
El sector del empleo doméstico y de cuidados en España es un espacio donde convergen algunas de las desigualdades más profundas de nuestra sociedad. Lo sabíamos, pero ahora tenemos datos que lo confirman con una contundencia difícil de ignorar. El Informe anual 2025 de la Federación de Asociaciones de SOS Racismo, titulado «Expresiones de racismo y violencia contra las trabajadoras del hogar y de cuidados en el Estado español», pone cifras y rostros a una realidad que muchas mujeres migradas y racializadas conocen en carne propia: el 65,9% de las trabajadoras encuestadas ha experimentado o presenciado alguna forma de discriminación racial en su entorno laboral.
La investigación, desarrollada entre febrero y agosto de 2025 en seis territorios del Estado (Aragón, Bizkaia, Catalunya, Galicia, Gipuzkoa y Navarra), recoge las voces de 431 participantes: 366 encuestas y 65 entrevistas en profundidad que trazan un mapa detallado de cómo opera el racismo estructural en un sector que sostiene la vida cotidiana de miles de familias españolas.
El perfil de las trabajadoras que participaron en el estudio confirma lo que los datos oficiales ya apuntaban: este es un sector profundamente feminizado y racializado. El 96,4% de las participantes son mujeres, el 86% tiene entre 31 y 67 años, y el 85,9% procede de países latinoamericanos, con Colombia (19,5%), Nicaragua (14,7%) y Perú (14%) a la cabeza. Según datos del informe «Trabajo invisible y cuerpos rotos» de Oxfam Intermón citados en el estudio, en 2024 había 565.718 personas trabajando en este sector en España, de las cuales el 87,21% son mujeres y el 69% tienen nacionalidad extranjera o doble nacionalidad.
Las formas de la discriminación
El informe documenta las múltiples caras que adopta el racismo en el día a día laboral de estas mujeres. La forma más frecuente de discriminación es el trato despectivo o humillante por parte de las personas empleadoras, señalado por el 48,9% de las participantes. Le siguen las diferencias salariales y de condiciones laborales según el origen o situación migratoria (42,4%) y las exigencias laborales excesivas que van más allá del acuerdo inicial sin compensación alguna (40,2%).
Los testimonios recogidos en la investigación ilustran estas estadísticas con una crudeza que las cifras no alcanzan a transmitir. Una trabajadora de origen colombiano relata cómo le decían: «Tú eres una extranjera. ¿Tú sabes que no tienes derecho a nada en este país? Me tienes que estar súper agradecida… Si no te gusta, coge tus maletas y te largas». Otra mujer describe jornadas interminables por 250 euros mensuales, un salario que ni siquiera alcanza la categoría de miseria. Una tercera cuenta cómo trabajó «de lunes a domingo por 800 euros, prácticamente siendo explotada», sin poder disfrutar ni un sábado libre al mes.
La discriminación no se limita a las condiciones económicas. El informe recoge insultos racistas explícitos como «latina de mierda», «vete a tu país» o «negra antipática», expresiones que las trabajadoras escuchan en sus lugares de trabajo. También documenta formas más sutiles de violencia: la desconfianza excesiva e hipervigilancia hacia la trabajadora (32,9%), la devaluación del trabajo e infantilización (27,1%), y en los casos más graves, acoso sexual (4,9%) y violencia física (2,3%).
El peso del racismo institucional
El estudio identifica a las personas empleadoras como las principales responsables de los actos discriminatorios (51,4%), seguidas de las personas cuidadas (19,5%) y otros familiares. Pero el informe va más allá de señalar culpables individuales: analiza cómo el marco legal migratorio actúa como catalizador de la discriminación.

