No me gusta. Sé que tu intención no es mala, es más, tú no pretendes eso, pero, lo lamento, a mí no me gusta. Siento que hay una instrumentalización de las niñas, de los niños negros para ser exactos.
Tú pones tu foto rodeada de esos niños que son tan menores como los menores europeos pero cuyos padres y madres no firman cesión de derechos de imagen y adornas tu perfil de facebook de solidaridad y aventura. Puede que tengas una historia con ellos, que hayas vivido junto a ellos, que sean parientes de tus amigos o de tus vecinos. O puede que no. En mi caso, podrían ser todo lo anterior pero también mis primos, mis sobrinos o mis hijos. Quizá, sólo te los encontraste en mitad de tus vacaciones o del periodo en el que residiste en aquel país. A lo mejor no conoces sus nombres ni sus historias. Sin embargo les viste bonitos, pequeños y fotografiables, así que no te lo planteaste, raudo, veloz… : ¡Clas!. ¡Ya la tienes! Ahora sólo te queda ponerla en tu álbum. Habrá personas que, al verlas, pensarán que eres intrépido y bueno. Seguramente, tú no la hayas puesto por eso sino como forma de mostrar un recuerdo, pero muchos (no todos, muchos) asumenque el que sale con niños negros es bueno y que para ir a los países en los que viven esos niños, hay que ser intrépido. Porque saben que esos niños son desfavorecidos. Porque tienen claro que estás allí ayudándolos. Sí, la cursiva tiene su sentido… Algunas ONGs (insisto en lo de “algunas”), con su sobreexplotación del menor negro para provocar pena y conseguir fondos, han contribuido a moldear la mente del observador medio a base de pilas de imágenes. Les hemos visto pasando hambre, con moscas, con mocos, pobres, sucios, enfermos, derrotados… En tu foto sonríen pero, en general, nadie duda de que están mal. ¿Te digo por qué? Porque rara vez nos han dado la posibilidad de ver que ellos también pueden estar bien. Que nacen, crecen, juegan, crean… vamos, como el resto de niñxs. Eso no sale en la tele casi nunca. Ni en los periódicos. Ni en los carteles o folletos informativos de ese tipo de ONGs.
Algunas ONGs, con su sobreexplotación del menor negro para provocar pena y conseguir fondos, han contribuido a moldear la mente del observador medio a base de pilas de imágenes.
Cabe la posibilidad de que, quien nos lea, piense que exageramos. No lo hacemos. Entendemos que tú no tienes la culpa de que el mundo sea como es o de que los humanos opinemos como opinamos. Tú no creaste esas ONGs de visión paternalista, ni las huchas del Domund forradas de pobreza negra. Pero con tus actos, podrías perpetuar esa horrenda iconografía del superhéroe europeo en tierras africanas que rescata a víctimas de la miseria. Si sigues pensando que exageramos, te pido que, por un momento, bucees en tu memoria para recordar si has visto fotos que muestren lo contrario: adultos negros rodeados de niños blancos. ¿Sí? ¿No? ¿Muchas veces? Y, de ser así, ¿qué te evoca?*Pues eso… *En Afroféminas tenemos una opinión y, aunque la tuya sea completamente distinta a la nuestra, queremos escucharla. De la sana confrontación, de escucharnos, aprendemos todos.
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Al margen de la imagen que algunas ONGs exploten ciertas imágenes y no deberían, aseveración con la que estoy perfectamente de acuerdo así como con la crítica a la estrategia comunicativa de las mismas, y de que como expones, hay que respetar la imagen de todas las personas, menores y no menores en las redes sociales, hay algo con lo que no termino de estar de acuerdo, y es que «el sujeto exótico» siempre sea la persona negra. En lo particular, me ha ocurrido lo contrario, y es que gente quisiera hacerse fotos conmigo por ser yo la persona exótica por ser un exponente de la mujer española que es parte del decorado de Madrid y otras ciudades o cuando viajaba a otros países por ser un bicho raro. En ocasiones me han pedido que las haga yo (sobre todo en comunidades rurales) y se las envíe y en otras me las han sacado directamente con sus cámaras, incluso sin mi permiso. Una vez incluso me ocurrió que pusieron un niño en medio de un círculo de gente que estábamos hablando para sacarle una foto en la que saliéramos como si fuéramos decorado. Esto me ocurrió en India. Por eso, no comparto la lectura ya que me parece que parte más de la moda del pensamiento «descolonizador», que nutre los ensayos postmodernos de la academia actual, muchos de ellos más basados en «lo evidente» que en criterios de rigor, que nos permitan profundizar en esas «evidencias» que son sólo nuestras y compararlas, triangularlas con otras fuentes y llegar a conocer los motivos por los que ocurren ciertas cosas.