Son once los años que llevo en esta ciudad, donde el color de piel sigue siendo un problema. Pero es que así no lo quieren ver.
Hace once años llegue aquí y me recibió una oleada de confusión, en donde hablar con mi acento era objeto de burla, en donde ser de piel oscura es sinónimo de robo, pobreza y maldad; donde salir a la calle implicaba que alguien te gritara “¡Ay, La familia!” haciendo un intento de imitar nuestro acento que suena tan distanciado como Colombia de Japón.
Son once años que llevo en una ciudad, donde son capaces de pluralizar las actitudes de una persona solo por su color de piel, donde tan solo con 10 años tuve que crear una identidad, porque es que yo soy de un pueblo donde todos somos negros, pero allá ese nunca había sido un problema.
Tengo actitudes y costumbres diferentes a la gente tan culturizada de la city, pero aun así debí fingir que sabía cosas que nunca había oído, porque allá en los pueblos remotos de nuestro lindo país, donde se ve RCN, Caracol y Señal Colombia, se tiene un gusto desbordado por la gente de la ciudad, creyendo que su cultura algunas veces esta por encima de la nuestra.
Entonces retomo la identidad, porque hace once años llego a una ciudad donde no sé cómo actuar, y termino perdiendo mi forma de hablar, de expresarme y hasta de pensar. Es que en mi casa tampoco me movilizaron el pensamiento con respecto a mi identidad cultural
Pasé seis años de mi vida con una identidad que cuelga como los flecos del traje de una bailarina de salsa. Pero aun son once años en una ciudad, donde la gente todo el tiempo pregunta cosas de tu raza, como si fuéramos alguna clase de extraterrestres o algo tan extraño como el sistema molecular. Donde dicen “a mí me encantan los negros” como si nosotros fuéramos una marca y estuviéramos en un proceso de compra, generando experiencias.
Y en esos once años he escuchado un centenar de veces la frase que cada día me entierra un poco, “que negra tan bonita” “¡Ay! Es que hay unas negras que son tan…” de dónde saca la gente que para darme un cumplido es necesario demeritar a las otras de igual negrura utilizando términos despectivos.
Son once años recibiendo diferentes tipos de micro racismos que están creando en mi un sentimiento de coraje y odio cuando debo estar llena de fuerza. Y es que no soy la única que piensa así, imagínense el tamaño del sentimiento de todas las Mujeres Negras que padecemos de esta crisis del racismo a diario.
Son once años que pueden llegar a ser 22, si la gente no entiende que el racismo esta tan entrometido en los “blancos” y negros haciéndonos ser cada día más hipócritas. Es una enfermedad por curar, pero primero hay que ser conscientes de que existe dicha enfermedad. Son once años construyéndome, formándome, haciéndome para salir a la calle y representar a mi raza porque soy Negra, Afrodescendiente, Afrocolombiana o como quieran llamarme porque la discusión no es esa. La discusión es RESPETO.
Laura Zapata
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