viernes, noviembre 22

Construir el relato a medias

Luna, la voluntaria de la Cruz Roja cuya imagen se ha hecho viral por su abrazo con un migrante senegalés que recién llegaba a nado a Ceuta el pasado 17 de mayo, tuvo que cerrarse su perfil en Twitter por la gran cantidad de amenazas y comentarios racistas que recibió después de que esta escena inundara todos los medios de comunicación.

Abdou, pocas veces nombrado en los mismos medios que han alabado el gesto de Luna, es el hombre senegalés de 27 años que lloraba desconsolado mientras se abrazaba a la voluntaria.

La imagen del abrazo entre Luna y Abdou lleva una carga simbólica que ha removido consciencias y ha provocado la emoción entre muchas personas, especialmente de aquellas cuyos valores simpatizan con el derecho a la vida. No hay duda de que, a raíz de este abrazo, se ha abierto un debate muy necesario en el si de nuestras sociedades, y es el de cómo podemos comportarnos de forma más solidaria con aquellos que cruzan a nado y caminan durante horas y días sin saber lo que se van a encontrar en el otro lado de una valla separa-fronteras que presume de ser la más agresiva y peligrosa de Europa.

Sin embargo, dicho debate se ha visto nuevamente envuelto por un exceso de paternalismo y condescendencia hacia un mismo colectivo, y este es el de las personas migrantes que viajan en condiciones infrahumanas y que, en muchos casos, terminan desfalleciendo en su intento de acceder a Europa por vías que suponen un peligro para su integridad física y para su vida.

¿Es Luna quien abrazó a Abdou o Abdou quien abrazó a Luna? La construcción de un discurso en el que un individuo es colocado como sujeto pasivo, mientras que el otro (normalmente la persona blanca) es quien realiza la acción, dice mucho del modo que tenemos de infantilizar siempre al mismo colectivo.

El relato entorno al abrazo entre Luna y Abdou se ha construido, nuevamente, desde una visión que coloca a la mujer blanca, la salvadora, por encima del pobre migrante desesperado por salvar su vida. 

La imagen que muchas personas parte del colectivo antirracista han denunciado durante años vuelve a inundar todas las portadas de periódicos y telenoticias televisados: Y esta es la de una persona blanca con el uniforme de militante de la ayuda humanitaria, abrazando a un pobre hombre en condiciones en las que, muy probablemente, esa persona no querría verse públicamente.

Nuevamente, el foco va hacia la persona blanca que abraza al pobre migrante. De ella ya sabemos su nombre, su Twitter y, mientras unos la alabamos por su acción, muchos otros la intentan hundir públicamente por el hecho de considerar que ha cometido un acto impropio de una ciudadana española: El de humanizar a una persona negra.

Sin embargo, de Abdou no hemos sabido prácticamente nada hasta hace pocos días, después de que su imagen ya hubiera inundado todas las televisiones y publicaciones de este país. A Luna casi no se la podía identificar en las imágenes emitidas y publicadas por los medios de comunicación y todo tipo de plataformas. Sin embargo, el rostro de Abdou desconsolado y en un momento tan íntimo y triste como ese, ha recorrido España entera sin contar con su permiso expreso. 

Y aún más curioso es el hecho de que el relato se haya explicado a medias: Abdou fue reportado inmediatamente a Marruecos, hecho que no ha acompañado ninguno de los titulares en los medios en los que se incluía la fotografía del abrazo como portada y “ejemplo” de la solidaridad de los españoles.

“Un abrazo y a tu puta casa”, tal y como lo definen los/as compañeros/as de la plataforma Poder Migrante (@podermigrante_noticias en Instagram).

“La mayor parte de los políticos, periodistas y opinadores orgullosos de esta foto están de acuerdo, al mismo tiempo, con que a este muchacho lloroso que lleva miles de kilómetros, vejaciones y maltratos se lo devuelva a la fuerza al país del que acaba de escapar y donde volverá a ser maltratado. Muchos de nuestros referentes mediáticos progresistas carecen de la humanidad más básica. Quieren su foto para presumir de la superioridad moral de la izquierda” – exponen en sus redes sociales.

Abdou lloraba porque acababa de ver a su hermano inconsciente al llegar a la playa de Ceuta. Actualmente sigue sin noticias de él. Anduvieron durante 12 horas y nadaron durante 20 minutos hasta llegar a Ceuta.

Abdou fue reportado inmediatamente y ahora se encuentra en Casablanca, en una habitación compartida y viviendo en condiciones de hacinamiento. 

Luna no ha querido mostrar más su rostro en televisión, probablemente porque su gesto no formó parte de ninguna estrategia para aumentar su ego o sus seguidores en las redes sociales. Probablemente porque su gesto salió directamente desde el corazón y, seguramente, ella no quería ser la salvadora de nadie, sino que simplemente hizo lo que cualquier persona con unos valores alineados con su condición de ser humano haría.

Hay que agradecer a Luna el hecho haberse convertido en ejemplo de solidaridad y acogida en una sociedad desgraciadamente tan hostil hacia las personas que, con todo su derecho y una gran mochila de esperanza de encontrar algo mejor, migran de forma arriesgada y sin ningún tipo de garantía ni protección.

Pero, por supuesto y, sobre todo, debemos agradecer y tener en cuenta testimonios como el de Abdou, por ser la viva imagen de la injusticia y la vergüenza que representa ser migrante en este mundo e intentar cruzar la frontera de un país que sabes que no te quiere, solamente por buscar un futuro mejor para ti y para los tuyos. 

Abdou ha sido ejemplo, de nuevo, de la deshumanización más absoluta. Pero no solamente por su condición de migrante y por el maltrato y las vejaciones a las que ha sido sometido en la frontera de Ceuta. Sino también por el castigo que ha significado el convertirse en el responsable de que Luna haya recibido ataques racistas, así como el hecho de ser el rostro del “inmigrante ilegal”, el que nos invade, del que no se habla ni se explica su historia y, si se explica, se hace para resaltar la solidaridad de las personas blancas.


Clara E. Mengual

Periodista especializada en Estudios Migratorios y Género. Lucho por un periodismo antirracista, interseccional y feminista. Instagram: @claraemengual / Blog https://claraemengual.com/


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