Tercera entrega de Voces Afroféminas con los poemas que completan los entregados por Yesenia Escobar. Sus textos suenan a ancestros y herencia.
POEMAS DE YESENIA ESCOBAR
AKANFORÁ[1].
La sonrisa del abuelo era espuma del mar,
era nube que navegó con él por muchos siglos,
la azúcar en las manos arrugadas que ataban su existencia
y el llanto, el vívido llanto de un huérfano recién nacido
clamando por los pechos que no pudo mamar.
La sonrisa del abuelo era como el alma que no tenía
porqué sus dioses se la apropiaron,
corría huyendo de la barbarie,
su cándida sonrisa era el río que bañaba, el valle de su exilio,
era la paz de la mazmorra donde susurraba mohínos cantos.
La sonrisa del abuelo era marfil que tallaba sus sueños
de ser hombre, que acariciaba la libertad entre las sombras,
que se hizo cal para abonar la tierra y que hoy pudiese yo
recoger lirios con su nombre .
[1]Akanforá: palabra en lengua palenquera que significa algo que se ha esfumado, que se ha ido.
EL TAMBOR DE LOS ORISHAS
Cuando los Orishas tocan el tambor
el vientre de mi madre danza a su solfeo,
un tamtam en los cielos estremece el aire
y el ritmo de los cueros enciende sus deseos.
Mi madre sabe bien que los Orishas
tocan así el tambor para darle alimento,
Una escalera baja de la puerta del cielo
y desciende su espíritu,
desciende con ella el maná, desciende el Nilo,
descienden también las palabras
Entonces ella verde se enciende cual arbusto
y canta, un gorrión vuela en su garganta.
El tambor de los Orishas tiene la magia para sanar sus males.
Nosotros solo sabemos que cuando ellos tocan,
la sonrisa colorida de mi madre se refleja como un bello arco
sobre el agua.
MADRE DE ÉBANO
Madre de ébano, madera de ojos violáceos,
enrédame en la selva de tu pelo, en tu rostro de arena
donde hace siglos se anclaron mis barcas de papel.
Como la caña dulce es tu boca, son tus besos,
y tus gentiles pechos un río de nácar,
que guardan el maná y la luz del desierto.
Madre de arcilla, madera de fuego negro,
tu canto es el pregón de ecos añejos
que retumba en el tambor, en el tiempo,
en la sed de la memoria.
Tu poderoso vientre, fértil cual tierra arada,
adarve es del baobab y del acebo,
el aguacero baja hasta tus brazos que son azudes,
recios, fierros, que recogen el milagro de la siega.
Madre desnuda, escultura de anchas caderas
que embellece el horizonte, que ennoblece mis plegarias,
tus mustias manos de barro fuerte
amparan la torpeza de una caricia, su ternura,
que fatigada y tosca, tras la molienda,
se derrama como un cántaro de miel en un alma sedienta.
Madre de ojos llenos de bosque, de pájaros y ciénagas,
tu risa es fresca como la lluvia que retoza sobre los techos de zinc,
danzas con las siluetas del viento, con el brioso espíritu del viento,
con la sapiencia armoniosa de una herencia que los astros tejieron en tu etnia.
Madre de octubre, madre hecha con las fiebres de octubre,
abrígame en el manto de tu cuerpo africano, en tu hamaca,
dime que soy tu simiente, que me alimenta tu piel de almendras,
que soy la horra que acunaste en otros tiempos
cuando fui la esclava,
regálame tu espejo, oh madre infinita,
oh efigie de amor, oh noche calcada en la mía.
Yesenia escobar
Poeta, docente e investigadora. Magíster en Esstudios Literarios de la Universidad Nacional de Colombia. Su vida transcurre entre la literatura y la academia, siendo además de poeta, una gestora de las letras afrocolombianas en el país y en el exterior. Sus trabajos sobre literatura, especialmente sobre identidad y poesía afrofemenina, ha sido presentados como ponencias e congresos nacionales e internacionales, en países como Perú, Puerto Rico y Estados Unidos. También ha sido invitada a hacer parte de programas de radio como UN Análisis en Bogotá y Sisters in Harmony (Blogtalk) en Miami. Entre sus publicaciones se destacan las realizadas en la Revista Opción y la Antología de Mujeres Poetas Afrocolombianas con el ministerio de Cultura Ha recibido varios premios y distinciones por su incansable teatro desde la poesía a favor de la cultura afrocolombiana, especialmente con las mujeres de su región.
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