Angela Davis hace algo más de 3 años ofreció una conferencia en el País Vasco dentro de la jornada «La cárcel a la calle. Mujer y cárcel». Recordamos hoy esa intervención imprescindible con plena vigencia en la actualidad.
Davis es una política marxista, activista afroamericana y profesora de filosofía. Y como filósofa, recuerda que los engranajes del complejo industrial penitenciario coinciden con los engranajes que imperan en el capitalismo. “Es fundamental reconocer el vínculo existente entre el racismo estructural y el complejo industrial penitenciario, entre el castigo y la economía capitalista”.
Haciendo un repaso por la historia de la cárcel, explicó que «las prisiones fueron inventadas básicamente por los EEUU, como una de las instituciones centrales de la nueva democracia burguesa. El objetivo de la prisión es privar de la libertad y los derechos” pero “los derechos y libertades tienen que ser reconocidos antes de que te los puedan quitar, así que es un castigo que solo puede tener sentido dentro de una democracia burguesa, de las élites. No a todas las personas se les reconocía este derecho. Excepto en Haití, que fue la primera democracia no racista del mundo.”
En cuanto a las mujeres, “las cárceles son supuestamente para permitir a las personas arrepentirse y rehabilitarse para ser mejores ciudadanos, pero las mujeres no entraban en esta definición, ni las personas negras, porque no eran personas de pleno derecho”. Algo que le resulta interesante y clarificador es que “cuando las prisiones para mujeres comenzaron a desarrollarse, esto fue en la década de 1870, se trataba de reformatorios. Los hombres podían cometer delitos pero se esperaba que se rehabilitaran”. “Las mujeres”, sin embargo “no eran ciudadanas, así que cuando cometían un delito, eran militantes contra su naturaleza como mujer y habían caído tan bajo que no podían ser rehabilitadas”. Únicamente reformadas. En este sentido, recuerda, habían movimientos feministas que decían que las mujeres podían rehabilitarse y ser mejores madres y esposas, (y hoy todavía existen), pero “de las mujeres pobres se esperaba que fueran mejores sirvientas”.
Otro ejemplo que visualiza el enorme abismo entre los derechos humanos y la industria penitenciaria es el caso de las mujeres transgénero, que “constituyen la comunidad más criminalizada en los EEUU y es algo que se está empezando a reconocer. Las presos trans reciben un tratamiento más duro, atacadas, asesinadas, fuera y dentro de la cárcel. Hay prisiones para hombres y para mujeres, pero ¿qué ocurre con las personas que no entran dentro de este binarismo de género?” se pregunta.
Davis remarca que el tema de la encarcelación masiva en EEUU es un problema incluso, ironiza, para Donald Trump. Esta encarcelación “ha llevado a más personas a la cárcel que en cualquier otra parte del mundo. Tienen al 25% de la población encarcelada de todo el mundo y solo somos el 5% de la población mundial. Las más de 200.000 mujeres presas en EEUU suponen un tercio del total de presas del mundo”.
Entre las personas que están en prisión y los que están bajo supervisión penitenciaria, “uno de cada treinta y cinco personas adultas en EEUU está bajo correccional, y hay una desproporción enorme entre latinos, negros… donde se ve como el racismo afecta estas cifras. En lugar de hablar de los EEUU como la democracia líder del mundo, tenemos que hablar de la nación cárcel que lidera el mundo, y además está exportando el modelo penitenciario a todo el mundo”.
La tercera corporación más grande del mundo es G4S. La más grande es Wall Mart. G4S, explica, “es una corporación que extiende policía y cárceles por todo el mundo, y la empresa que más empleos crea en África. Opera y gestiona cárceles, estructuras policiales, y transporte de presos”
En 1971, los guardias mataron a George Jackson, afroamericano revolucionario, Pantera Negra, escritor, poeta y preso.
Después de que Jackson fue abatido a tiros en el penal, las autoridades de la prisión encontraron una biblioteca de más de 100 libros, entre ellos copias manuscritas de dos poemas; que fueron publicados en el periódico del Partido Pantera Negro como un solo poema bajo el nombre de Jackson. Solo más tarde se descubrió que Jackson había tomado los poemas, «Enemy of the Sun» y «I Defy,» del poeta palestino Samih Al-Qassem.
