Vía libre a la imaginación
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A más de uno le ha costado que su hija o hijo se quiera duchar sin llorar, o comer o peinarse. Supongo que habrá muchas formas de convencerlos. En algunos casos los libros son lo mejor forma. Hay personajes maravillosos con quienes nuestros peques empatizan sorprendentemente y la tarea de rutina que nos toca se convierte para ellos en un juego. Así ducharse ya es mucho mejor con “Don Pato, el muñeco favorito de Lulú” o dormir después de escuchar el tan conocido “Pollo Pepe”. La vida viene siendo muchas rutinas unas tras otra y si estas se hacen con placer, qué mejor.
Hoy, en vísperas de reyes, me gustaría escribir sobre la necesidad de la fantasía de los niños. Y me animé después de una crítica que recibimos por un libro infantil que prom...