lunes, mayo 12

La OMS urge a frenar la medicalización de la mutilación genital femenina

La mutilación genital femenina, una violación de los derechos humanos, está siendo crecientemente practicada en instalaciones sanitarias, con unas 52 millones de mujeres y niñas que la han sufrido en centros médicos, según ha advertido la Organización Mundial de la Salud (OMS), que urge a éstos a que se nieguen a practicarla e informen sobre sus perjuicios para la salud.


Ayene. En la región de Sidama, Etiopía, niñas participan en una capacitación móvil cuyo objetivo es empoderar a niñas de entre 10 y 19 años con habilidades para la vida que las protejan de prácticas nocivas como la mutilación genital femenina (MGF) y el matrimonio infantil (MC). Imagen

Con esta finalidad, la agencia sanitaria de la ONU ha publicado un código de conducta que prohíbe expresamente la ablación y otras formas de mutilación genital femenina y aconseja negarse a practicarla a trabajadores sanitarios en comunidades donde aún está extendida.

«Una buena comunicación puede ayudar a los sanitarios a rechazar la petición y, al mismo tiempo, a informar sobre sus graves riesgos inmediatos y a largo plazo», ha destacado un comunicado de la OMS. La agencia ha indicado que casi una de cada cuatro mutilaciones de este tipo las han llevado a cabo profesionales de la salud.



La OMS lucha contra la mutilación genital femenina

Unas 230 millones de mujeres y niñas en el mundo, a un ritmo de más de cuatro millones cada año, han sufrido mutilación genital, una práctica todavía común en una treintena de países, especialmente en el Cuerno de África, el golfo de Guinea, el Sahel, Egipto o Sudán.

La guía publicada por la OMS también recomienda medidas para atender a supervivientes de esta práctica, tanto en materia de salud mental como obstétrica o de reconstrucción quirúrgica cuando ésta sea posible.

Una forma de legitimar la práctica

La OMS ha concluido que la mutilación genital femenina «causa daño, sin importar quién la practique» y ha advertido incluso que practicada en centros médicos puede hasta acabar siendo más peligrosa, ya que en ocasiones se realizan en esos contextos intervenciones más profundas.

El hecho de que cada vez sea más practicada por profesionales sanitarios, además, «puede acabar siendo una forma de legitimar la práctica y minar los esfuerzos para erradicarla», ha alertado la OMS.

El riesgo de que una mujer, normalmente cuando es niña, sufra este tipo de mutilación es tres veces menor ahora que hace 35 años. EFE



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