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sábado, julio 27

Racismo en familia

PortadaDaly and Newton

Gran parte de la responsabilidad de los actos racistas está en la educación que se da en las familias. El primer paso para vencer el racismo está en el núcleo más cercano.

En la película American History X, Daniel Vinyard (Edward Furlong) es un quinceañero neonazi que presenta un largo informe de mala conducta, pero Bob Sweeney (Avery Brooks), el director del instituto y un afroamericano, obliga al joven a tomar clases a partir de ese momento en su oficina, a las que llama Historia Americana X y como primera labor le encarga hacer una redacción sobre el encarcelamiento de su hermano mayor, Derek Vinyard (Edward Norton), un conocido líder skin head.

Cuando la película se acerca al final y tanto Derek como Daniel han dado un vuelco a su vida violenta y de odio, esa noche acaba su redacción y tras pensar en ello recuerda que quien originalmente alimentó los prejuicios de Derek fue su padre, ya que solía quejarse en la mesa en contra de las minorías y las leyes de integración.

Esta pequeña alusión a esta magnífica película me lleva al tema del que quiero hablar y es tan polémico como importante: la responsabilidad de las familias en las conductas racistas. Ya en varias ocasiones este tema se ha tratado en Afroféminas, no directamente, pero si desde otros temas que rozan o se conectan de alguna manera con éste, que es sin duda de los que más preocupa y más difícil de atajar.

La escena de la película descrita anteriormente reproduce muy bien lo que sucede en muchas ocasiones en las familias. Incluso este tipo de comentarios u otros parecidos se ven con normalidad. A veces comentarios racistas son hechos con toda naturalidad ante hijos sin ni siquiera tener conciencia de ello. Frases que se utilizan en el lenguaje coloquial y que tienen un fuerte contenido racista y xenófobo.


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Fotogramas «American History X«

En el mundo políticamente correcto en que vivimos muchas veces el racismo latente se oculta detrás de una máscara de hipocresía que no deja de ser un ejercicio de cinismo. Es más fácil luchar contra el racismo visible que contra el invisible que se esconde detrás de las buenas palabras y sonrisas condescendientes.

Algunas preguntas: ¿Cuántos padres blancos en Europa aceptan con normalidad que sus hijos jueguen en el parque con niños negros? ¿Cuántos de estos padres verían con buenos ojos que su hijo se casase con una persona afrodescendiente o negra? En países de una fuerte población afrodescendiente ¿cuál es el número de matrimonios mixtos? ¿se habla claro a los hijos de racismo, o sinceramente es un tema que no preocupa en absoluto a quien no lo sufre?

Cualquier ataque racista hecho a una persona que se quiere y se respeta a sí misma, está condenado al fracaso.

En la misma escena de la película lo que inicia los comentarios despectivos de su padre es cuando Derek habla ilusionado de que el director Sweeney está dándoles en clase historia negra americana. Esto es lo que desencadena la reacción del padre que no le gusta que su hijo aprenda sobre escritores, artistas y científicos afroamericanos. ¿Es que no hay escritores blancos para enseñaros? Este es el problema real y el origen de todo. La incapacidad para ponerse en el lugar del otro y su sufrimiento. La poca voluntad de conocer al diferente.

Para las familias que no sufren directamente el racismo, es realmente complicado sentir empatía por quien sufre discriminación racial. Hoy en día prácticamente todo el mundo está de acuerdo en condenar la esclavitud o el holocausto. Pero hasta ahí. Llegar más lejos es menos frecuente porque quién no ha sufrido rechazo racial no sabe lo que significa. Se tiende a quitar importancia al asunto diciendo que es algo anecdótico.

Sin duda en un tema tan complejo y personal es difícil tomar medidas. Desde luego hasta que la gente no se conciencie completamente no podremos avanzar claramente. Lo que si podemos hacer es tolerancia cero contra el racismo. No debemos pasar ni un comentario o actitud racista en ninguna parte. Después de mucho tiempo he visto que la condescendencia no sirve de nada, más bien ahonda el problema. Si quitamos importancia a algo tan grave lo que hacemos es perpetuarlo. Denunciar es una manera de concienciar. No hay frases sin importancia si estas hieren o hacen daño y esto sirve también para las escuelas. Los profesores deben implicarse más en la lucha contra este problema. Dejar correr no es la solución.

También hay una educación que dar a quienes pueden ser víctimas de ese racismo. En mi caso tengo una hija que puede sufrirlo. Lo primero es hacerla sentir contenta y orgullosa de ser una mujer negra. Cualquier ataque racista hecho a una persona que se quiere y se respeta  a sí misma, está condenado al fracaso. Después de esto todo será más sencillo. Pero también tener en cuenta que a los hijos no se les puede proteger siempre. Quizás sufran alguna vez, pero esto debemos superarlo juntos y hacer que no les marque. El odio tampoco se combate con odio, hay que luchar contra las trincheras. Todos tenemos el mismo valor.

Decía Steve Biko, líder sudafricano asesinado por el apartheid que “La mejor arma en manos del opresor es la mente del propio oprimido”. La mejor arma de lucha contra el racismo es el autoconocimiento y la educación. Empecemos desde ya.


Elvira Swartch Lorenzo

Colaboradora.



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