viernes, noviembre 22

¿Y si no quisiera ser madre?

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España, 19…  Antes no se concebía, si no te quedabas embarazada parecía una maldición, tu entorno te empujaba, la sociedad te presionaba y tú, mujer, te veías en la obligación de ser madre (y esposa).

Pero… ¿querías? Quizá, ni siquiera lo pensabas y, simplemente, te dejabas arrastrar por las corrientes de tu tiempo y de tu lugar.

Luego, claro, disfrutabas de tu prole y nunca más (o no) dudabas de tus deseos de ser madre.

 

España,201…

 

Ahora, el panorama es variopinto, trabajamos, somos independientes, retrasamos nuestra edad de ser madres, tenemos a nuestros hijos en solitario… Y todo porque podemos.

Podemos, sí.

¿Y queremos ? Pues algunas sí y otras no.

¿Y qué hay de las presiones de antaño?

Las grandes ciudades con su diversidad se perfilan como espacios de mayor libertad pero las pequeñas continúan constriñendo.

Por otro lado,están las familias, esos micro cosmos de libre funcionamiento.

Cuando le dije a mi padre, un africano con DNI español que no sabía si quería tener hijos, no se sintió apenado o enfadado, sin embargo, noté que era algo que escapaba a su entendimiento:

– Eres una egoísta. 

Y no dijo más. Porque para él no es algo que esté bien o mal, es lo natural, lo lógico, lo que pasa cuando acabas tus estudios y encuentras un empleo, lo que ha sido siempre y lo que no debería dejar de ser nunca porque en su cultura los vástagos son riqueza y la forma de permanencia en la tierra de los ancestros, que necesitan que su línea de sucesión se prolongue hasta el infinito para, aún no estando, no desaparecer. Así las cosas, mujer y madre son sinónimos y ojo, hombre y padre, también.

A raíz de esa escuetísima conversación pensé que quizá muchas/os mujeres y hombres negros/as nacidas/os en Europa viven esa dualidad entre lo que sucede dentro de casa, la tradición que corre por sus venas, y lo que pasa fuera. Y quizá, la riqueza infinita que implica  vivir a caballo entre dos mundos,en el ámbito de la maternidad/paternidad, se convierte en una losa. O no.

Y eso es lo que quiero saber porque yo no escribo para contaros sino para que me contéis si creéis que el mundo afrodescendiente es menos tolerante a la opción de no ser madre.

Se abre el debate.

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3 comentarios

  • Mar

    Pues hablas de muy a principios del siglo XX. Porque conozco mujeres (solteras y casadas) en edad de jubilación y sin hijos, y lo mejor de todo es que no sé el por què no tuvieron (no quisieron, no pudieron biológicamente, económicamente o cualquier otra causa).

    Por otro lado, para mí sí que encierra egoísmo, cosa que a la vez no me parece mal, sino un acto de valentía reconocerlo y actuar en consecuencia.

    Un hijo te cambia la vida radicalmente y para siempre. Estoy segura que muchas madres (y padres) si les dieran la oportunidad y fueran sinceras (y no juzgadas por su respuesta) volverían atrás. Un hijo es la mayor responsabilidad que puede tener una persona y no todas estamos preparadas… y sí, es por egoismo. Qué bien viven los «singles»!

    Yo, personalmente, tengo un hijo. Es maravilloso, bueno y bastante «plasta» XD. Para mí de 0 a 3 y a partir de 12, es lo mejor. Lo del medio me lo hubiese ahorrado con gusto :-O

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