den solo por por ser blanco o varón o heterosexual o religioso.
Un conocido me dijo una vez con toda la cara que le parecía mal que se les diesen un subsidio a los refugiados llegados en el Aquarius. Lo curioso no es esto, que es un discurso muy de la extrema derecha. Lo realmente sorprendente es que me llegó a decir que ¡porque no se lo daban a él y así su mujer dejaría de trabajar media jornada!
A este resentimiento, que yo creo el principal y motor en todo el territorio, se unen los enfadados con las feministas y las leyes contra la violencia de género (total solo le pegué un bofetón), la homfobia, los antitaurinos, los cazadores, etc.
Este tipo de discursos, egoístas, ramplones y poco estructurados son la base de un votante de la extrema derecha.
Vagos, a trabajar
La identificación del tejido asociativo feminista, antirracista, etc con vividores de la subvenciones o simplemente gente que no desea trabajar, es recurrente en todas partes donde estos fenómenos han tenido fuerza.
Esta afirmación falsa, tiene muchos creyentes, incluso fuera de la extrema derecha. El personal conservador piensa que los currantes de verdad son ellos, que se levantan todos los días a levantar el país. Supongo que esto es porque no conciben que haya personas que hagan cosas voluntariamente, y que en la inmensa mayoría de las asociaciones y organizaciones de este país, nadie cobra y que además, oh sorpresa, trabajan para vivir en trabajos tan decentes y precarios como los suyos.
Pero este tipo de cosas funcionan en un ambiente donde las mentiras son acogidas con ganas. Es más aquello de «quiero creer», que realmente personas a las que les interese la verdad.
Sin complejos. El resentimiento ya no mancha.
La extrema derecha política y que se presenta a elecciones tiene tanto éxito porque da una apariencia de normalidad a los que son discursos de odio. Esta nueva extrema derecha bien trajeada, que mide bien sus palabras y hace bromas con Franco, (aunque en el fondo tiene una conexión evidente con el franquismo) limpia esa imagen de correas de cuero fascistas y brazos en alto, aunque en sus mítines a alguno se les escapa la extremidad derecha hacia arriba, quizás movidas por un resorte en su mente. VOX da cuerpo y pone números a unos votantes que ya estaban allí hace mucho tiempo.
La expresión «sin complejos» esconde detrás algo la clave del éxito de VOX y otros partidos en otras latitudes. Lo que realmente quieren decir es que si eres un racista, un homófobo, un machista o un xenófobo, no tienes que avergonzarte. Es la validación política del odio y el resentimiento, pasado por un lavado de cara con logo moderno y imágenes 4.0. Las redes tienen ese efecto mágico en convertir en ultracontemporáneo lo más casposo.
Ya no está mal ser lo que antes se llamaba un facha. Ahora e ponen apellidos de demócratas y constitucionales, aunque realmente para ellos la constitución es una palabra vacía.
Ante la previsible subida de VOX en las elecciones estamos todas desarmadas. Nosotras ya estamos pertrechadas para lo que será sin duda una batalla ideológica de primer orden y no cometemos el error de confundirnos de rivales.
Son lo que son, no más de lo que son. La histeria colectiva desatada por su cristalización en fuerza política es completamente desmesurada y además les ha ayudado a hacerse más visibles.
Tengo el convencimiento de que debemos hablar menos de ello (yo la primera) y dar argumentos contra sus falsedades. Esta es nuestra misión como mujeres negras feministas. Seguramente uno de los colectivos más depreciados por esta gente.
Ayomide Zuri @ayomidezuri
Redactora de Afroféminas, Cáceres
ayomidezuri@gmail.com
Descubre más desde Afroféminas
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
«Nueva dicotomía: Globalistas VS Nacionalistas; Caduco Izquierda vs Derecha”