Lo llevamos rizo

Hace unos diez años decidí conocer mi cabello en su estado natural. El peine caliente y el derriz en aquellos tiempos acompañaban mi cabello desde hacía tiempo y había olvidado cómo era mi cabello. Estaba agotada de pasar horas alisando mi cabello, cambiando de una opción a otra, intentando cumplir con el ¨canon¨ aceptado por la sociedad. Decidí romper con todo y comenzar un trayecto a solas, iluminando mis pasos por la luz en mi corazón. Es difícil, sobre todo cuando la presión es tan fuerte y las opiniones de la mayoría te hacen saber que tu estética desencaja.

Las injurias o comentarios peyorativos de desconocidos en el espacio público no han dejado de acompañarme en este trayecto: que fea, te tengo un peine, te cogió la corriente, te levantaste sin peinarte, hazte el derriz, por solo mencionar algunos. Como si llevar mi cabello natural ocasionara algún prejuicio a la belleza que la naturaleza me dio. Así soy, así fui hecha y tengo todo el derecho de llevar mi cabello natural, si así lo decido yo.

Si existe un espacio legitimado para que el cabello afro luego de ser alisado tenga aceptación, tengo todo el derecho de llevar el mismo cabello en su estado natural y que también tenga un espacio legítimo. De todos modos, me sigue perteneciendo este cabello.

Como artista transdisciplinaria y objeto propio de mis investigaciones, sin tener como objetivo central una obra auto referencial o intimista, no dejo de mirarme por dentro mientras trabajo, buscando luego la dimensión social de mis preocupaciones. En el caso de este proyecto fue el lugar del cabello afro natural en nuestro contexto actual. Me gusta la idea de abrir espacios desde el Arte y en Lo llevamos rizo utilicé las herramientas de visibilidad y legitimación de la Bienal de la Habana en pro del cabello afro natural.  Esto, sumado al interés de las personas y la sed de conocimiento que el público mostró hizo que el proyecto creciera y alcanzara un impacto social dentro y fuera de Cuba. La obra cumplió su objetivo fundamental con creces: llamar la atención en pos de legitimar un cabello que ha sido subvalorado.

El proyecto se desarrolló en el Pabellón Cuba, sede de la exposición Entre, dentro, fuera curada por Dannys Montes de Oca y Royce W. Smith en la 12 Bienal de la Habana.  La estructura del concurso fue progresiva con talleres abiertos a todas las personas que tenían como fin generar espacios de socialización, intercambio y preparación de las concursantes para el día de la gala final y fallo del jurado.

El primer taller fue teórico, impartido por la estudiante de cuarto año de Historia del Arte, Aldeide Delgado. Luego seguía un taller práctico interactivo impartido por la peluquera Dayana Daniel y en el cual muchas de las concursantes mostraron conocimientos que ya tenían sobre el trabajo del cabello afro natural. En nuestro tercer encuentro mostré documentales y películas relacionados con el tema: Gente de pelo duro (trailer), Good hair (Pelo bueno) y Pelo malo. A continuación, tuvimos otro día de pasarela con la prestigiosa diseñadora cubana Mercy Nodarse, la cual mostró una línea propia de diseños muy novedosos que combinaban motivos africanos y telas africanas con tejidos de hilo. Las propias concursantes de Lo llevamos rizo fueron las protagonistas de la pasarela y llevaron con orgullo y esmero estos diseños.

El 13 de Junio a las 4:00PM tuvo lugar la gala y fallo del jurado. Competían dos modalidades: afro y trenzado, debido a que no se presentó ninguna candidata en la modalidad de dreadlocks.

Este día se presentaron cincuenta candidatas a competir. El público fue el jurado, y esta noticia fue anunciada el propio día de la gala. El evento otorgó un primer premio y seis menciones por modalidad. Los premios consistían en productos específicos para el cabello afro natural que les permitiese continuar la labor con su cabello. Todas las concursantes recibieron un reconocimiento de participación en el concurso.

Viví el momento de la competencia con gran intensidad. Podía sentir la emoción y la adrenalina en las concursantes y el público que luchaba por ser justo. Se respiraba emoción, respeto y compromiso. Estábamos compartiendo un suceso sin precedentes en nuestras vidas.

Me sentí feliz.

Susana Pilar Delahante Matienzo

Artista multidisciplinar

Ciudad de la Habana, Cuba

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