Aprender de la madres negras para educar en el antirracismo
Cuando era una niña, todos los días, antes de ir al colegio, mi madre me cogía de los hombros y me decía “recuerda que eres una persona maravillosa y nadie tiene derecho a hacerte daño”. No recuerdo cuando empezó este ritual, ni cuando acabó. Supongo que empezaría después de alguna agresión verbal racista que sufrí en el colegio y que terminaría en ese momento de la preadolescencia en que la cercanía íntima con tu madre te parece demasiado infantil. Las niñas negras y racializadas y nuestras familias necesitamos esto. Necesitamos un recordatorio para nosotras mismas y para los demás de que no somos quienes el mundo en general nos dice a menudo que somos: criminales, prescindibles, perezosas, sucias, salvajes o incultas.
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Si únicamente aceptam...