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viernes, abril 19

Nuestros problemas, nuestras soluciones


Hace casi un año que alguien me invito a colaborar con esta página, y confieso  que me he demorado a propósito, y es que entraba a visitarla de forma regular y era tanta la  autenticidad, tanto el  espíritu  que me transmitía leer muchas de las colaboraciones, que se me quedaba, confieso, cierta sensación,… en fin la resumiría con  una frase: si hablas que sea para mejorar el silencio, o si no…

Durante todo este tiempo me he ido empapando de lo que creo que es el espíritu de este blog : dar visibilidad a una realidad de mujer negra o afrodescendiente desde sus propias palabras  que nacen de sus  propias experiencias y emociones.

Esta tarde de  domingo (cálido, alicantino)y después de leer un rato algunas de las entradas que tratan el tema del racismo, quiero compartir esta reflexión:

Seguimos considerando el racismo,  para ser más exacto las consecuencias que provoca en nuestra realidad diaria como  un  problema que tienen que solucionar los blancos, es decir seguimos poniendo el asunto del racismo  sobre una mesa, y al otro lado de la silla, seguimos sentando a la raza blanca.

Alguien podría responderme: pues sí, porqué es un hecho objetivo que la mayoría de instituciones y personas con capacidad para promover cambios en el mundo son de raza blanca, por lo que combatir los problemas que el racismo  genera en los colectivos  de raza negra o afrodescendiente, no puede dejar de pasar por un debate que les tenga como contraparte o como reivindicaciones que impliquen mensajes que les tengan como receptores.



Ahora bien, y aquí es donde quiero llegar: Pretender que si reivindicamos  algo frente a alguien, ese alguien va a recibir nuestro mensaje y va actuar en consecuencia, presupone dar por hecho determinados valores en esa persona, …Y ,ese ,personalmente creo que es un error que   las personas negras y afrodescendientes continuamos repitiendo a través de los años: La raza blanca ,la etnia blanca, no tiene persé mas virtudes  intrínsecos (bondad, justicia) que cualquier otra etnia, eso es un hecho objetivo, (Creo que a estas alturas la mayoría de nosotros somos conscientes de que uno de los fuertes del racismo ha sido el de la manipulación cultural e intelectual que presentaba al hombre de raza blanca, como el tótem de la civilización y el humanismo, y al resto de razas especialmente la negra, como un ser deforme tanto física  como moralmente, que solo era digno sino de compasión, de castigo) Como iba diciendo, considero que es muy importante desecha   la idea  de  que  si  les repetimos las cosas lo suficiente acabaran por modificar actitudes, Hay que desechar esa idea porque  solo  supone, creo, un hándicap  para las reivindicaciones que perseguimos. Parecemos partir de  cierta premisa simplista: «Como no van a hacer caso a nuestras reivindicaciones si todo  lo que decimos es justo y noble, y el alma blanca tiene incrustada la nobleza y la justicia en el alma, solo hay que rascar un poquito.»

Que quede claro que no pretendo insinuar que las personas blancas son malas, sino simplemente dejar claro que  las personas, sea cuales sean su raza  son las mismas, a grandes rasgos  y desde luego  comparten las mismas bajas pasiones (son brutos, envidiosos, agresivos, dominantes, injustos). Es por eso que Creo, que la lucha de las personas de raza negra tiene que volverse más centrípeta. Hablo de pensamiento propio, concepciones políticas propias y  DE enseñar a nuestros hijos que el mundo también es suyo, y sobre todo enseñarles  que tienen que mirarlo a partir de sus propios ojo de hombres y ciudadanos negros, hablo de, aprender a labrar caminos, que no tengan necesariamente que pasar por el cambio de mentalidad o la aceptación de ningún otro colectivo humano.


Ana Lourdes Nso Mangue

Madre de 2 hijos y esta estudiando derecho por la Universidad de Salamanca. España


5 comentarios

  • Totalmente de acuerdo con ambas opiniones. El tema del racismo es tan amplio (lamentablemente) que así mismo debe ser su combate: amplio. Tenemos el racismo propio, ese que tenemos inculcado culturalmente y de manera generacional, el racismo que desarrollan muchos como producto de su negación (cultural y de sus orígenes también); está ese racismo silente o como dice una colaboradora en un post reciente el «microracismo» y por otro lado, tenemos ese racismo fuerte, que golpea, que deja ver lo increíblemente destructivos que somos; el racismo que llega a guerra. Sigo con el racismo y rivalidad como el que veo por ejemplo, en mi República Dominicana. Este es un racismo propagado e inculcado a modo de «guerra» entre dos naciones que siendo hermanos se comportan como enemigos; donde muchos (aclaro que muchos y no todos para que no me acusen de que estoy generalizando) simplemente repelen a una persona por la mera sospecha de ser haitiano, como si serlo es un crimen. Donde muchos, condenan y atacan a los mismos, pero al mismo tiempo defienden los derechos de los suyos en tierras extranjeras…una contradicción en todo el sentido de la palabra.

    Esto, es un tema de nunca acabar y no lo digo a modo de pesimismo. Porque si hay algo que creo de manera firme es que se ha avanzado MUCHO en esta cuestión y no sólo a nivel de negros-blancos. Es que simplemente, todavía queda un vasto camino a recorrer; donde debemos empezar por nosotros mismos, inculcar e inculcarnos los valores de la equidad a niveles íntimos al mismo tiempo que propagar el mensaje, propagar la lucha.

    Un abrazo!

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