miércoles, diciembre 4

Kamala Harris. El mal menor


El partido demócrata tomaría una decisión histórica si ahora recurre a la vicepresidenta Kamala Harris para que sea su candidata presidencial, apostando a que una mujer negra puede superar el racismo, el sexismo y sus propios errores para derrotar al republicano Donald Trump.

El presidente Joe Biden, de 81 años, anunció el domingo que puso fin a su campaña para la reelección, pero que seguiría como presidente durante el resto de su mandato. Además, ofreció su apoyo a Harris.

“Mi primera decisión como candidato del partido en 2020 fue elegir a Kamala Harris como mi vicepresidenta, y ha sido la mejor decisión que he tomado”, escribió Biden. “Hoy quiero ofrecer todo mi apoyo y respaldo para que Kamala sea la candidata de nuestro partido este año”.

La decisión de Biden llega tras semanas de presión por parte de legisladores y donantes demócratas que temían que el presidente carezca de la resistencia mental y física para ganar y gobernar otros cuatro años.

En más de dos siglos de democracia, los votantes estadounidenses solo han elegido a un presidente negro y nunca a una mujer, un récord que hace que incluso algunos votantes negros se pregunten si Harris puede romper la barrera más resistente de la política estadounidense.

“¿Su raza y su género serán un problema? Absolutamente”, dijo LaTosha Brown, estratega política y cofundadora de Black Voters Matter Fund.

Harris se enfrentaría a otros grandes retos: si es promovida candidata presidencial, tendría apenas tres meses para hacer campaña y unir al partido y a los donantes en torno a ella. Sin embargo, muchos de sus compañeros están entusiasmados con sus posibilidades.



Harris, de 59 años, es dos décadas más joven que Trump y una de las líderes del partido sobre el derecho al aborto, un tema que resuena entre los votantes más jóvenes y la base progresista de los demócratas. Sus defensores argumentan que ella energizaría a esos votantes, consolidaría el apoyo negro y aportaría agudas habilidades de debate frente al expresidente.

Sin embargo, a pesar de todo, Kamala Harris está lejos de ser una candidata que colme las aspiraciones de una izquierda digna de tal nombre. Fuera de Estados Unidos, sería una candidata conservadora. Además, tiene un pasado como fiscal general de dureza contra su propia comunidad, y no cuestiona, como casi nadie en la política norteamericana, el apoyo al estado genocida de Israel y la masacre de Gaza. Tampoco pone en cuestión los fundamentos neoliberales de los Estados Unidos.

Su candidatura ofrecería un contraste con Trump y su compañero de fórmula vicepresidencial, el senador J.D. Vance, los dos hombres blancos en la candidatura republicana, dijo Brown. “Para mí, eso refleja el pasado de Estados Unidos. Ella refleja el presente y el futuro de Estados Unidos”, dijo Brown.

Pero a pesar de ganarse elogios en las últimas semanas por su firme defensa de Biden, algunos demócratas siguen preocupados por los tambaleantes dos primeros años de Harris en el cargo, su efímera campaña para la nominación demócrata de 2020 y -quizá sobre todo- el peso de una larga historia de discriminación racial y de género en Estados Unidos.

No hay una opción segura. En un hipotético cara a cara, Harris y Trump están empatados con un 44% en una encuesta de Reuters/Ipsos del 15 y 16 de julio, realizada inmediatamente después del atentado contra Trump. Trump aventajaba a Biden por 43% a 41% en el mismo sondeo, aunque la diferencia de 2 puntos porcentuales estaba dentro del margen de error de 3 puntos porcentuales de la encuesta.

Pero la alternativa, una posible reelección de Trump, hace peligrar los cimientos de la democracia norteamericana, ya que volvería a traer al poder a un personaje sin escrúpulos que ya intentó subvertir los resultados electorales, lo que en cualquier lugar normal sería considerado un intento de golpe de estado. Y los que más sufrirían las consecuencias de esa toma de poder del trumpismo serían las comunidades racializadas y los migrantes, con una política de deportaciones masivas y un endurecimiento de sus condiciones. Pensar que da igual que gane Kamala o Trump es indiferente es irresponsable.

A pesar de su perfil, Harris tiene la oportunidad de presentar una visión renovada y futurista para Estados Unidos, uniendo al partido demócrata y abordando los problemas más urgentes con determinación y una perspectiva fresca. Habrá decepciones seguro. No sera suficiente posiblemente. Pero si consigue vencer a Trump habrá hecho su trabajo, alejando a un personaje siniestro para el planeta de la posibilidad de gobernar por segunda vez el país más poderoso del mundo.

Seguramente esta vez, no soltaría ese poder.

Rdacción Afroféminas

Fuente Reuters



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