Racismo sutil II: «tu hija no se parece a vos»
En Buenos Aires, las miradas que hablan a veces se materializan en palabras. En algunos, los filtros del racismo se caen más rápido. Quizá sea una tendencia mundial en las grandes ciudades: aquí los mundos íntimos e individuales se volvieron tan débiles que muchos buscan fortalecerse con las supuestas debilidades del otro.
Ya les conté en el post anterior de la pesadilla que sufre mi hija Evangelina a diario por su pelo afro. La pesadilla está encauzada: "El pelo no se toca", ya es regla fuera de casa. Corre también el "Te tocamos el pelo si le tocás las motas sin permiso" para los más irrespetuosos. Les devolvemos el gesto.
Pero siempre hay un nuevo episodio que te pone en guardia. Vamos por el episodio II de racismo sútil.
El fin de semana pasado volvíamos con Eva muy tranqui...




















