En el mes de julio, se hizo eco en la República Dominicana la denuncia de varias mujeres de que no podían renovar sus cédulas (documentos de identidad) con su pelo natural.
Irónico si partimos de la idea de que el pelo natural es parte de nuestra identidad, particularmente no sé qué lectura en concreto se le puede dar a esto si es una muestra de discriminación y rechazo o si simplemente es un ejemplo de falta de tacto y mala educación.
Sea cual sea el diagnóstico que queráis aplicar, la realidad es una sola: hay un problema serio de no aceptación; de no aceptar que existe un rechazo, de no aceptar que sí hay discriminación; y de que no hay aceptación en sí, de nuestras raíces negroides…y punto.
La controversia se desató por la denuncia hecha por una periodista quien se hizo eco de lo que un empleado de la Junta Central Electoral (la institución gubernamental encargada de emitir los documentos de identidad de los dominicanos) le ordenó: “ir al salón a pasarse el blower” porque “con esas greñas de ninguna manera se iba a sacar la cédula”, situación que por supuesto sorprende si tomamos en cuenta que la República Dominicana es un país donde más de un 80% de sus habitantes es de raza mulata.
Las reacciones a los casos, que con el paso de los días han ido aumentando, van desde el apoyo a la denuncia hasta las acusaciones de hipocresía, exageración y complejos hacia las denunciantes. La institución ha argumentado que ellos (la JCE), tienen ciertos criterios para la fotografía entre los que resaltan que se muestren las orejas y la frente del ciudadano, lo cual es totalmente comprensible y aceptable. Sin embargo, lo que no es aceptable es la actitud que han tenido empleados de la institución para desvalorizar, insultar y denigrar a todo ciudadano que en su pleno derecho constitucional, desee practicar la libertad de usar su pelo natural.
Esta denuncia fue inicialmente hecha por la periodista Greysis de la Cruz y otras personas a través de las redes sociales, a raíz del incidente sufrido por la también periodista Gisela Paredes al momento de ir a obtener su nueva cédula y para confirmar la falta de sensibilidad ante términos con un trasfondo discriminatorio, la mismísima relacionista pública de la JCE publicó esto en su cuenta de Twitter:
Por suerte el juez Jose Ángel Aquino prestó la debida atención a la denuncia, presentando las razones legales por las cuales la JCE no debe admitir este tipo de hechos en contra de la expresión de identidad de nuestros ciudadanos y solicitó el inicio de una investigación en torno a la denuncia sobre la discriminación sufrida por algunas mujeres que poseen cabello rizado y lo llevan en un afro a la hora de solicitar su cédula de identidad.
Esto, es lo que sucede de manera muy común en la República Dominicana, ciudadanos que se han visto en la encrucijada de acceder o no acceder alisar su pelo para conseguir un trabajo, ascender una posición o en el más banal de los casos, sustituir su carnet de identidad; IDENTIDAD que puede verse o no verse reflejada en ese pedazo de plástico; IDENTIDAD que es rechazada o no aceptada del todo; IDENTIDAD que no deja de ser nuestra, aún cuando muchos se nieguen aceptarla del todo porque esto, va un paso más allá de lo estético; va de aceptar y valorar de dónde vinimos.
Y es que resulta completamente inaceptable y sorprendente la reacción en general de las personas al respecto; que algo tan “simple” como el pelo y el derecho de llevarlo como uno considere sea insultado, denigrado y hasta repudiado; y es que muchos interpretan la cuestión como un mero asunto de rebeldía de lo que muchos en República Dominicana consideran una mera moda: “El Pajón Power”; y en un país donde el más blanco lleva “el negro detrás de la oreja” resulta inverosímil e irrisorio que el tema no haya tenido la connotación y trabajo social que merece, a pesar de las iniciativas y denuncias realizadas por periodistas y defensores de la no discriminación.
Patricia
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Por desgracia es sabido que en la Rep. Dominicana se consideran más blancos que negros y reniegan totalmente de su negritud.