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viernes, octubre 4

“Contar SOBRE África es necesario pero contar DESDE  África, además de necesario, es muy importante”

A Dilayla Romeo es complicado describirla. Si la presento como diseñadora de moda y joyería, me quedo corta, pero si explico que es fotógrafa o gimnasta, también. Quizá, lo más acertado sería decir que todo lo que toca lo convierte en arte, que con él busca una sanación colectiva y que cada día sorprende con una creación nueva en un área diferente.  Y se enamora de cada una de ellas, porque la pasión importa cuando se trata de producción cultural. 


Inició su camino en Zaragoza, sin embargo ella siempre fue pura diáspora y cruce de tierras, hasta en el carácter. Así que tras pasar por Barcelona y teniendo en cuenta que, como ella misma señala, “el ADN no entiende de nacionalidades ni de fronteras”, ahora trabaja y vive en Mozambique, país del cual es originaria.  Ahí, aprende, aprehende y desaprende a diario de un entorno que es casa y lugar ignoto a la vez. 

De todo lo anterior nace Noki shop, una marca en el que caben los mundos que pare y que, no me cabe ninguna duda, seguirá pariendo. 

 ¿Cómo ha sido tu proceso para llegar hasta donde estás hoy? 

Pues no sé ni por dónde empezar, pero supongo que reconociendo que me van los retos. El diseño lo comencé a estudiar hace muchos años y después de dejar lo estudios casi al final, por impaciente, decidí aventurarme y crear un taller donde diseñaba y cosía ropa para una tienda y a veces por encargo. Iba bien, pero pasado un tiempo me des-inspiré sin más y pasé a otra cosa. Poco después, me mudé a Barcelona y comenzó mi curiosidad por la fotografía. Con los años, decidí estudiarla a fondo en la escuela de arte y diseño Serra i Abella en Hospitalet y, definitivamente, la fotografía se convirtió en mi gran amor. 

Después  de terminar los estudios comencé a colaborar en algunos magazines, editoriales de moda, marcas de ropa etc.. Durante unos 10 años, fui haciendo aquí y allá. Un secreto, nunca he entendido el mundillo este de la fotografía y del artista, desde que vivo en Mozambique, creo que todo tiene menos tontería y más sentido. La inspiración por el diseño volvió multiplicada y mi fotografía se simplificó de forma positiva para mí. Ahora lo que busco o, mejor dicho, encuentro, es un acercamiento al interior de las personas de la manera más natural posible.

Comienzo por tu faceta fotográfica, tus fotos desde el continente no tienen mucho que ver con lo que suele llegar a Europa. En tu trabajo vemos a gente que mira a cámara orgullosa, elegante, urbana, con atuendos tradicionales, pero también ultramodernos, también y por qué no a mujeres que tocan el violín.  ¿Qué imágenes te gusta capturar? ¿Y cuánto de importante es contar DESDE África y no solo SOBRE África? 

Considero mi fotografía como un encuentro mágico entre una o varias personas. De un lado, el o los personajes queriendo exponer al mundo un mensaje íntimo y particular. Del otro lado, yo con mi cámara recibiendo ese mensaje con mucha sensibilidad. Para mí es como recibir a un nuevo ser al mundo, ese mensaje es un bebé y tengo el honor de verle llegar al planeta. Tengo un especial respeto por las personas que fotografío, es un acto de valentía brutal y siempre intento acariciar cada una de las imágenes que tomo con todo el amor que puedo. Por eso, me gusta fotografiar la esencia de las personas, es un ejercicio terapéutico mutuo muy espectacular, las personas se liberan y yo con ellas.

Contar SOBRE África es necesario pero contar DESDE  África además de necesario es muy importante. A mí me ha cambiado el discurso desde que vivo en el continente. Cuando vives en África puedes ser más realista y menos idealista, es primordial entender cómo es el día a día y la vida aquí para después poder considerar cualquiera de los aspectos.

Teniendo en cuenta que tú vives en Mozambique y eres hispanomozambiqueña (o viceversa) , ¿cuánto crees que afecta la manera en la que se cuenta África en Occidente a las personas que son de  ahí? 

