“Antes de que saliera el primer rayo de sol, a mediados de agosto, quince familias se marcharon de Haven, pero no se dirigieron, como otros, hacia Muskogee o California, Saint Louis, Houston, Langston o Chicago, sino que se adentraron en Oklahoma, para huir lo más lejos posible de la degradación que contaminaba el pueblo que habían levantado sus abuelos.”
(Morrison; 1998, 28)
“En el límite norte había una señal que rezaba: «Negros no.» En el extremo sur, había una cruz.”
(Morrison; 1998, 173)
Se asoma el amanecer a un convento perdido en Oklahoma, duermen allí un grupo de mujeres: Consolata, Mavis, Grace, Seneca, mujeres que encontraron allí el lugar para lidiar con la pena. Todo parece dormido, unos hombres entran sigilosos, es el final de la larga tensión gestada entre las mujeres del convento y las personas del pueblo de Ruby, fundado en 1850 por libertos afroamericanos, quienes cruzaron estados completos en formación buscando poder construir su propio Paraíso. Ellas no son las únicas protagonistas de este desenlace, sus historias son transversales a la historia del pueblo, a la diáspora de las mujeres y hombres de Ruby, pero son estas durmientes las que ahora están a punto de no despertar nunca a manos del miedo que ha tomado a los hombres.
Argumento
Ruby es una población pequeña, ingresando a ese periodo que podría llamarse modernidad. Sus habitantes son supremamente hermosos, descendientes de libertos esmerados en proteger su pureza de sangre y buenas costumbres, por ello mismo encerrados en sí mismos. El convento es un lugar donde las mujeres que lo habitan, y algunas osadas del pueblo, pueden acudir a hallar mitigación a sus dolores. El argumento implica que a veces es necesario crear Paraísos propios, para encontrase consigo mismas y enfrentarse a la monstruosidad que el mundo ha implantado dentro de los individuos. Ese mundo es amenazado constantemente por el exterior, pues el pueblo es el Paraíso de la diáspora, que se siente amenazado por las mujeres del convento como parte de ese mundo racista y degenerado del que ellos han huido. Y el Paraíso de las mujeres es a su vez destruido por el pueblo.
La autora
Toni Morrison, nació en Ohio, el 18 de febrero de 1931, escritora estadounidense, ganadora del Premio Nobel de Literatura en 1993. Sus novelas protagonizan la vida de los afroamericanos, de forma muy especial se desarrollan alrededor del ser mujer negra. Ensalza pero a la vez crítica la vida del afro, pues hace un despliegue tal de la comunidad, que sólo queda decir que está retratando humanidad o que a su manera responde al cuestionamiento que se hacía Chris Abani “¿Cómo balanceo narrativas que son maravillosas con narrativas de heridas y auto-repugnancia?” pues al igual que éste, Morrison también se responde “tratando de ir más allá de la retórica política a un lugar de cuestionamiento ético. [Sopesa] la idea de nuestra completa vulnerabilidad con la noción completa de transformación o qué es posible.” (Abani)
Diáspora
La diáspora de los protagonistas de la novela había iniciado años atrás en el momento en que fueron sacados de sus comunidades en África, la diferencia es que en esos inicios habían sido llevados, ahora era el momento de decidir hacía donde seguir el camino con las exiguas oportunidades que se les dejaba. Esta errancia, si se me le permite llamarle así, dado que iban sin un lugar especifico geográfico pero si una “búsqueda de lugar propio”, había iniciado por ciento cincuenta y ocho libertos en 1890 desde Misisipí y Luisiana hacia Oklahoma, fueron mal recibidos en cada centímetro de tierra por la que pasaron. Inclusive fueron mal recibidos agresivamente por las poblaciones de negros ya establecidos. El titular en el periódico decía “«Venid preparados o no vengáis»” era claro que no eran bienvenidos por nadie, así que “Puesto que se defendían y renegaban de ellos, cambiaron de camino y se dirigieron al oeste de las tierras sin asignar, al sur del condado de Logan, al otro lado del río Canadian, hacia el territorio arapajo.” (Morrison; 1998, 25)
Los libertos fueron peregrinando por una parte de Estados Unidos, buscando un lugar al que pudieran llamar hogar. Uno en el que pudieran hacer su propia delimitación del entorno, ya que el resto del mundo había cercado los espacios de forma tal que éstos no cabían en ellos. Etienne Balivar en ¿Qué es una frontera? afirma que ésta es de carácter polisémico dado que “la circunstancia de que las fronteras nunca existen del mismo modo para individuos pertenecientes a grupos sociales distintos.” En el caso de la novela, es esa misma cualidad la que hace posible la constitución de la frontera, las demarcaciones son simples y efectivas, si eres un negro liberto y sin dinero no puedes entrar a las poblaciones de Negros ya establecidos y mucho menos a las de los blancos. La frontera se establece a partir del color de piel, del cuerpo, desde un primer vistazo es posible edificarla.
