En una gran columna, con coloridos turbantes, pancartas, tambor en mano, al ritmo de candombe y cánticos como: “¡Alerta, alerta que camina, la lucha de las negras por América Latina!”, «¡Mujeres negras, vivas por la lucha! ¡Mujeres negras, que tu voz se escucha!» la comunidad afro hizo presencia en la marcha del 8M.
Cada 8 de marzo en el marco del día de la mujer, centenares de ellas se toman las calles a nivel mundial y levantan sus voces para exigir sus derechos y visibilizar sus luchas. Esto no quiere decir que, durante el resto del año callen, más bien, en esta fecha todas, sin importar su credo, condición social u etnia, confluyen en un mismo espacio y sentir, sus feminismos.
Las mujeres afrodescendientes nacidas en la Argentina y las residentes integrantes de las corrientes migratorias en el país hicieron parte de la gran marea morada y verde que vistió la gran Avenida de Mayo y sus alrededores el pasado jueves en la capital porteña, durante la jornada del paro internacional feminista. Marcharon en compañía de las hermanas de los pueblos originarios y las agrupaciones Los Tambores No Callan y Tambores En Manos de Mujeres. Con su participación el colectivo afro no solo evidencia la diversidad del feminismo en la región, a su vez da cuenta que el movimiento en si, aún no logró responder y acompañar las necesidades de todas sus integrantes.
En este sentido, la Licenciada en Estudios Socioculturales e integrante del área de género de la Comisión 8 de Noviembre Lisset González Batista, resalta : “Es imposible hablar del feminismo y de su devenir, sin incluir las voces de las mujeres negras que históricamente han estado marginadas de los espacios de discusión acerca de los temas que atañen a las mujeres. La presencia de las mujeres afro en un acto como este, es una manera de decir ¨aquí estamos¨ con nuestros reclamos específicos como lo son: la discriminación racial, la segregación, la hipersexualización de nuestros cuerpos, y demás estereotipos que aún se encuentran arraigados en el inconsciente colectivo de la sociedad argentina”. Además, no dudó en remarcar que la presencia de las mujeres negras demuestra que “somos agentes activas en todos los procesos de cambio que se están llevando a cabo en el país y que evidentemente nos interpelan”.
A pesar del desconocimiento de la comunidad afro en el país, conformada por afroargentinos descendientes de los esclavizados y la diáspora africana que ha llegado en los últimos años, este grupo viene trabajando hace mucho tiempo y sus mujeres han comprendido la importancia de ocupar los lugares que históricamente les han sido negados. “Estas actividades son realizadas en el marco de una agenda feminista, y no hay feminismo posible que no sea inclusivo, antirracista, interseccional. Nosotras tenemos luchas concretas que deben ser tenidas en cuenta, y somos nosotras las que tenemos que llevar nuestras banderas. Nosotras tenemos voz y exigimos que también se nos escuche”, manifestó Bruna Stamato feminista afro, licenciada en Historia y Comunicación Social.
Siguiendo esta línea, la referente del Movimiento Afrocultural, Territorio Matamba y activista Sandra Chagas remarcó: “Nosotras somos las descendientes del genocidio de la trata esclavista que no pudieron matar. Estamos acá, más vivas que nunca, luchando por nuestros derechos humanos y al buen vivir. Las mujeres negras, lesbianas, trans afrodescendientes y de los pueblos originarios, nos unimos a viva voz junto a muchas mujeres no negras, sororas y nuestra cultura compartida, para apoyar la lucha de las invisibles de la Argentina. Las racializadas del sistema, anticapitalistas y antirracistas. Hacemos visible la precarización laboral, la falta de trabajo, la violencia institucional y de género, apoyando la campaña del aborto legal, seguro y gratuito y diciéndole NO A LA TRATA”.
A pesar de ser una minoría, el feminismo negro tiene claras sus demandas y está dispuesto a darlas a conocer. “Está pasando algo muy fuerte e importante acá, somos un colectivo que está imponiendo su presencia en esta sociedad, somos cada vez más mujeres afrodescendientes actuando en conjunto, para mejorar nuestras condiciones de vida, estamos poniendo el cuerpo en la lucha antirracista, antipatriarcal, en contra el sexismo y la violencia machista, y por la ampliación de derechos. Somos también parte y protagonistas de esta revolución feminista”, concluyó Stamato.
Por otra parte, teniendo en cuenta la actualidad de las mujeres negras en el país, Batista reconoce que a pesar de que se aprecian algunos avances, estos aún distan mucho de expresar lo que el feminismo negro tiene para decir y aportar en los espacios de discusión tanto en el ambito institucional, académico y dentro de la sociedad en general. Por esto afirmó: “El compromiso es seguir luchando, estando presentes, y ser consciente del momento histórico que nos ha tocado vivir, y actuar en consecuencia. La lucha es en contra del racismo estructural, institucional, por nuestro empoderamiento, y visibilización”.
Lisa María Montaño Ortiz
Afrocolombiana nacionalizada argentina. Reside en este país hace siete años, donde concluyó sus estudios en periodismo. Actualmente cursa una Licenciatura en Comunicación Audiovisual. En 2017 fue la primera periodista afrodescendiente en recibir un diploma de reconocimiento en el marco del Premio Lola Morapor transmitir una imagen positiva de la mujer negra libre de los estereotipos de género, promover la igualdad de oportunidades y derechos. Mención otorgada por la Dirección General de la Mujer que nació en 1999, y se entregó por primera vez en el 2000. Más textos de Lisa
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