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martes, marzo 19

No tan Negra. Testimonio

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Antes yo no era negra, era solo una niña creo. Empecé a ser negra como a los 5 años, cuando me dijeron que no jugarían conmigo porque era muy negra. O cuando en la escuela me forzaron a mirarme a un espejo para que dejara de negar que lo era. O quizás cuando todos piel contra piel, hasta quedar yo la última, me obligaron a entenderlo. Desde ahí comprendí que quería decir mi mamá cada vez con eso de «es que el papá es negro». Eso de ser negro es un tema entero para la gente.

Intenté blanquearme porque supe que el color era importante. Pero miraba mi piel y el color estaba muy adentro. Me dijeron que era porque no tomaba leche, que había que bañarse en agua con cloro para remediarlo. A los 6 todo eso tiene sentido y lo intenté pero el color no se iba, con los años más se adhiere más.

Me costó muchos años comprender cuál era mi color, quise no llorar más por algo que no podía arreglar y traté de aprender sobre cómo ser negra. Pero yo no me crié con mi familia paterna y ellos nunca pudieron enseñarme cómo. Pensé que leyendo, pero solo había una historia de un niño que comparaban con un mono, Cocorí(1), yo hice un ensayo y dije que era hermoso que ese niño amara tanto a la rosa.

Tenía el dato principal: yo era negra. Entonces decidí adelantarme a todos y avisarles de que lo era. Y de repente el discurso cambió: «no, ud. no es tan negra, ud. es como…» y agregaron todas las posibilidades étnicas que parecen menos radicales que el negro. Nunca he entendido cómo quedarles bien.

Yo no habría tenido problema en no tener color pero sé que ¿de dónde es ud? es de las primeras preguntas básicas que me hará cualquier persona que conozca y que si digo que de San José(2) me miran confundidos. Entonces digo que de Limón(2) y digo también «es que mi papá es negro» y la calma les regresa para consolarme diciendo «pero ud. no parece tan negra…» y así.

En el trato parezco buena persona así que me repiten tantos estereotipos como conozcan para ayudarme a entender que, en realidad, no soy tan negra porque no me comporto como se supone que lo hace una negra. No soy suficientemente blanca costarricense ni suficientemente negra limonense para ellos. No los entiendo.

Yo no sé ser negra como ellos quieren. Es que nadie me enseñó, me dijeron que lo fuera pero en la escuela nadie me explicó qué significaba ese rol. Trato de aprender y ser tan negra como me lo deja la piel, como me lo indica el instinto. No puedo más que eso.

La adultez me ayudó a amar mis rasgos mestizos, mis pómulos anchos y mis labios gruesos; a sentirme cómoda con mi piel y su melanina descocada que se activa con el sol. Estoy reconciliada con las etnias que conforman la sangre que llevo: me sé negra y rojo indígena. Me invoco latina con los extranjeros para explicar que me invaden muchos tonos de los que no tengo contabilidad. Pero esto me ha costado treinta años de vida.

Así que, querida gente «blanca», cuando le digo que soy negra, no me expliquen qué es ser negra.

1. En CR se lee Cocorí, un libro que ha generado polémica por parte de la población afrodescendiente, debido a las descripciones que se hacen en él.
2. Limón es una provincia del Caribe, hay una concentración muy fuerte de población afrodescendiente. San José es la capital de Costa Rica.

 

Marcela González

Marcela González

Educadora. Lectora y apasionada de la literatura, el arte, la cultura y el género. Negra caribe y roja mestiza. Costa Rica.

 

-Los afrocostarricenses representan cerca del 8% de la población de Costa Rica y son una de las etnias más relevantes del país en cuanto a sus aportes culturales, sociales, artísticos y políticos.

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