La violencia social hacia las mujeres negras constituye un serio problema de discriminación racial, en donde se evidencian una violación de los derechos humanos, con impacto en nuestra salud biopsicosocial y afectación en la dinámica de nuestro desarrollo humano como mujeres y profesionales, convirtiéndola en una mujer de comportamientos sumisos. Todo esto incide en nuestra baja autoestima, llegando al punto que naturalizamos este tipo de violencia, en donde se nos discrimina y se nos cosifica o se nos menosprecia por nuestra condición como mujer negra en la sociedad.
La mujer negra tiene una larga historia de cosificación, hipersexualización y discriminación. Independientemente de ser negra, eres un ser humano al que violentan cuando anteponen un estereotipo. Pero la verdad es que eres simplemente una mujer, a la que le pasan las mismas situaciones que viven el resto de las mujeres del mundo. Tu eres madre, eres hermana, eres esposa, eres fuerte, eres hermosa, eres amiga, etc., Eres una mujer que vives inmersa en las diferentes subjetividades de la vida cotidiana en donde en tu entorno, compartes con mujeres que, siendo blancas, hacen lo mismo que tu siendo una mujer negra.
En cuanto a la violencia de género, en las mujeres negras ha avanzado de manera significativa y no es una situación reciente, las agresiones físicas, sexuales y psicológicas, a las que estamos expuestas en nuestros entornos, producen consecuencias que degradan nuestra integridad humana, haciéndonos sentir que no somos mujeres bellas, ya que la belleza se la atribuyen a mujeres blancas. Y la belleza para mi es algo que vive en tu mente, no es necesario buscarla, imitando o queriendo ser como alguien más las mujeres negras somos perfectas y quien diga lo contrario, es solo su percepción de belleza y es respetable.
La violencia contra la mujer presenta numerosas facetas que van desde la discriminación y el menosprecio hasta la agresión física, verbal o psicológica y el asesinato. Produciéndose en muy diferentes ámbitos: familiar, laboral, social, cultural, educativo; adquiriendo especial dramatismo en el ámbito de la pareja y doméstico, en el que se evidencia con mayor frecuencia cualquier forma de violencia.
Siendo la violencia contra la mujer un problema que afecta a los derechos humanos, que constituye una manifestación de relaciones de poder históricamente desiguales entre el hombre y la mujer, que han conducido a la dominación de la mujer y a la discriminación en su contra por parte del hombre e impedido su desarrollo pleno, y que la violencia contra la mujer es uno de los mecanismos sociales fundamentales por los que se la fuerza a una situación de subordinación respecto del hombre, se ve la necesidad de definirla con claridad como primer paso para eliminar la violencia contra la mujer.
Los estudios sobre la violencia contra las mujeres se han enfocado en la caracterización de las víctimas y en la identificación de las consecuencias de los episodios violentos con el fin de propiciar la denuncia para que la violencia haga tránsito al ámbito público y el estado de respuesta a este fenómeno. Es así, como la violencia de género es una de esas problemáticas que afecta sustancialmente el estado emocional y psíquico de la mujer violentada por su pareja, especialmente dañando su autoestima. Se convierten en seres que solo obedecen ordenes, se acostumbran a ser agredidas de manera verbal, física, sexual, económica, violentando su capacidad de pensar, de sentir, porque se sienten minimizadas y es su miedo tan grande que se quedan estancadas y no defienden sus sentimientos por miedo a ser violentadas.
La mujer afrodescendiente se ve cada vez más expuestas a sucesos de violencia de género, que la hacen mucho más vulnerable por el solo hecho de ser negra. Esto se evidencia en los diferentes entornos, causando un gran número de dificultades que obstaculizan o dificultan su crecimiento personal, familiar, social, cultural y laboral.
Las mujeres negras, que partimos con desventaja en esta sociedad para enfrentar el mismo problema de violencia, debemos entender pensar que somos únicas, autenticas y amarnos primero en nuestra condición de mujeres negras. Somos mujeres guerreras y no sólo objeto de discriminación. Somos hermosas por dentro y por fuera!!!
Saslyn Patricia Mena Mosquera
Colombiana, del Choco, de Quibdó. Psicóloga y auxiliar de enfermería, trabaja en la Cruz Roja de Antioquía y vive en Medellin.
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