Todas las personas que nos iniciamos en algún momento, en el mundo del activismo, pasamos por muchas etapas y procesos. El impulso inicial que nos motiva a casi todes, me atrevería a decir que es la rabia y el cansancio. Los traumas repetitivos o la búsqueda, son una buena llama para alumbrar las ganas de hacer cambios. Yo empecé con la escritura a modo de desahogo y como método de denuncia.
El activismo estético tocó a mi puerta como un huracán, empoderandome y cambiando mi percepción del mundo que me rodeaba. Como mujer negra entendí de la importancia de mi pelo afro y la historia que hay detrás de las trenzas; de lo dañinos que son los microrracismos, de lo desagradable y agresivo de la apropiación cultural y la invisibilización a la que estamos sometidos los cuerpos negros, en los medios de comunicación y difusión mundial. Conectar con los ancestros perdidos y con nuestra comunidad, es importante y necesario para transitar por este camino. Pero tenemos que ir más allá.
Hace unas semanas, asistí como espectadora a una charla de mujeres racializadas, donde se tocaban muchos temas para crear lazos, y hablar de problemáticas propias que nos aquejan. Allí conocí a la antropóloga y cineasta Aida Bueno Zarduy, y se me quedó marcada a fuego una de las tantas frases lúcidas que dijo.(…) A la supremacía blanca, le encanta que hablemos de ciertos temas concretos dentro del activismo. Les encantan los mismos temas, para mantenernos entretenides, y que no profundicemos en lo realmente importante. Es la manera de seguir sosteniendo el poder, alargando la lucha (…).
Los avances que hemos conseguido dentro del activismo estético, son una tirita superficial, cuando seguimos viendo como en España en vez de cerrar los CIE , abren más, ignorando la queja de que no es humano,privar a las personas de su libertad, sin haber cometido ningún delito, en condiciones cuando menos infrahumanas. O como el racismo institucional, pone miles de trabas a extranjeros, muchos de ellos residentes desde hace muchísimo tiempo, para renovar y legalizar, su estancia en el país, haciendo que su situación sea irregular ,con todo lo que conlleva ser un extranjero en situación irregular en territorio español.
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No digo que no sea importante el activismo estético. Sobre todo para ayudar a ir encontrando su sitio a las nuevas generaciones e iniciarnos en la lucha. Es importante y necesario. Pero insisto, tenemos que ir más allá. Tenemos que empezar a hablar de política. Tenemos que intentar acceder a esos espacios, vetados para las voces negras, que si están, es con un buen toque de tokenismo, para seguir entreteniéndonos y haciéndonos creer que hemos logrado grandes avances. Aida Bueno Sarduy, hablaba de la importancia de hacer política desde el espacio donde estemos, en nuestros centros de trabajo, en el hogar, haciendo arte, en la panadería, limpiando escaleras, atendiendo a un paciente en el hospital, en los colegios.(…) Si nuestros ancestros hacían política desde los barracones, como no lo vamos a hacer nosotros, con todas las ventajas de los tiempos modernos(… )
Pero yo quiero más. Quiero ver a una mujer negra, sentada en un plató de televisión hablando de temas duros a los que tenemos que sobrevivir cada día. No personas blancas, personas negras, con sus voces. Yo quiero ver en el parlamentos, políticas negras, que ocupen altos cargos y hagan frente a la ultra derecha, cuando tienen la osadía de menoscabar todo lo que contribuimos a esta, que es también, nuestra sociedad. Quiero que empecemos a debatir temas complejos, y que hagamos política, mucha política, como dice Aida, desde el lugar en el que estemos viviendo.
Sigamos incomodando de todas las maneras posibles a la supremacía blanca. Sigamos mandando derechazos sin miedo, esta vez donde más les duele, en el epicentro de todo su poder. No quieren que hablemos de política. No quieren que hablemos de cosas realmente alarmantes. No quieren que saquemos a la luz todos los cuerpos negres perdidos en la lucha. Nuestro deber es desobedecer. La insumisión y la información son nuestros grandes aliadas para no claudicar.
Que se cumpla la ley integral para la igualdad de trato y la no discriminación, a todos por igual, sobre todo a los políticos que cada día se burlan de ella con alevosía. Que no nos sigan maltratando cuando necesitamos atención médica creándonos traumas. Nos quieren trabajando callados, para seguir haciendo correr la rueda del capitalismo, que disfrutan unos pocos, y ni siquiera nos dejan alquilar un piso, cumpliendo todos los requisitos. Que sepan que sabemos de lo que hablamos, y no vamos a ceder. Y que se enteren que si estamos aquí, es porque a nuestros ancestros los trajeron en contra de su voluntad esclavizados. Así que no nos iremos, al menos no sin pelear.
Dayana Catá
Educadora especial y escritora. Ante todo humana, negra, cubana, mujer y activista. Todo en ese orden y con el mismo grado de intensidad.
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