Una médica de familia de Calasparra afrodescendiente es la última víctima en una larga lista de sanitarios agredidos en la Región de Murcia. La facultativa, que prefiere mantener el anonimato por miedo a ser señalada, acudió el pasado 7 de abril a un domicilio para atender a una mujer que había llamado al 112 pidiendo asistencia. «Entramos a la casa la enfermera, el conductor de la ambulancia y yo, y el marido de la paciente lo primero que nos preguntó fue: ¿dónde está el doctor?», relata la víctima. «Cuando mi compañera enfermera le explicó que yo era la médica, me gritó: ¿esa negra de mierda? Me quedé en shock».
Pese a todo, las profesionales intentaron continuar con su trabajo. Pero el agresor insistía. «Era un hombre mayor, de unos 70 o 72 años. Cada vez gritaba más, iba subiendo el tono, y yo no podía ni responder: era como si estuviese viendo una película. Mi compañera era la que le contestaba, pidiéndole que guardase el tono». Llegó un momento en que el hombre se abalanzó sobre la médica. El conductor de la ambulancia evitó la agresión y se llevó al atacante a otra sala. Pero al poco volvió, insistiendo en sus insultos. «Era un misógino y un racista. En su cara solo había odio. Dijo que iba a llevarse a su mujer al hospital y al final nos fuimos», cuenta la víctima.
La facultativa siguió trabajando durante el resto de aquella jornada, el Domingo de Ramos. Cubría la guardia en el punto de atención continuada (PAC) de Calasparra, y había muchos pacientes esperando. «No tuve mucho tiempo para pensar, seguí viendo una urgencia detrás de otra. Una anciana me cogió la mano y me dio las gracias. Eso me reconfortó». Escribió a sus compañeros para contarles lo sucedido. La arroparon, y le animaron a denunciar. Este viernes, la víctima relataba su testimonio minutos después de hablar con la Unidad de Delitos de Odio de la Guardia Civil. «Cuando me han preguntado si me había pasado esto alguna vez, me he dado cuenta de hasta qué punto normalizas estas cosas. Sí, he sentido racismo otras veces», confiesa.
Natural de República Dominicana, esta médica de 39 años llegó a la Región de Murcia en 2009. Aquí hizo el examen MIR y sacó su plaza de formación sanitaria especializada, tras lo que ha ejercido como adjunta en Medicina Familiar y Comunitaria. En todos estos años ha vivido más de una situación cargada de tintes racistas: «Un chico de 22 años prefirió que yo no le cosiese los puntos después de un accidente y se fue. En otra ocasión, vino una familia con un bebé que lloraba. Cuando lo cogí, la madre me dijo: es que no está acostumbrado a la gente de color. Le tuve que explicar que lloraba porque tenía fiebre».
«Insultos racistas y un trato machista»
El Colegio de Médicos y el Sindicato Médico mostraron este viernes su más «rotunda condena» ante la agresión sufrida por esta facultativa. En un comunicado, ambas organizaciones lamentaron que la profesional fuese objeto de «insultos racistas, un trato machista, amenazas y un intento de agresión física, que fue evitada por la intervención del compañero conductor de la ambulancia».
El sindicato y el Colegio recordaron que «esta agresión se suma a una elevada cifra de incidentes». El año pasado se cerró con 499 incidentes en los que resultaron agredidos 587 profesionales, según el balance del Servicio Murciano de Salud (SMS). Son las cifras más altas desde que hay registro. Los ataques al personal representan un problema desde hace años, pero se han disparado un 56% desde la pandemia. De los 319 incidentes contabilizados en 2019, justo antes de la crisis sanitaria por la covid, se ha pasado a rozar los 500.
El Colegio de Médicos «exige a la Administración que se responsabilice de este problema y ponga en marcha las medidas efectivas para garantizar la seguridad de sus trabajadores». «Todos los centros sanitarios deben estar dotados de vigilante de seguridad, cámaras, consultas con doble puerta y todas aquellas medidas que sean efectivas para prevenir episodios de este tipo, no solo en los centros sanitarios, sino también para la protección de los equipos en avisos domiciliarios y vía pública. Son necesarias la implicación y colaboración de toda la sociedad para poner fin, juntos y de una vez, a este grave problema que suponen las agresiones en el ámbito sanitario», señala la institución colegial..
El Servicio Murciano de Salud (SMS) activó tras la agresión del pasado 7 de abril el protocolo previsto para estos casos, según explican fuentes de este departamento. A la víctima «se le ha facilitado cita con la Guardia Civil, además de ofrecerle apoyo psicológico». El SMS «está a la espera de recibir la denuncia para iniciar el apoyo legal y adoptar las medidas judiciales pertinentes». La Consejería mostró su firme condena ante «cualquier agresión física o verbal a los profesionales que trabajan por la salud de todos». AGENCIAS
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