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viernes, marzo 29

Cuando la ganadora de Señorita Afrodescendiente es blanca

Este texto ha sido publicado originalmente en la revista Nómada

En Colombia se celebró este fin de semana el reinado Señorita Afrodescendiente organizado por la modelo y empresaria Belky Arizala. ¿Si este es un espacio para celebrar nuestra belleza afro, qué hacían mujeres blancas y mestizas concursando?

Cuando la ganadora de Señorita Afrodescendiente es blanca
Ana Rueda fue elegida este fin de semana como Señorita Afrodescendiente 2018 en Colombia.

De los mismos creadores de «todos somos mestizos” surgió el “todos somos afro”.

Lo digo porque lo escucho y lo leo reiteradamente cuando se habla de racismo y lo dicen con el ánimo de quitarle importancia a nuestras luchas. Cada vez que denuncio el racismo colombiano en mis redes sociales alguien llega a negar mi experiencia con ese argumento: que todos en Colombia “somos afro”, porque “todos tenemos un negro en nuestros antepasados” o peor, porque “la humanidad vino de África”. Si todos somos afro y todos somos conscientes de que nos corre sangre negra en la venas, es más que existe la posibilidad de que se tenga una abuela o una bisabuela negra. ¿Entonces por qué vivimos en una sociedad tan racista?

Esta vez surge el debate sobre la afrodescendencia, desde la voz de Belky Arizala, uno de los pocos iconos negros de la farándula colombiana. Arizala, como mujer negra ha sobrevivido más de 20 años en la industria de la moda y el entretenimiento, motivo por el cual se le debe todo respeto y admiración. Por su talento y su trabajo, ha participado en reinados, pasarelas nacionales e internacionales, ha trabajado como actriz en televisión, ha sido portada de las revistas más importantes del país y estoy segura de que le ha tenido que poner el pecho al racismo y la misoginia, porque como mujer negra, ha logrado mantenerse en un medio completamente elitista y racista.

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Belky también se ha destacado por su labor social y la participación en eventos altruistas a favor de los más vulnerables, comunidades afrodescendientes y personas con discapacidad desde de su Fundación “El alma no tiene color”. Como empresaria, desde su agencia de modelos, ha impulsado un evento llamado “Señorita Afrodescendiente”.

Me imagino que en principio, este concurso surgió desde la necesidad de propiciar espacio para celebrar y visibilizar la belleza afro, ya que hasta nuestros días es foco de todo tipo de violencias y agresiones, y tiene poca aceptación y visibilidad en los medios masivos de comunicación, como lo vemos en la baja o nula representación de la mujer negra, en especial de las más oscuras, en la televisión y por supuesto en el Reinado Nacional de la Belleza.

Belki y señorita afro blanca
Este fin de semana se llevó a cabo en Colombia el reinado Señorita Afrodescendiente. Belki Arizala con la ganadora. Foto: @theafrolatinadiaspora Instagram.

El término afrodescendiente fue propuesto inicialmente por la brasileña feminista negra Sueli Carneiro, en el Taller sobre Etnicidad e Identidad dentro del marco del 4to Congreso Afrobrasileño de Ciencias Sociales en 1996. Esta denominación que requiere de un auto reconocimiento identitario, tiene como objetivo la consecución de los derecho que por siglos de se han le han negado a las comunidades afrodescendientes del mundo, la salvaguardia de las manifestaciones culturales y el saldo de la deuda histórica que tiene la sociedad con la diáspora africana. El término afrodescendiente es reconocido por los Estados y Naciones Unidas como un término de carácter jurídico y político, expresado en la Declaración de Santiago y consagrada en la Declaración y Plan de Acción de Durban, los objetivos del Decenio Afrodescendiente son el reconocimiento, la justicia y la reparación.

La belleza de las mujeres afrodescendientes es tan poco valorada en Colombia que en los más de 80 años del Reinado Nacional de la Belleza, solo en dos ocasiones han ganado mujeres visiblemente afrodescendientes, la primera Vannessa Alexandra Mendoza una mujer bellísima, muy inteligente y defensora de los derechos afrodescendientes y la segunda y más reciente Andrea Tovar. Pero como siempre, ganar la corona implicó para ellas entrar en estrictos cánones de belleza (cabellos alisados, labios pequeños,etc.) . Tenían que ser cuatro veces mejores candidata que las opciones blancas mestizas, y por supuesto sin quitarles méritos a ellas, ni a las demás mujeres negras que han participado, de alguna manera se vieron impulsadas por las condiciones sociales y políticas del momento frente a la discriminación racial.