Ruby tiene demarcadas claramente sus fronteras, la familia de los Roca Ocho “Personas de un color negro casi azulado, altas y elegantes, cuyos ojos claros […] Descendientes de los que habían estado en el territorio de Luisiana cuando era francés, luego español, francés de nuevo, hasta que fue vendido a Jefferson y, finalmente, convertido en estado en 1812” (Morrison; 1998, 216) se habían encargado de ello, convertidos en una especie de dirigentes de ese Estado-nación. Sus antepasados directos se encargaron de conformar un Paraíso en donde pudiesen establecer sus propias reglas e identidad en oposición a ese mundo que les despreció.
Las fronteras son geográficas en cuanto se ubicaron en una zona aislada y sobre todo de identidad, en cuanto sus habitantes son enfáticos en la diferenciación con los demás habitantes del mundo. Han aceptado estos una normalidad entre ellos, una normalidad de ciudadano-sujeto, han interiorizado su condición y comparten un sentido de unidad en oposición al extranjero.
El extranjero, «el otro» en la novela, viene a ser personificado por las mujeres que habitan el monasterio. Desde que llegan, son diferenciables por el aspecto de su cuerpo, pues el mestizaje es notorio, el uso de la ropa moderna, y lo que más exacerba a los habitantes de Ruby: la moral de las extranjeras. Estas mujeres sumadas a los procesos de modernización que han tomado los jóvenes en su contacto con el mundo exterior, amenazan de tal forma el Estatus Quo, que la parte dirigente del pueblo encuentra que para defenderse de la posible pérdida del paraíso, la única solución es tomar las vidas de las mujeres del convento.
En la novela hay un control de la soberanía en los términos de Mbembe “La soberanía consiste en ejercer un control sobre la mortalidad y definir la vida como el despliegue y la manifestación del poder.” (Mbembe; 2011: 20) que a pesar de no ser aplicada objetivamente por los hombres Roca Ocho, igualmente les es atribuido que en Ruby la muerte no sea una visitante, los que han muerto han sido sorprendidos por ésta por fuera de los límites de ese pequeño Estado-Nación. Si tal control de la vida les es atribuido, también era de esperarse que fueran ellos los que decidieran qué hacer con las mujeres, las transgresoras de los límites identitarios del pueblo.
Ellos son los indicados de decidir qué hacer para evitar que esa transgresión termine por destruir el paraíso, y la decisión es tomar la vida de aquellas, pues la confianza que han depositado en ellos los demás habitantes del pueblo les dan la autoridad para decidir esto y ejecutarlo, son los defensores de la identidad que los une, que se ha ido cayendo fracturada por el exterior.
Ese mismo exterior que años antes les había obligado a errar en busca de un hogar, ahora se les presentaba en la figura identificable de aquellas mujeres. Ruby se había constituido en una especie de Apartheid al estilo que lo define Ryszard Kapuściński “con el tiempo, sus mayores víctimas habían empezado a ver en ella ciertas ventajas, una oportunidad de independencia, la comodidad de vivir en su casa. […] podía decir: «No sólo yo, el negro, no puedo entrar en tu territorio; también tú, blanco, si quieres seguir entero y no sentirte amenazado, ¡más vale que no entres en mi barrio!»” (Kapuściński, 2004, en línea) y en una ocasión en la novela se hace evidente ese sentimiento de amenaza por parte de los blancos, ilustrado en una pareja de blancos que se desvían de la carretera principal, llegando a Ruby, y en la que prefieren seguir adelante en lugar de aceptar ayuda y terminan muertos. Los habitantes se sienten a salvo en esa misma expulsión que el mundo les ha efectuado, invirtiendo la sensación de expulsados por la de ser ellos quienes han determinado quienes han quedado fuera.
