El pasado mes de septiembre la migración ocupó numerosos titulares en la prensa debido a los nuevos datos del CIS en los que señalaba que se había convertido en “la primera preocupación de la población española”. Tres meses después llega el Día Internacional de las Personas Migrantes, que tiene lugar este 18 de diciembre, y desde el centro de atención a personas migrantes, Pueblos Unidos, y la ONG Entreculturas se han acercado a las preocupaciones que vive la población migrante en España, a través de su campaña de sensibilización, Soy Acogida.
El ejercicio de reflexión y de pulsión de esta realidad se ha podido llevar a cabo gracias al trabajo de acogida, acompañamiento y apoyo que realizan día a día en el barrio madrileño de Ventilla, tal y como señala Macarena Úbeda, responsable del centro Pueblos Unidos: “Estas calles transpiran interculturalidad por sus cuatro costados. Es palpable la gran integración que tienen las personas migrantes en el barrio”.
Este desempeño diario es el que ha permitido a ambas organizaciones realizar grupos de trabajo que han podido recoger diferentes experiencias vividas por las personas migrantes en España. Un análisis orientado a enfocar el fenómeno migratorio desde su mirada, una perspectiva complementaria y necesaria que no siempre es tenida en cuenta a nivel institucional, mediático o social.
Macarena, que lleva más de 5 años trabajando en la entidad, ha sido testigo de cómo los discursos de odio han hecho mella en la percepción mediática que se tiene de las personas migrantes, siendo aún más estereotipadas negativamente de lo que se hacía en el pasado. Personas como Ibra Sy que afirma que, “la primera preocupación que tengo ahora mismo es el aumento del racismo y la xenofobia que vivo a diario”. Este joven subsahariano de 20 años, también señala cómo de toda la estigmatización que sufre es “escuchar que las personas migrantes somos violentas y peligrosas” lo que más le afecta
Sin embargo, como ocurre en la sociedad española, el colectivo migrante es heterogéneo y no todo el mudo opina como Ibra. Es el caso de Diana Rico, mujer latinoamericana de 48 años que lleva más de cinco viviendo en España, que no siente que la sociedad española sea racista ni xenófoba en su conjunto. No obstante, sí que relata cómo ha sufrido discriminaciones por su origen en varias entrevistas de trabajo:
«Los entrevistadores piensan que debemos trabajar barato por no ser de aquí y que no tenemos ningún tipo de educación»
Otro de los elementos que Pueblos Unidos señala como uno de los mayores obstáculos que sufren las personas migrantes cuando llegan a España es las dificultades para la regularización de su situación administrativa. Marta Sánchez-Briñas, abogada de la entidad, señala que “las trabas burocráticas y legales que tiene el Estado español dificultan en demasía las oportunidades de regularizar la situación de las personas migrantes, convirtiendo este proceso en un círculo vicioso de requisitos que acaba por impactar gravemente en la salud mental de los y las solicitantes”.
Dentro de las preocupaciones que impactan de forma directa a las personas migrantes están también aquellas como la educación, la sanidad o la vivienda, que afectan a la sociedad española en su día a día. Derechos, no obstante, recalca Marta, “cuyo disfrute no se da en las mismas condiciones, ya que a los numerosos impedimentos administrativos que existen se suma el mayor número de personas migrantes en situación de vulnerabilidad y desamparo”.
La precarización de estos derechos en ciudades como Madrid, señala Macarena, ha provocado una situación de desamparo que los servicios sociales no son completamente capaces de revertir»
La precarización de estos derechos en ciudades como Madrid, señala Macarena, ha provocado una situación de desamparo que los servicios sociales no son completamente capaces de revertir, “estando en ocasiones desbordados ante la baja infraestructura pública y la alta demanda de estos servicios”. A pesar de estas situaciones, son cada vez más las voces que acusan a las personas migrantes de ‘no trabajar y solo querer paguitas’, recriminaciones sin ningún fundamento, tal y como enfatiza Keita, joven guineano de 23 años que lleva desde 2018 en España: “las personas migrantes tenemos muchas ganas de contribuir a la sociedad si nos dan una oportunidad”. AGENCIAS
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