
Nuestro cuerpo es un mapa vivo de historias, resistencias, opresiones y también victorias. En especial, los cuerpos racializados —especialmente los cuerpos de mujeres negras— han sido y siguen siendo territorios donde se libra una batalla constante contra el racismo, el sexismo, la violencia estructural y la negación de nuestra humanidad. Por eso, cuando hablamos de nuestro cuerpo, hablamos de poder, de memoria y de dignidad.
Aquí te contamos 10 momentos de la historia donde nuestro cuerpo ha sido y es territorio de lucha.
1. La esclavitud y el cuerpo como propiedad
Durante siglos, los cuerpos de millones de personas negras fueron considerados objetos sin voluntad propia. La esclavitud despojó de libertad y sometió los cuerpos negros a castigos brutales, explotación sexual y trabajos forzados. Resistir en ese contexto implicaba mantener la humanidad y el sentido de sí mismo, a pesar del sistema que pretendía anularnos.

2. Las luchas por el derecho a no ser violadas ni explotadas sexualmente
Desde la esclavitud hasta hoy, los cuerpos de mujeres negras han sido víctimas frecuentes de violencia sexual utilizada como arma de dominación. La resistencia incluye desde las rebeliones en las plantaciones esclavistas hasta los movimientos feministas negros que denuncian la violencia machista y racializada.
3. La criminalización del pelo afro
Nuestros peinados —afro, trenzas, rastas— han sido perseguidos y estigmatizados, como si nuestra identidad fuera un delito. Sin embargo, reivindicar el pelo natural es una forma de resistencia que desafía los cánones eurocéntricos de belleza y los controles sociales.

4. La batalla contra la esterilización forzada y la medicalización racista
Desde la esclavitud, mujeres negras y racializadas hemos sido víctimas de esterilizaciones forzadas, experimentos médicos sin consentimiento y tratamientos discriminatorios. Resistir es recuperar la autonomía sobre nuestro cuerpo y exigir justicia y reparación.

5. La visibilidad transgénero racializada y el derecho a la autodeterminación corporal
Los cuerpos trans negros enfrentan una doble marginación: el racismo y la transfobia. Luchar por sus derechos es también luchar por el reconocimiento de que nuestro cuerpo solo nos pertenece a nosotres.

6. El movimiento Black Lives Matter y la protesta contra la violencia policial
Los cuerpos negros se han convertido en un blanco permanente de la violencia estatal. Levantar el puño, salir a la calle, decir “I can’t breathe” fue una forma de luchar para que se reconociera nuestro derecho a vivir sin miedo a que nuestro cuerpo sea el escenario de la brutalidad.
7. El activismo contra la discriminación laboral basada en la apariencia física
Negar un empleo o una oportunidad por llevar afro o trenzas es una forma de violencia. Al reclamar el derecho a mostrarnos tal cual somos, también estamos luchando para que nuestros cuerpos no sean limitados ni censurados.
8. La reivindicación del cuerpo en el arte y la cultura
Pintoras, bailarinas, cineastas y músicas negras usan su cuerpo para contar historias, para desafiar estereotipos y para expresar su poder. Nuestro cuerpo es un lienzo de resistencia cultural y creatividad que se niega a ser silenciado.

9. La lucha contra la obesofobia racializada
Las formas del cuerpo también son objeto de control y juicio social, especialmente cuando se trata de cuerpos negros que no cumplen con los estándares impuestos. Reivindicar la diversidad corporal es resistir a la violencia estética que también es racista.

10. La maternidad racializada como acto político
Ser madre negra en un mundo que criminaliza y vulnera nuestra comunidad es un acto de resistencia en sí mismo. Cuidar, proteger y criar a las futuras generaciones racializadas es luchar para que nuestro legado de dignidad y lucha siga vivo.

Cada una de estas luchas nos recuerda que nuestro cuerpo es el primer espacio donde experimentamos el mundo. Defenderlo, amarlo y empoderarlo es un acto político que honra nuestra historia y nos abre camino hacia un futuro más justo.
Afroféminas

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