Imaginad que vivimos en un país donde la primera opción para dirigir un departamento del gobierno relacionado con las personas racializadas fuera una persona negra, árabe, gitana o asiática. Imaginad que incluso se la primera opción para dirigir el Instituto de la Mujer fuera una mujer negra. Imaginad que algún día una mujer negra dirigiera el ministerio de Igualdad.
Se que estoy soñando, que nadie se alarme. Y esto ha quedado claro esta semana con la acontecido con el nombramiento y posterior renuncia de Alba González Sanz como Directora general de Igualdad de Trato y Diversidad Étnico Racial.
El desenlace ha sido que la hermana Rita Bosaho, primera diputada negra en España, ha acabado ocupando ese cargo, como corresponde. Eso sí, todo después de la presión de los colectivos y figuras del antirracismo en España. Si eres negro hay que luchar hasta por lo que te corresponde, y no me refiero a Rita, sino al puesto que ocupa.
Ya es grave de por sí que nadie en la estructura del Ministerio de Igualdad dirigido por Irene Montero se diera cuenta de lo que iban a hacer. Pero la verdad es que no me extraña. Hay más racializados visibles en la extrema derecha que en PODEMOS, y es que la miopía de la izquierda ante sus propios actos de racismo sería hilarante si las consecuencias para nosotras no fueran tan dolorosas.
La Comunidad (que esta vez sí actuó como tal) ha conseguido que pongan a Rita en ese resquicio que nos dejan, y ha contabilizado su primera victoria política importante como grupo de presión. Eso está bien.
Todo esto me hace pensar que si ya ha sido difícil ocupar un cargo que a todas luces tenía que dirigir una persona racializada, lo que nos va a costar que la primera opción para dirigir el Instituto de la Mujer sea una mujer negra. Todavía en la estructura mental de la sociedad blanca que ostenta el poder y sus representantes, identificar a mujer negra con mujer a secas no es posible. Se nos ubica en nuestro nicho, en nuestro segmento y se piensa que sólo podemos ocuparnos de nuestras cositas. Nos mandan a nuestro pequeño gueto político.
¿Acaso una mujer negra no podría ser Ministra de Defensa o de Cultura? ¿Acaso no somos mujeres? ¿Acaso no somos personas y valemos lo mismo?
Lo sé, lo sé… pero dejadme soñar.
Elvira Swartch Lorenzo
Colaboradora habitual en Afroféminas. He trabajado de todo. Hija de migrantes afrocolombianos.
SUSCRÍBETE A PREMIUM AFROFÉMINAS
Descubre más desde Afroféminas
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.