Yo quise participar en el concurso para ser Señorita Afrodescendiente, tenía 17 años, era el año 2010 y me acuerdo muy bien, la ilusión que me daba llegar a un espacio en donde por fin pudiera celebrar mi belleza que siempre había sido boicoteada y comparada con las niñas mestizas de facciones europeas, pieles muy claras y cabellos lisos como los que aparecen en todos los programas y comerciales de televisión. Era a mi oportunidad de brillar con mis hermanas en un lugar donde los estándares de belleza eurocentricos no me cuestionarían mi cabello, mi color y ni mis labios grandes, pero no pudo ser. El costo de la inscripción era inalcanzable para mi familia negra de clase baja en Colombia.

Ahora que soy afrofeminista veo con dolor como la única opción que tenía en ese momento para “salir del barrio” era con el reinado y la participación en este tipo de eventos, en los que tenía mínimas oportunidades de ganar, pero me permitirían abrirme a la vida social y conseguir contactos con agencias para ganarme un dinero como modelo y ayudarme a pagar la universidad. Belky abrió este espacio para celebrar la belleza afro y darle oportunidades a las jóvenes negras -como yo- de destacarse y mostrar sus talentos no solo en el modelaje, sino también en la actuación y además beneficiar a las comunidades afro con los proyectos que presentan las jóvenes. Su trabajo ha tenido y quiere seguir teniendo un impacto social. Pero precisamente por eso quiero hacerle una crítica pública sobre el rumbo que ha tomado este concurso. Puntualmente: ¿si este es un espacio para celebrar nuestra belleza afro, qué hacían mujeres blancas y mestizas concursando?

Quizás fue debido a que el evento no era rentable porque los patrocinadores no venden productos para negras, o porque no tienen personal negro en sus empresas y porque las jóvenes modelos negras no pueden pagar para participar, se terminaron filtrando mujeres blancas entre las candidatas. Y bueno, digamos que Belky se encuentra presa de las lógicas del mercado, pero al menos la modelo y empresaria ha podido cambiar el nombre del evento.

No es por cualquier cosita que muchísimas mujeres afro se han escandalizado en las redes sociales por los videos de las candidatas blancas que participaron en Señorita afrodescendiente, por ejemplo el de la señorita que representa Cartagena, ganadora del concurso como reina Online. Cartagena una de las ciudades más negras y desiguales de Colombia. Estefany Sphat que aparece en el video mostrando a su hermosa ciudad colonial y diciendo que uno de los problemas que más afecta a su comunidad es que hay muchos perros callejeros y por eso ella quiere ser Señorita Afrodescendiente, para beneficiar a los animalitos con su proyecto. Para finalizar el video con broche de oro, se para frente a un espejo con su piel clara, su boca pequeñita y pelo liso y recitando el poema Rotúndamente Negra:

Este poema lo escribió Shirley Campbell, como reivindicación de nuestra belleza afro, como protesta a cánones eurocéntricos de belleza que por siglos ha golpeado violentamente el autoestima de las mujeres negras del mundo, y que muchas de nosotras recitamos como mantra para recuperarnos después de una ataque racista recibido de una persona blanca mestiza. Lastimosamente Belky le puso a recitar este poema a todas a las participantes de su concurso, certamen en el cual solo hubo tres o cuatro jóvenes negras. Belky no le pidió permiso a Campbell para usar su poema y hoy dice en un video que subió a su perfil de Facebook, que se encuentra en conversaciones con la autora por los derechos de autor que nunca solicitó.

Con todo lo anterior, el resultado era de esperar: el sábado pasado fue coronada Ana Rueda Señorita Santader, una joven blanca que en sus redes sociales nunca había mencionado la palabra afro hasta que se inscribió al reinado, ella es la representante la belleza afro de Colombia ante el mundo como Señorita Afrodescendiente 2018- 2019 dejando claro que la mejor manera de ser afro en Colombia es ser blanca.

Ana Rueda fue elegida este fin de semana como Señorita Afrodescendiente 2018 en Colombia.

Como resultado, en Señorita Afrodescendiente se está diciendo exactamente lo que las personas mestizas en situación de poder quieren: invisibilizar la discriminación racial que ellas mismas generan. Aunque el 98% de los afrocolombianos vive en la pobreza, según la CIDH las negritudes colombianas padecen una tasa de mortalidad infantil que duplica la registrada a nivel nacional, y tiene menor acceso a servicios básicos como educación y salud. Estamos hablando de esos afrodescendientes a los que se les violan sus derechos desde hace siglos, por el color de su piel, la textura de su pelo o por sus rasgos faciales. Personas racializadas.

Y aunque parece que resumo la afrodescendencia en la apariencia física de las personas, es bastante evidente la muy poca o nula la participación de las mujeres de piel negra en la política, en los altos cargos empresariales y en la televisión. Como dice Arizala en su video de Facebook: hay bares en Bogotá donde ni ella puede entrar, porque todavía existen espacios reservados exclusivamente para la gente que se ve blanca, en los que una persona negra ni con todo el dinero del mundo será aceptada.

