domingo, diciembre 22

Voces Afroféminas (2) ASHANTI DINAH OROZCO HERRERA

Osbourne Macharia. Kenya

Continuamos con nuestra Voces Afroféminas para ir pintando un cuadro afrofemenino que se expresa con la palabra escrita. Hoy completamos los poemas de Ashanti Dinah Orozco que ella mismo selecciono para nosotras.

POEMAS DE ASHANTI DINAH OROZCO HERRERA

LOS ANCESTROS SON…


una orquesta de gaviotas

que resuena desde adentro

entre la sinfonía de  los atardeceres del alma
para humedecer
con un beso los barcos de la memoria mítica.

Los ancestros son:

Las voces,

Los suspiros,

Las huellas,

Los  gritos,

Los gestos,

Las canciones,

Los poemas,

que bogan entre las orillas de la conciencia
como un eterno-retorno

con sus remos de arena fecunda.

Los ancestros van vestidos de ébano y marfil,

Y con sus  sonrisas de agua,

Y con sus pasos de Serpiente Cósmica,

van transitando entre la comarca fluida de los sueños:

En la picto-grafía de nuestros cuerpos

los ancestros con sus tintas de calamar,

nos dibujan árboles de sombra en las pupilas;

manglares esculpidos de nostalgias

tatuajes de atlas y fragmentos de cartografías antiguas.

Impacientes, los Ancestros

se asoman con el ojo de sus lenguas

en las ventanas de la mirada,

para trenzar las pieles del tiempo,

para murmurar en los cuadernos de la existencia,

y respirar todos los olores del bosque de nuestras infancias.

Los ancestros lamen el ardor de nuestros oleajes de sangre,

huelen el verdor de nuestras carnes de dolores
rememoran nuestras heridas mojadas,

esas que se ocultan en las rendijas de las hojas secas

entre los intersticios de la historia.

¿DÓNDE ESTÁN MIS ANCESTROS?

Hoy una oración secreta ocupa mi pensamiento.

No obstante, la angustia sacude mis entrañas

y traza en el sueño un presagio de los dioses:

¿Dónde están mis ancestros?

La pregunta se hace tan inmensa como la memoria de las palabras

cuando recobran el cuerpo de los mitos.

Entonces busco respuestas en las arena del pasado

que han borrado nuestros pasos, nuestra historia.

Busco respuestas en el viento que resuena poderosamente en nuestras conciencias.

Busco a los ancestros-maestros de lo oculto en las pirámides del silencio,

en el soplo de los ecos escondidos entre los desiertos de la existencia.

Busco en las edades de las civilizaciones,

en las ruinas,

en las voces de nuestros vientres,

en los gritos desarraigados de la carimba,

bajo las tempestades de sangre que derramaron nuestros muertos,

que tiemblan como volcanes allá en lo profundo… Atávico…

en las entrañas de los huesos de mis antepasados.

A LA NACIÓN DE LA MUJER NEGRA

Te voy a hacer un poema donde tú seas el Sol de Uganda
uno que suene como un Merecumbé Burundí,
una rapsodia lingala que descifre la redención en tu piel,
en el que se mezcle el café con las lunas de Tanzania.
Un poema Malawi con versos como espigas de mijo,
uno donde se arrodille Don Quijote de La Mancha
(con su armadura desnuda de otras ambiciones)
a suplicar tu mirada Al Magrebí…
Un poema que se estremezca de latidos bambara
del más especial melao candomblero
donde tu sonrisa de azúcar erupcione como volcán
y un león wolof se derrita de deleite en tu paladar.

Un poema yoruba invisible para la muerte
lúcido para la vida,
orgulloso como Kunta Kinte
Certero como Shaka Zulu
pretencioso como el templo de Nefertiti
Profundo como una guerrera Ashanti
que se reencuentra con su propio ser.

Un poema del Alto Congo
que se vista con las trenzas de Bob Marley,
un poema envuelto en una rueda de turbantes Tuaregs
sediento como mis manos
abisinio como mis ojos.
Un poema-uterino como tu vientre de noche ewé,
una obra de ingeniería que admiren los orfebres dinkas
Ligero como una mariposa haussa
majestuoso como un pavo real que camina por el viento
con sus plumas de Zambeze carmesí.

Te voy a hacer un poema sin más sudor de incertidumbre
neófito….recién parido de las raíces del Baobab.
Lo forraré con tu piel de bálsamo negro azande,
se asemejará a tu mirada Malinké,
reproducirá la cadencia de tus círculos de conga,
respirará el mismo aliento de tu alud de emociones
para que pueda, este poema, tu poema
parecerse a la Nación de la Mujer Negra.

INVOCACIÓN

Resonancias me convocan esta noche.

Van latiendo de golpes sonoros

y crecen como frutos en mi garganta.

Van esparcidas por el camino de las sombras,

y desde allí cartografían una geometría de nostalgias.

Son las lenguas de mis ancestros 

y hoy les pido que hablen por mí.

En ustedes confío,
en su sabiduría milenaria pulida por las pulsaciones del tiempo,
como la semilla verde que va creciendo

bajo el follaje pulmonar de los ríos.

Permítanme dudar para creer:
permítanme encender las voces de la memoria recóndita

con su imperecedera fuente torrencial

para amanecer el pensamiento de noche

y deslizar los sueños de día.

No me dejen hablar

de lo que no he palpitado con los ojos del alma.

No permitan que brote de mis labios una música falsa,
una música que antes no haya vibrado

en la kora ciega de mi corazón.

Resonancias,

                  lengua de mis ancestros,

hoy hablen por mí: las invoco.

Ustedes que van hilando en sus manos

ciclos interminables de la palabra cantada,

por donde circula el movimiento fluctuante de la vida,

resurjan desde el fondo de la savia para desentrañarlas.

¡Convulsionen el polen de mi existencia!

DINAH OROZCO HERRERA.

Nació en Barranquilla (Caribe Colombiano). Es Licenciada en Lenguas Modernas, Universidad del Atlántico, Magíster en Lingüística y Literatura Hispanoamericana del Seminario Andrés Bello, Instituto Caro y Cuervo. Docente del Programa de Pedagogía Infantil de la Universidad Distrital.



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