Bueno afecta un 1000 por 100. Es increíble lo distorsionado que llega todo a Occidente incluso a día de hoy. De verdad, ¿quieres saber sobre África? Ven y experimenta aquí.

¿Y cuánto te afectó a ti? ¿te costó mucho despegarte de los convencionalismos que podemos tener, por mucho que tengamos ascendencia africana, por el hecho de haber nacido y crecido en Europa? 

Yo fui una víctima más de ese discurso distorsionado y todavía, a día de hoy, sigo trabajando en desprenderme de algunos de esos convencionalismos de los que hablas. Pienso que para nosotrxs, los mestizxs que bailamos entre estas dos culturas, realmente es un reto encontrar paz en todo esto, pero merece la pena, sin duda, el aprendizaje es tremendo, yo he conseguido mi equilibrio y el balance en lo espiritual.

Y, más allá de la foto, ¿cómo está siendo el proceso de adaptación (si es que ha sido necesaria una adaptación) a un país que es el tuyo, pero donde no has vivido hasta tu etapa adulta?

En 2011, la primera vez que vine a Mozambique, salí del avión y dije, yo soy de aquí. El ADN no entiende de nacionalidades ni fronteras eso es algo que sí me ha quedado bien claro. En mi caso, no tuve referencia mozambiqueña en casa cuando era niña. “Cómo demonios puedes ser tan africana..” dice mi madre mozambiqueña ahora que, después algunos años, ya nos conocemos mucho mejor.

En muchos aspectos, la adaptación ha sido muy natural y sencilla, como menciono, pero hay otros que… madre mía, no sé cómo he llegado hasta aquí. La burocracia en este país casi me mata y me hace desistir pero, afortunadamente, puedo ser muy cabezota con aquello que quiero y desistir no era una opción. Me siento muy feliz y orgullosa ahora mismo de estos 3 años, he cumplido sueños muy importantes y los que están por venir.  

¿Te has sentido a ratos hija del camino, ni de aquí ni de allí o allí de aquí y allí de acá? 

Me proclamo hija del camino sin lugar a dudas. 

¿Qué es lo que más te ha costado y en qué has sentido que siempre fuiste de ahí? 

Como he comentado antes, la burocracia es lo que más me ha complicado. No soporto los protocolos mozambiqueños y me irrita la poca seriedad o compromiso en los detalles del día día.

Ahora bien, siempre fui de aquí por el ritmo de vida tranquilo y sosegado, por la relación cercana con las personas y por el amor a la música.


Vuelvo a la foto, me consta que  para ti es importante y he leído en una entrevista que has experimentado con la fototerapia, ¿qué es eso?

Me introduje en la fototerapia durante la cuarentena. Hice un par de cursos que me ayudaron a profundizar en el concepto que siempre había estado en relación con mi trabajo sin yo apenas saberlo. Por definirlo de una forma sencilla, la fototerapia podría ser una forma de visibilización, de representación y de curación de procesos personales y sociales. 

El considerable logro de la fotografía terapéutica es invertir la relación tradicional entre el fotógrafo y el sujeto. Si, históricamente, el sujeto tenía poco control sobre su propia representación, la fototerapia cambia esta dinámica y es ahora cuando el sujeto toma todo el poder y esto me parece fascinante, teniendo en cuenta que la fotografía es un instrumento para visibilizar cánones culturales que nos rodean y enferman. 

Y dado que he tocado el tema de la terapia a través de la fotografía, me gustaría que me hablaras también de la sanación que citas también en alguna entrevista que te han hecho y, si es posible, de la herida. Una herida que, entiendo, nos afecta como comunidad.  

Para mí, la vida es una constante sanación y un experimento de amor hacia uno mismo y en consecuencia hacia el resto. Si tu herida esta sangrante y duele, será dolor lo que tienes para ofrecer al mundo. Nuestra comunidad es inevitablemente vulnerable y he encontrado personas con mucha ira en el camino, es importante tomar la responsabilidad de nuestra sanación como individuo para poder generar un discurso saludable, si no es fácil caer en la toxicidad y es muy fácil contagiarse.