Con frecuencia, la reivindicación de la cultura y la consecución de espacios y derechos para la diáspora africana, ha sido apropiada por personas blancas mestizas, desde sus privilegios de blancura, buscan su “raíz” negra para disfrutar y adueñarse de nuestras identidades. Pero solo de lo bueno: de beneficios y espacios que han sido luchados para mejorar la calidad de vida de la diáspora africana en Colombia, que hasta nuestros días sufre la peor parte de la pobreza y la discriminación, esta discriminación que se invisibiliza bajo la premisa de que todos somos afrodescendientes.

El daño que causa la apropiación de Señorita Afrodescendiente por parte de mujeres blancas mestizas es doble: nos quitan el espacio y hacen como que el racismo no existe

Sabemos muy bien que la racialización no tiene que ver con la sangre que corre por nuestras venas, tiene que ver con nuestra apariencia, las nietas de esas mujeres afro, que son blancas mestizas siempre han tenido sus privilegios de blancas en todos los espacios sociales ¿O quién tenía que lidiar con los chistes pesados sobre el pelo? Claro que en el sentido estricto de la palabra serían afrodescendientes, pero: ¿acaso soy yo blanca por tener un abuelo blanco? ¿Acaso yo soy de la comunidad indígena wayuú por tener una tataraabuela wayuú? Más importante: no necesito asumir una identidad indígena para apreciar y respetar las cosas positivas que esas personas y esas culturas aportan a nuestra sociedad, pero tampoco tengo el derecho yo de ser representante de las wayuú.

No es tan sencillo como que todas las personas en Colombia y el mundo se reconozcan y se asuman como afros y el racismo desaparece. Decir que todos somos afrodescendientes y pretender que así sea, aunque en palabras suene muy lindo y parezca un paso a la igualdad, es un arma de doble filo que hace que de la manera más descarada se hagan más grandes las brechas de desigualdades. Esto abre la posibilidad para que los espacios de reivindicación de nuestros derechos sean tomados por las personas blancas. Mañana de cinco becas universitarias para los afrodescendientes, tres terminarán beneficiando a personas blancas mestizas, bajo el mismo criterio. Por este camino se vuelve un sinsentido reclamar espacios donde nos discriminan históricamente. Esta es la oportunidad y el permiso que necesitan los blancos mestizos para adentrarse a nuestros espacios y todo esto desde la voz de una mujer negra que ha vivido el racismo en sus carnes y que sabe que en los desfiles de moda en Colombia, solo contratan a una o máximo dos modelos afrodescendientes y no siempre las más oscuras, para darle “la cuota de color al desfile”, pagandoles muchas veces menos de la mitad de lo que le pagan a las demás modelos no negras y casi que hacen un casting completo para elegir a esas modelos negras, y no importa si hay más de tres modelos negras impecables sólo elegirán a una o dos, mientras que las demás modelos blancas mestizas serán elegidas y diferenciadas bajo otros criterios, color del cabello, los ojos, tamano del busto, corte de cabello etc.

Lo mismo pasa en la política como en el caso de María del Socorro Bustamante que fue nombrada en una Curul afro, como representante de las negritudes ante el Estado con el mismo discurso “todos somos afrodescendientes” y en sus declaraciones ante la prensa ratificó que cuando ella llenó la solicitud en ningún lugar decía que tenía que tener “la piel negra y la nariz chata” y luego de que se la investigó por la presión de la comunidad negra descubrieron que nunca había mencionado la palabra afrodescendiente en toda su carrera política hasta que se le dio por tener ese cargo político.

Llamo “afroconveniencia”, a la acción de apropiarse, explotar y lucrarse de nuestro capital cultural, sin sufrir la carga del racismo y de la discriminación, usurpar los que le corresponde a los afros sin culpa ni remordimiento, porque al final de cuentas “todos somos afrodescendientes”.

Una vez más la belleza de las mujeres blancas se sobre valora frente a la mujer afro, una vez más las mujeres negras somos invisibilizadas y desplazadas de los lugares que nos corresponden y se nos deja claro que la mejor manera de ser afrodescendiente en Colombia es ser blanca.

 

 
1Sher Herrera

Comunicadora social y periodista egresada de la universidad Sergio Arboleda en Colombia, presentadora y co- creadora del proyecto audiovisual @cimarronas_ en el que se comparten temas sobre afrofeminismo interseccional.

3 comentarios

  • Leuer

    Ese tipo de concursos son machistas , así que no es raro que también sean racistas.

    Mal ejemplo para las niñas, vendiendo de nuevo a las mujeres como objetos sexuales , objetos reproductivos en vez de como seres humanos dignos e inteligentes.

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