La herencia afro es una forma de vida
Todas las veces que se han sorprendido de mi cabello, casi siempre han acompañado ese asombro con algún comentario desafortunado acerca de mis deseos –según ellos – reprimidos de alisarlo, acerca del dolor que debo sufrir al peinarme y la espaciada frecuencia en la que debo hacerlo. Otras veces el asombro ha sido real, por su abundancia, volumen, por la manera como desafía la gravedad, y principalmente de la manera como desafía todo lo establecido, porque claro, llevar con orgullo el cabello afro es una especie de desafío en esta sociedad tan acostumbrada a esconder todo aquello que no se guíe de la norma: “¿Y no has pensado mejor en llevarlo alisado?”, “Estarías más guapa sin rizos. Te verías menos tosca”, “¡Qué suave es tu cabello! La verdad es que lo imaginé muy áspero”.
El sistema econ...




















