Hacer un resumen de lo que ha acontecido durante la campaña contra el Blackface de este año 2023 sirve para poner en contexto los avances logrados desde 2017, en nuestra primera intervención.
Este año la campaña #StopBlackfaceinSpain comenzaba con la sorprendente noticia de la participación oficial de Cruz Roja de Alcoy en la organización del evento para celebrar sus 150 años en la ciudad. Incluso nos llegó que Luis Amadeo Llorens García, presidente de la Cruz Roja en la localidad alicantina, iba a interpretar a uno de los Reyes Magos y los trabajadores de la entidad acompañarían en el séquito.
Nuestros primeros esfuerzos los encaminamos a evitar esa participación, que como ya contamos contradicen las propias normas que rigen a la Cruz Roja. La presión, una campaña de firmas, y la intervención fundamental del presidente del CEDRE, Antumi Toasijé, hicieron que la organización diera marcha atrás, e hiciese un comunicado desautorizando a su sucursal en Alcoy.
Tenemos que agradecer también la presión de los sindicatos de trabajadores de Cruz Roja, CCOO y CGT que se implicaron en la presión.
Este hecho, que puede parecer intrascendente, es muy significativo, porque visibiliza una dinámica imparable: fuera de Alcoy, la cabalgata mancha igual que la pintura con la que pintan a los pajes.
Existe un interés creciente sobre el racismo intrínseco a estas costumbres fuera de nuestras fronteras. Medios internacionales como CNN hablando de la cabalgata de Igualada, y Al Jazeera de la de Alcoy, se hicieron eco y han multiplicado la reacción negativa sobre estos eventos en Francia, Italia y Estados Unidos. También desde hace años es habitual la cobertura mediática nacional en torno a la polémica del blackface, con la agradable novedad de que por primera vez desde medios progresistas se habla abiertamente de actos racistas, sin considerar la denuncia una excentricidad o una nota al pie, como sucedía en los primeros años.
Este año también decidimos visibilizar la Cabalgata y el blackface de la ciudad Ibi. La respuesta ha sido tan virulenta como en Alcoy, con miles de insultos, amenazas y ataques en redes. Esto es habitual desde 2017.
Desde este medio queremos que quede claro que no es nuestra intención intención violentar a los alcoyanos, ni los ibenses o igualadinos. Nunca lo ha sido. Pero esta es una lucha en la que no pensamos cejar. Se nos acusa de sembrar el odio los mismos que nos manda palabras de odio, misoginia y racismo. La víctima que ejerce su derecho a la protesta es acusada de violentar la paz. Una paz que exige que nos mantengamos calladxs en posición subordinada a los deseos de la población blanca, porque no se nos reconoce como ciudadanxs de pleno derecho de este estado.
Dos importantes avances
Hemos sacado dos cosas positivas este año. La primera que los políticos saben que a esta costumbre le queda muy poco, ya lo tienen interiorizado. La concejal de festejos de Alcoi, Carol Ortiz, declaraba a La Sexta que «cuando sea el momento de cambiar el Ayuntamiento buscará la mejor solución» o las de Jordi Martínez, teniente de alcalde de Alcoy, responsable de cultura y defensor a ultranza de la tradición al diario La Vanguardia: «con el tiempo habrá que tomar medidas» para reflejar las preocupaciones de quienes se oponen a la práctica.
Después de estas declaraciones tuvo que salir el alcalde Toni Francés a desmentir a sus ediles. Juró y perjuró que nunca cambiarán los pajes. Se entiende que las elecciones municipales están muy cerca.
La segunda parte positiva que hay que destacar es el numeroso y creciente grupo de personas de estas localidades que están en contra de la utilización del blackface en estos eventos, y que por primera vez se han atrevido a visibilizarse. No es cualquier cosa, ya que el ambiente es extremadamente violento, y reciben tantos insultos y comentarios desagradables como Afroféminas.
Destacar la iniciativa de la artista visual alcoyana Virginia Jordá, que escribió una carta a los Reyes Magos para pedir el fin blackface, e invitó a otros alcoyanos a hacerlo públicamente. Todos los que lo hicieron asumieron un coste personal que agradecemos.
Alcoy, Ibi e Igualada deben empezar a asumir que tendrán que eliminar el blackface. Cuanto más se acerca esta posibilidad, más virulenta se vuelve la respuesta. Pero si viesen la transformación como una oportunidad para transformar la fiesta en algo que no violentase a la población afrodescendiente, sería bueno para las localidades, que así, estamos seguras, podrían obtener el reconocimiento de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Mientras todo siga igual, no se puede proteger aquello que violenta a una parte de la esa misma humanidad.