Si la herida es colectiva, deduzco que tu visión es que la sanación también ha de serlo. Y en esa línea, tú estás metida en varios proyectos grupales, ¿podrías decirnos cuáles?

Creo en la sanación colectiva. Como individuxs, es importante tener personas a nuestro alrededor que estén dispuestas a escuchar, contar, interactuar y a intercambiar opiniones y puntos de vista. Cuando pasamos por un proceso complicado, es importante tener una comunidad que arropa mutuamente. La sanación colectiva es poderosa es como si se multiplica la energía, puede llegar a ser mágica.

En ese sentido, alumbré un proyecto llamado “The Prowess”, la idea es crear una comunidad para sanar mediante cualquier disciplina artística. Espíritus creativos que construyen un espacio genuino y seguro para la autenticidad, dar voz a nuestras historias y sanar juntos. El proyecto tuvo una acogida increíble y, aunque avanza lentamente, hay nuevas y muy interesantes noticias para el año que viene.

 Volvamos, ahora, a la creación, si es que en algún momento la hemos abandonado, ¡qué maravilla Noki! Nunca se acaba… Empezó con sombreros  y bolsos de fibras vegetales, continúo con pendientes y collares en madera y la última foto que he visto es de ropa. ¿Todo lo diseñas tú? ¿Cómo es el proceso de creación ahí? ¿Trabajas con artesanos? ¿Lo haces tú misma? 

Noki es prácticamente mi día a día. Yo diseño las piezas en base a los materiales con los que decido trabajar en ese momento y busco a los artesanos locales que puedan dar vida a esas ideas. En un proceso precioso que disfruto muchísimo, aunque no es muy sencillo en ocasiones porque muchas personas aquí tienen vidas muy duras y no consiguen tener una disciplina acorde con lo necesario. Esto me da la oportunidad de tener un acercamiento diario y entender mejor el arte tradicional y la cultura ancestral, algo a lo que no dejo de dar las gracias porque lo considero todo un privilegio. Es pura belleza.

¿Cómo está funcionando Noki y cómo de fácil o no, es que podamos adquirir tus productos? 

No puedo quejarme en absoluto, Noki comenzó casi como un juego durante la pandemia y aquí estoy creando estrategias para expandir porque está gustando mucho no solo en Mozambique o en España sino alrededor del mundo! 

Adquirir los productos de momento en Europa es una odisea pero lo vamos consiguiendo. Quiero agradecer por la paciencia a todas las personas que nos están apoyando y comprando. Esperar un mes o más por una pieza en este mundo express no es nada fácil, pero no sé si es suerte o qué pero tenemos unos clientes que son una verdadera pasada, ¡gracias! 

Dilayla, has hecho y haces mil cosas, ¿cómo eras de pequeña, cómo te imaginabas de adulta y dónde?

Me recuerdo muy independiente y en mi propio universo, crecí como hija única. El arte siempre ha formado parte de mi vida, fui gimnasta a una edad bien temprana y profesional hasta la mayoría de edad. Mi madre era bailarina y en mi familia paterna todos tienen dones artísticos aunque no se dedicaran a ellos.

Yo me veía siempre muy extra en todo, haha…guapa, sofisticada, artista y una mujer con éxito, soñar siempre se me ha dado muy bien ahora, en lo que trabajo es en hacer de esos sueños mi realidad.

¿Cuánto te aproximas a la idea que tenías sobre ti? ¿ Y en qué te has sorprendido a ti misma? 

Me voy aproximando en silencio, sin prisa pero sin pausa. Este último año, 2021, ha sido un salto al pódium. Mi perseverancia y fortaleza han dejado huella en mí.

¿Algún sueño que quieras hacer realidad en 2021 y qué puedas contarnos? 

Tienda física para Noki! 

¡Espero que se cumpla!


Lucía Mbomío

Periodista 


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