La Ley Orgánica 4/2000 sobre derechos y libertades de los extranjeros en España crea una situación en la que las trabajadoras sin documentación deben permanecer entre dos y tres años en condiciones de extrema vulnerabilidad antes de poder regularizar su situación. Durante ese tiempo, como señala una agente clave entrevistada, «la parte empleadora no las considera como personas en igualdad de condiciones, principalmente debido a la clase social, la región o el país de procedencia, lo que genera relaciones sociales asimétricas en las que predominan rasgos de paternalismo y colonialismo». El 23,5% de las participantes se encontraba en situación administrativa irregular, expuestas a amenazas del tipo «si vas a denunciar te van a deportar».
A esta vulnerabilidad estructural se suma la ausencia de inspección laboral efectiva en los domicilios particulares. El carácter privado del espacio de trabajo difumina las fronteras entre lo laboral y lo personal, especialmente para las trabajadoras internas (17,8% de las participantes), cuya disponibilidad se espera que sea absoluta, las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana.
Cuando el género y la raza se cruzan
Una de las aportaciones más relevantes del informe es su análisis interseccional de cómo el racismo y el sexismo se entrelazan en este sector. Las trabajadoras enfrentan estereotipos específicos que combinan ambas dimensiones: se las percibe como «mujeres tranquilas, amorosas, que saben hacer de todo», lo que en apariencia podría parecer un elogio pero funciona como mecanismo de control que refuerza la sumisión esperada.
El informe documenta también la hipersexualización de los cuerpos de las mujeres migrantes, especialmente las latinoamericanas, sobre quienes pesan prejuicios como el de «quita maridos» o «prostitutas». Esta violencia simbólica se materializa en casos de acoso y abuso sexual que quedan silenciados por el miedo a perder el empleo y, con él, la posibilidad de regularización.
El contexto de 2025
Este informe se publica en un momento crítico. En el ámbito europeo, el Plan de Acción de la Unión Europea Antirracismo 2020-2025 reconoce explícitamente que el racismo estructural está «profundamente enraizado en la historia de las sociedades europeas y en sus normas culturales». En España, el Real Decreto 893/2024 ha introducido avances en la protección de la seguridad y salud de las trabajadoras del hogar, incluyendo medidas frente a la violencia y el acoso. Sin embargo, como advierte el informe, persiste una brecha significativa entre los derechos reconocidos en el papel y su aplicación efectiva.
También en diciembre de 2024, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (asunto C-531/23) dictaminó que la exención que permitía a las personas empleadoras domésticas no registrar la jornada laboral de sus trabajadoras vulnera el derecho europeo y constituye una discriminación indirecta por razón de sexo, dado el carácter claramente feminizado del sector.
Resistencias y caminos por recorrer
Frente a esta realidad, el informe también documenta las estrategias de resistencia que desarrollan las propias trabajadoras: redes informales de apoyo, participación en asociaciones y sindicatos como Sindihogar, y la construcción de espacios de solidaridad entre mujeres que comparten experiencias similares. Sin embargo, el miedo a las represalias, la desconfianza hacia las instituciones y la precariedad económica actúan como barreras para la denuncia formal.
El Decálogo de propuestas incluido en el informe apunta a la necesidad de reformas legales que equiparen plenamente los derechos de las trabajadoras del hogar con los del resto de sectores, la implementación efectiva de mecanismos de inspección, campañas de sensibilización dirigidas a las personas empleadoras, y el fortalecimiento de los servicios de atención y acompañamiento a las víctimas de discriminación.
Los datos de este informe interpelan a una sociedad que depende del trabajo de cuidados para funcionar pero que, al mismo tiempo, invisibiliza y precariza a quienes lo realizan. Como señala la cita de Reni Eddo-Lodge que abre el documento: «El racismo es el obstáculo más importante para construir coaliciones para el cambio social. El racismo ha sido consciente y se ha reproducido sistemáticamente, y sólo puede deshacerse si la gente logra entender qué es, de dónde viene, cómo funciona y por qué se perpetúa». Este informe es una herramienta para esa comprensión. Lo que hagamos con ella depende de cada una de nosotras.
Redacción Afroféminas

Descubre más desde Afroféminas
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
