
Cierta vez mi hermano, un hombre negro, latinoamericano y que reside en Miami se animó a asistir a un concierto de Lionel Richie. No sé cuál fue el impacto que tuvo este cantante en España, pero allá, de dónde yo vengo, junto a Earth, Wind & Fire y otros más, eran como dioses.
Ir a un concierto de ellos supongo que era muy similar a lo que sentí cuando vi un Picasso por primera vez en El Prado. Toda la vida mirando las imágenes en libros, creciendo con ellas, pero sin poder verlo de verdad.
Y así fue. Cada canción para mi hermano significó recuerdos, emociones, nuestra niñez, un trozo de vida que no volverá. Había mucha gente, como es natural. Le acompañaron algunos amigos, nostálgicos como él. Hablaban en castellano y fue así como se descubrieron.

Algunos de los negros que disfrutaban como ellos, al escucharles les preguntaban extrañados que qué hacían allí, ¿de dónde conocían a Lionel Richie? Y obviamente aunque nada de estas cosas importaban mucho, ya no era igual, ellos no eran americanos de nacimiento y la situación planteaba la absurda paradoja que siendo tan lejanos, ¿cómo iban a tener algo en común? ¿Cómo si nací en «América», voy a tener algo que me una con otros negros que nacieron nada más y nada menos que en el Tercer Mundo, donde parece que los estudios son menos y los conocimientos también? Dónde las titulaciones parecen que se regalan y la gente se expresa tan mal porque no lo hace como yo.
Gústenos o no es una realidad: una parte de la comunidad afroamericana no considera como igual a un negro de origen latino. Precisamente hablamos aquí de la película «Negrita», un trabajo audiovisual realizado por chicas negras «afrohispanas» y que denunciaba esta situación.
Lo siguiente es una experiencia personal. Asistí a una celebración dónde la mayoría eran africanos. Y para mi sorpresa no me consideraban parte de su “tribu”. Yo no era africana y se me hizo saber muy bien. A pesar de que me acerqué porque compartíamos espacio, celebración, nunca encontré una puerta abierta. Decididamente para ellos yo no era una igual.
¿Clasismo? ¿Pues quién sabe? ¿Racismo? Tampoco lo sé. Eso sí, la sensación era idéntica. Es triste que reproduzcamos exactamente lo mismo que tanto criticamos. No sé si está demostrado, pero lo cierto es que las personas que más han sufrido el racismo, terminan siendo más racistas. ¿Y dónde he visto los primeros síntomas en España? Cuando oyes en boca de negros y negras nacidos en España cosas como “yo me crié diferente, con cariño en casa, bla, bla, bla” o la absurda manía esta que si no naces en África no se logra entender por qué hablas de negros. Me pregunto si esto irá increcendo cuando surja una clase media negra española. La historia suele repetirse y desgraciadamente ya no tengo dudas.
Autora: Antoinette Torres Soler.
Directora de Afroféminas
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De marido senegalés, hija burkinabé yo, blanca de piel, confirmo lo dicho por la autora.
A mi hija sus primos de Senegal criados en España, le tratan peor» que a sus primos hijos de negro y blanca, ella es igual de negra que ellos pese a su madre blanca y no le pasan ni una. Mi hija es igual de negra pero vive como una blanca y no les gusta. A mí como madre me queda mucho por vivir y por aprender, como esposa de negro africano también.
¿Qué es vivir como una blanca?