El 5 de febrero de 2018, aproximadamente dos semanas antes del tan esperado estreno de la película de superhéroes Black Panther, la rapera estadounidense multilingüe Cardi B, de ascendencia trinitense y dominicana, declaró a Teen Vogue:
Algo que siempre me molesta es que la gente conozca poco de mi cultura. Somos caribeños; mucha gente me ataca porque cree que no me identifico como negra […]. Algunos quieren decidir si eres negro o no en función del color de la piel porque no comprenden a los caribeños ni nuestra cultura.
Sus comentarios hablan de los conflictos que surgen frecuentemente en Estados Unidos por ser negro, pero como inmigrante cuyas raíces caribeñas a menudo no están ligadas a un solo estado nación. Cardi B, que se identifica como afrolatina, acepta tanto su herencia africana como la española. Estos argumentos pueden complicarse aún más por las críticas sobre su «Unbroken Englishes«, en el que hablar de maneras que se desvía del inglés estadounidense convencional se considera un signo de inferioridad. Al igual que muchos afroamericanos, Cardi B ha enfrentado estas percepciones de cómo debería ser en función de su raza, idioma y lugar de origen:
Cardi nunca aceptó ser negra. Acepta las culturas negras de la misma manera que la aceptan los buitres culturales. No actúa como mujer migra hasta que llega el momento de serlo.
———–
¿Cómo se comporta una mujer negra? ¿Cómo actúan las mujeres negras?
Como preguntó uno de mis participantes caribeños en un estudio realizado en 2020: «¿cómo habla inglés una persona negra?».
Los desafíos de Cardi B, aunque ampliados por ser una celebridad, representan un duro recordatorio de que este es un asunto antiguo. A millones de negros se les dice sistemáticamente cómo deben llevar su negritud en función de su uso del idioma. Los antiguos marcadores de su performatividad, que tienen su origen histórico en el eurocentrismo y que aprovechan los sistemas y las personas, se basan típicamente en cómo utilizan el isioma, así como en el grado en que pueden enmascarar o disociar sus orígenes inmigrantes. Como observa Marissa Smith Morgan, la experiencia de Cardi B, como tantas otras, nos recuerda los antiguos debates sobre negritud, idioma y etnia que han tenido estudiosos como el sociólogo, historiador y activista panafricano por los derechos civiles William Edward Burghardt Du Bois o el legendario activista político jamaiquino Marcus Garvey.
A nivel mundial, la creciente politización de la negritud y el aumento de la inmigración han creado tensiones generalizadas que persisten entre los inmigrantes negros y los afroamericanos, incluso cuando se están haciendo esfuerzos decisivos para construir una solidaridad duradera entre los pueblos negros. No es raro que siguen estando en el centro de atención las interpretaciones matizadas de cómo la raza, la migración y el lenguaje sitúan a los inmigrantes negros en relación con los afroamericanos dentro y fuera de Estados Unidos, concepto explorado en la película Black Panther como un recordatorio del movimiento Black Panther casi como se ve desde el extranjero,.
La raza se ha utilizado como sustituto del idioma y viceversa. Para muchos inmigrantes negros de países como Canadá, Reino Unido y Estados Unidos, esto significa que se los percibe en función de cómo hablan, escriben y se comportan, incluso son juzgados por su apariencia. Por ejemplo, en Estados Unidos, dependiendo de lo fenotípicamente oscuro que se sea como inmigrante negro o estadunidense negro, la forma de hablar se utiliza cada vez más para juzgar si la persona en cuestión es inteligente, buena o mejor persona negra. En el caso de Cardi B y otros que no parecen negros fenotípicamente, su «Unbroken Englishes» crea una dinámica en la que sus personalidades son consideradas repetidamente como inferiores.
Los afroamericanos que tal vez no tengan antecedentes de inmigración experimentan la raza y el idioma de manera similar a los inmigrantes negros en algunos aspectos, pero diferente en otros. De la misma manera, los inmigrantes negros pueden tener experiencias que les permitan desempeñarse como estadounidenses con su idioma, y conservar al mismo tiempo su condición de inmigrantes. Ambas situaciones no son necesariamente excluyentes, aunque muchos entienden que sí.
El poder ver esta capacidad de «ambas cosas» de la persona racializada como negra por su lengua y entendida como extranjero por su condición de inmigrante es fundamental para abordar el enfrentamiento entre quienes son considerados inmigrantes negros y aquellos comprendidos como estadounidenses negros.
En un momento en el que la lucha contra la inmigración se tilda de nacionalismo, incluso cuando se le pide a los antiguos colonizadores que rindan cuentas por su horrible «pasado» colonial, se considera fundamental abordar cómo el lenguaje, que siempre ha estado en el centro de la subyugación eurocéntrica, continúa mezclándose con la raza.
Para el niño afroamericano que vive en Estados Unidos y cuyo idioma ha sido descartado durante tanto tiempo, la atención a cómo la raza, el idioma y la migración se cruzan en los sistemas institucionales deja claro que su inglés es legítimo. Los estadounidenses blancos, a quienes se les ha enseñado a burlarse de las lenguas intactas de otros blancos, también comienzan a ver que sus padres vinieron con idiomas que fueron descartados en favor de una noción eurocéntrica «estándar» basada en blancura adecuada.
En el caso de aquellos padres británicos multilingües de origen africano que crían niños británicos negros en el Reino Unido, el propósito ya no es que el niño «hable correctamente», sino buscar escuelas que legitimen el idioma en todos los repertorios del niño. Para las familias caribeñas negras, el objetivo no es dominar el inglés de la reina, sino pedir a los Gobiernos que liberen la riqueza lingüística de los caribeños para que puedan contar con los repertorios lingüísticos más adecuados para la comunicación. A fin de cuentas, lo que se debe cambiar no son las personas y sus idiomas, sino los sistemas que les responden según la interacción entre raza, idioma y migración.
Como vemos en la auténtica vida e idioma de Cardi B, que, al igual que otros, funciona en un nexo donde la racialización, los orígenes nacionales y el lenguaje se cuestionan continuamente y cambian a través de las fronteras, prestar mucha atención a cómo la raza, el idioma y la migración se entrecruzan para afectar la vida de las personas negras significaría liberarse de los confines de lo apropiado.
Al mismo tiempo, sancionar la complejidad de lo que significa ser negro, inmigrante y utilizar el idioma como cualquiera de los anteriores (o ambos) afectaría al inglés como segunda lengua para los estudiantes internacionales como para los académicos. Existen muchas razones para creer que dejar ver cada vez más la falta de adecuación de Cardi B puede ser lo que nos libere a todos.
*Este artículo por Patriann Smith fue publicado originalmente en Global Voices el 23 de septiembre de 2023.
Patriann Smith
Profesora asociada de la Universidad de Florida. Es conocida por su premiada investigación acerca de cómo la intersección de raza, lenguaje e (in)migración influye en la alfabetización, la investigación, la evaluación y la política. Puede obtener más información sobre la doctora Smith y su trabajo aquí.
Descubre más desde Afroféminas
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.