Para mantener ese afuera en el exterior, es que ahora, en el inicio de la novela, los hombres están a punto de entrar al convento, a terminar con la vida de las foráneas. Hay en esa decisión un elemento fuerte de racismo, a pesar de tratarse de que en ambos bandos las personas son afrodescendientes de pieles negras, la policromía del negro ha entrado en juego. ¿Quién es verdaderamente negro y cuáles son las medidas de referencia para la identificación? Misma discusión se ha padecido en Colombia a raíz de la ley 70 de 1993 y las consecuentes diferenciaciones raciales que se buscan para el beneficio de los afrodescendientes. Prueba de esto son columnas de periódico como la de Héctor Abad «Negroides, blancuzcos, aindiados» en las cuales las discusiones sobre la acciones afirmativas basadas en condicionamientos raciales se vuelven acciones negativas para sus usuarios. Y también en columnas como la de Rodrigo Uprimny, en la cual se propende por una respuesta satisfactoria a los ataques de tales afirmaciones.
Es cierto que en ocasiones una acción afirmativa, en especial si está mal diseñada, puede reforzar estereotipos y estigmas. Y es cierto que, a pesar de la persistencia de la discriminación, varias mujeres, o varios afros o indígenas han logrado, sin medidas de acción afirmativa, acceder a universidades prestigiosas o a cargos importantes, y pueden sentir que la existencia de tales medidas quita méritos a sus logros. Sin embargo, la experiencia comparada muestra que esos casos son excepcionales y aislados y su número aumenta muy lentamente, por lo que tomaría décadas superar la discriminación social que persiste sin recurrir a acciones afirmativas. Además, estas medidas buscan corregir la desigualdad de partida pero luego corresponde a sus beneficiarios mostrar que pueden ser buenos estudiantes o funcionarios. (Uprimny; 2011, en línea)
Al parecer el problema de identificar quién es afrodescendiente está resuelto para nosotros gracias a los certificados que están en capacidad de emitir las organizaciones étnicas. Todo lo hecho por humanos como esta ley, sus consecuencias y las acciones afirmativas, son elaboraciones llenas de vacíos, de puntos débiles, contradictorios y por supuesto hallará voces a favor y en contra, es como bastante inocente exigirle una aceptación total por parte de todos los sectores, aún más cuando es tan duro para quienes tienen privilegios, que se les sean cuestionados de alguna manera.
Pues será confiarnos en el certificado, en Ruby no habían llegado a este estado de diplomacia, así que para la verificación de autenticidad racial sólo podían basarse en el certificado legitimo que otorgaba la tonalidad del arcoíris de ébano de la piel y la línea de antepasados, lo cual daba como resultado la adhesión identitaria a la comunidad.
A modo de conclusión
En la novela, y en la realidades de los mundos que conforman este planeta llamado tierra, se ha hecho necesario elaborar clasificaciones sobre el otro, para entender cómo tratárle y de qué manera defenderse o atacarle. Las diásporas, que no se limitan a las dos grandes históricas iniciadas en África hacia América, pues han sido múltiples, y durante ellas, los errantes no han conservado una pureza de costumbres o ADN. En estos mundos de intercambios de los colores, de las formas de ser cuerpo o dicho de otro modo, de mestizajes, señalar al otro y clasificarle a simple vista se ha vuelto una tarea insostenible. La clasificación de ha fundamentado en las características físicas de los sujetos, y con base en ello se toman decisiones como la oportunidad de hacer la compra de víveres en una tienda, entrar a estudiar a una universidad y hasta la decisión entre dejar vivir o dar muerte. Para procurar defendernos en parte de esa confusión de mezclas raciales y de identidad es que nos hemos inventado técnicas de reconocimiento racial como la expedición de certificados.
Lilit Lobos
Colombiana, graduada en antropología, co-fundadora y co-directora de la revista La Tintera. Tiene un blog donde publica todos sus escritos: reseñas literarias, poesía, crítica social, feminista y acerca de la sexualidad. https://palabraloba.wordpress.com/
Referencias
Kapuscinski, Ryszard 2004. Ébano. Madrid: ABC.
Abani, Chris, Ted. [Fragmentos]
Uprimny, Rodrigo. Las negativas de Hector Abad contra las acciones afirmativas. La silla vacía. 05 de abril de 2011. En línea: http://www.lasillavacia.com/elblogueo/dejusticia/23049/las-negativas-de-hector-abad-contra-las-acciones-afirmativas
Morrison, Toni. Paraíso. Ediciones B, grupo Z. Colección tiempos modernos. Primera edición Noviembre de 1998.
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