Enemigo del Sol Carta desde el Zoco de los Cesantes Tal vez pierda, como pretendes, mi sustento. Tal vez haya de poner a la venta mis ropas y mis muebles. Tal vez tenga que trabajar como cantero, como mozo de cuerda o barrendero. Tal vez sirva en los vertederos de las fábricas. Tal vez por los corrales busque granos. Tal vez vaya apagándome, famélico y desnudo. ¡Enemigo del sol! Mas no transigiré. Resistiré hasta el último pulso de mis venas. Tal vez me puedas arrancar hasta el último palmo de mis tierras. Tal vez mi mocedad alimente la cárcel. Tal vez robes la herencia de mi abuelo: los muebles, las vajillas, y los cántaros. Tal vez quemes mis versos y mis labios. Tal vez mi carne arrojes a los perros. Tal vez en nuestra aldea permanezcas como una espantosa pesadilla. ¡Enemigo del sol! Mas no transigiré. Resistiré hasta el último pulso de mis venas. Tal vez apagues la antorcha de mi noche. Tal vez me falte el beso de mi madre. Tal vez insulte un niño, y una niña, a mi pueblo y mi padre. Tal vez mi historia la falsee un cobarde, y transforma en arañas mis corderos. Tal vez dejes privados a mis hijos de su traje y fiesta. Tal vez a mis amigos les engañes con una rostro prestado. Tal vez alces, rodeándome muros, muros, y muros. Y tal vez contra viles visiones crucifiques mis días. ¡Enemigo del sol! Mas no transigiré. Resistiré hasta el último pulso de mis venas. ¡Enemigo del sol! Los puertos se engalanan, y hay presagios de albricias, albórbolas y fiestas, clamores y bullicio, heroicos himnos brillas en las gargantas. Y allá, en el horizonte, desafía una vela al viento y el oleaje, atraviesa los riesgos. Es la vuelta de Ulises desde el Mar tenebroso. Es la vuelta del sol, de mi hombre emigrado. Y juro por los ojos de los dos que no transigiré. Que hasta el último pulso de mis venas, resistiré. ¡Enemigo del sol! ¡Resistiré!
George Jackson una vez escribió, » no quiero morir y dejar un par de canciones tristes y una joroba en el suelo como mi único monumento.» En su lugar, quería dejar un mundo liberado de «mil marcas diferentes de falsedad.»
“Con la noción `lo personal es político´, entendemos cómo está unida la violencia estatal y la violencia íntima” remarca Davis. Mujer, negra, homosexual y comunista, Davis acabó en prisión después de que le acusaran de participar en el caso de George Jackson, acusado sin pruebas de la muerte de un carcelero blanco. El hermano de Jackson, de 17 años, irrumpió fuertemente armado en el juicio para reclamar la libertad de él y de todos los prisioneros implicados. En el hecho mueren él, dos presos y el juez. Pasados unos meses, George Jackson aparece tiroteado en la prisión San Quintín llevando una pistola encima, por lo que los oficiales afirman que trataba de fugarse y que el arma había sido introducida de contrabando por Angela Davis. El FBI la incluye entre los 10 criminales más buscados del país y ella se fuga hasta que la capturan como «peligrosa terrorista», acusada de conspiración criminal, secuestro y asesinato.
Ella misma asume su defensa en un juicio respaldada por una fuerte campaña llamada «Free Angela». Fue absuelta.
Tal vez los versos de Al-Qassem que lee Davis en la conferencia los podría haber compuesto ella. No importaba quien compuso los versos, porque hablaban de la misma angustia y los mismos terrores de los seres humanos oprimidos y perseguidos y su capacidad de sobrevivir, sufrir, resistir, y luchar como “enemigos del sol”
Noemí Villaverde
Licenciada en Educación Social y Antropología Social y Cultural. Educadora social. Colaboradora en radios libres y autora del blog: http://unaantropologaenlaluna.blogspot.com.es/ País Vasco.
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