Nací y crecí negra, ¡¡¡bendita fortuna!!! Crecí con nariz ancha, ojos del color del café oscuro como la noche y cabellos maravillosos que son capaces de esconder maravillas en el. Y como todas mis hermanas negras … ¡SOY HERMOSA!
Sin embargo nací negra y algunas persona se ofendieron por ello, y al nacer alguien le dijo a mi madre, ¡Por Dios! ¿has tenido a un humano o a un chango? Y existieron risas.
Nací negra ¡que bendición!
Pero nací también con prejuicios encima por ello, nací con los niñxs blancos llamándome chango, cuestionando si mi nariz era muy grande para mi rostro, cuestionando mi existencia.
Crecí con muñecas, con barbies, que no se parecían nada a mí, ellas eran blancas, de cabellos lacios y ojos claros, crecí con caricaturas , telenovelas , series , que me invisibilizaban y que si me hacían parte de sus programas me exponían como sinónimo de burla , de algo feo , de lo grotesco. Crecí siendo invisible para toda una sociedad, crecí siendo un fantasma.
Crecí untándome cremas y productos sin siquiera saber que químicamente están diseñadas para aclarar pieles y alaciar cabellos porque pues todo mundo quiere ser bello no, y que mejor manera de serlo que ¡blancx!
Nací creyéndome única, exótica, me dijeron que yo era diferente por ende el trato tenía que ser distinto, me criaron escondiéndome de mis hermanos, de mis raíces, de mí historia no era exótica, existían muchos y muchas más, igual de negrxs , igual de hermosxs.
Nací sin saber cómo peinar mis cabellos, nací con llantos tras los jalones, nací sin saber cómo cuidarlo, cómo amarlo, porque siempre me escondieron esta información, porque los invisibles no necesitan saber este tipo de cosas, porque no los queremos, porque sus cabellos deben ser lacios, porque deben comportarse como blancos. Y … les creí, traté y traté y traté de verme como ustedes un sin fin de veces , pero mis cabellos se resistían a esa colonización y por eso lloré , lloré y lloré, hasta que decidí abrazar a mis cabellos, reconciliarme con ellos y unirme a su lucha.
Crecí como blanca en pieles de negra, y bueno fuera que con privilegios, no, mis pieles no me permitían eso, pero si por lo menos quería que me vieran como humano tenía que adaptarme a su historia, a sus comidas, a sus peines, a sus productos, a su blancura.
Crecí no atreviéndome a llevar mi cabello suelto ni a la tienda de la esquina por temor a la burla o en el peor de los casos al acoso , la invasión y el tacto, un tacto que yo ni siquiera permitía, después vendrían las preguntas , cómo lo peinas , usas champú, lo lavas diario, has tenido piojos ¡imagínate!
Crecí escuchando cosas como ¡espantapájaros! ¡pelos de elote! ¡tu cabello se parece a los estropajos! ¡ayyyy , ya sé a quién te pareces¡ a ese personaje de los Simpson al de cabello así esponjado
No, no me parezco a las caricaturas, me parezco a mis ancestrxs, a mis hermanxs , a lo bonito, a una sangre hermosa y fuerte que no cede.
Crecí siendo un objeto a la admiración y fetichismo de otros…
¿se acuerdan cuándo sus ancestros nos encadenaban y exponían como si fuéramos cosa de circo? o ¿Cuando robaban la identidad de los indígenas ? Yo sí me acuerdo.
Crecí escuchando como fuera más bella si me planchara el cabello y cómo no debía de perder esperanzas en esa lucha por hacerme blanca, que intentará producto y medio.
Crecí escuchando como la gente me privaba de ponerme tales ropas, tales tintes, tales cosas por mi color de piel. Crecí escuchando como mis ropas nativas eran cosas «nacas»
Crecí teniendo que ceder a los toques para no verme agresiva ni grosera.
Crecí viendo como le negaban la vida a hermanos y hermanas , cómo las denigraban.
Crecí negra, indígena, mexicana.
Así que perdona si ante tus ojos me hago la mártir, o si tomo todo a la defensiva, perdona si ahora me desnudo de estas pieles que nunca han sido mías para ponerme las que me corresponden , las negras, las indígenas, perdóname si mi lucha te molesta o incomoda.
Perdóname si me indigno pero no puedo continuar sumisa, callada , ni celebrando la opresión, perdóname si mi lucha me convierte en mártir.
Perdóname , sí se puede porque yo ya me perdoné una vez no haberme sido fiel.
Sherry Loán
Afromexicana
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Yo soy blanca y mi hija es negra. Miro su increible belleza y me quedo hipnotizada y maravillada. Lucho como puedo contra la mirada de esa panda de paletxs blancxs que se creen referente estetico y cultural, que opinan sin que les pregunte, que tocan sin permiso… Que se vayan acostumbrando: ya no son referente. La diversidad ya esta aqui. La negritud es HERMOSA