Hoy quiero reflexionar sobre las experiencias cotidianas de las que las mujeres están rodeadas por lo que se entiende como «el cuidado y protección». Revisando un episodio presenciado en los últimos días, quiero hacer un esfuerzo por comprender lo que hay detrás realmente de la atención y protección de que son objeto las mujeres.
El otro día escuché contar a una mujer como lo fueron los preparativos para su primer viaje de trabajo a un país en África: Una de las cosas que nos contó es que los compañeros de trabajo le exigieron hacer un trato: Ella no debe liarse con ningún hombre en Guinea Bissau . Antes de viajar tuvo que prometer que lo haría. Al llegar a Bissau, un compañero siempre estaba observando sus pasos y recordándola que no podía tener relaciones con cualquiera de esos hombres.
Al escuchar esta conversación me quedé aterrorizada y sin poder decir palabra. Pero desde entonces, no puedo dejar de pensar en ella.
Los derechos sexuales son derechos humanos, la decisión de si, cuándo y con quién voy a tener sexo es una decisión y un derecho de cada persona. En este caso, esta mujer tiene ese derecho, y el acto establecer este límite en si, cuándo y con quién, es profundamente violador de este derecho. Esta historia reitera ese punto de vista machista de que el cuerpo y la vida de las mujeres no nos pertenecen a nosotras mismas y que el placer sexual es algo que sólo puede ocurrir dentro de los supuestos que favorezcan el ejercicio de una masculinidad abierta a los placeres, pero obliga a los cuerpos y las vidas de las mujeres a una existencia de ser el objeto del placer del otro, por invitación de ese otro. ¿O pensáis que este tipo de acuerdo para viajar se haría con un hombre? ¿No, verdad?
No sé vosotras, pero cada vez que escucho que alguien va a Europa de viaje, escucho suspiros … rezos para vivir algunas de esas aventuras en el estilo de «Come, reza, ama» y me doy cuenta de que lo que había detrás de esa advertencia ¿no sería la determinación determinación para que no se relaciona con los hombres africanos? ¿No será la manifestación de un estereotipo racista que determina que a diferencia de los hombres europeos, los hombres africanos no son para ser soñados e idealizados?
No quiero extenderme aquí en los posibles argumentos racistas que tiene detrás este consejo para viajar a África que le dieron a la mujer. Pensar en todos los estereotipos me pone enferma. África lugar violento, mujeres violentadas y embarazadas por hombres africanos. Lo dejaremos aquí por mi propia salud mental.
El motivo del texto es desvelar este machismo y racismo cotidiano, que se mueve a través de las relaciones y se disfraza de protección, pero que en realidad se trata de la ideología de dominación y la sofisticación de su uso en otras prácticas.
Otras lecturas de este episodio serán sin duda posibles. Pero aquí quiero llamar la atención sobre cómo estas actitudes seudo amorosas de protección reproducen y producen el sexismo y el racismo, y están destinadas a restringir explícitamente el derecho de las mujeres para ejercer sus derechos sexuales. Además tienen la intención de deshumanizar a las personas de raza negra.
Episodios como éste son comunes, tenemos que descubrirlos, denunciar el patriarcado racista y enfrentarnos con el machismo, el racismo y construir una vida mejor para nosotras las mujeres en general y las mujeres negras en particular.
Viviana Santiago
Creadora del Blog Palavra de Preta
Este artículo ha sido publicado previamente en Palavra de Preta y cedido a Afroféminas.
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¡Hola, amiga! Yo soy de Brasil y estoy tratando de aprender su idioma, fue muy bueno poder contar con su palabra en ese texto. Es un asunto muy caro a nosotras, mujeres negras, necesitamos descolonizar el pensamiento y las relaciones.