“Aquelarre de negras” reúne las voces, el pensamiento y la poesía de varias mujeres negras. Tanto su prólogo e introducción, como su coordinación general, son realizados por mujeres negras, de modo que estamos ante una producción que es “rotundamente negra”, utilizando la expresión que Shirley Campbell Barr inmortalizara en su poema así titulado. Eso, en sí mismo, ya es una virtud, dado que hay pocas producciones elaboradas por mujeres negras.
Este es un libro de poemas y experiencias que toca todos nuestros sentidos, que despierta emociones diversas y nos mantiene vivos/as de principio a fin. Como mujer negra, académica y migrante, siento un enorme orgullo al leer y habitar este libro. Es un texto de lectura obligada para quienes queremos dar a luz un nuevo mundo que emerja del estallido de la matriz colonial de dominación racista, patriarcal y heterosexual. “Aquelarre de negras”, más que un libro, es una oda a la negritud, a los cuerpos y las vidas disidentes, beligerantes, y cimarronas.
Cada autora nos va llevando hacia distintos escenarios, todos conectados por la negritud, o las negritudes, ya que en ellos van a encontrar distintas voces negras, y formas de expresar y de vivir la negritud. Leerlo es sentirse negra, es vivenciar el dolor, la impotencia, pero también percibir la dignidad y la esperanza insumisa de abrazar una negritud negada y castigada por la historia. Una negritud que fue puesta de rodillas en esta “Améfrica Ladina”, tal como la llamó Lélia Gonzáles, y a la que le ha costado mucho sufrimiento levantarse.
El libro inicia con la extraordinaria prosa de Agatha Brooks, quien define con contundencia: “No estoy rota. No estoy mal. Sólo siento diferente”. La autora nos recuerda una sociedad que estigmatiza y que, bajo su brutal binarismo heterosexista, no sólo clasifica, sino que también deja afuera a quienes desafían lo que ha sido instituido y determinado para nuestros cuerpos. En esa misma línea, Alicia Méndez nos muestra, con gran claridad, que la modernidad ha significado el despojo y, al mismo tiempo, el exilio de aquellos que no se corresponden con el ideario establecido. Esta autora le habla a los “nadies”, a quienes se han forjado en la calle, en los barrios populares, vale decir a las identidades que a diario sobreviven y que encuentran abrigo en la marginalidad.
Diana Tejada, por su parte, nos lleva a pensar en esos cuerpos negros imbuidos de sensaciones, historias y pasiones que afloran en la intimidad. El cuerpo aparece como el espacio en el que se aloja el placer, el goce y la transgresión, pero también el temor, la desazón y el hastío. A continuación, Isabella Quiñonez nos conduce a mirar más allá de los espejos donde nos han enseñado a vernos para descubrir quiénes somos, para conversar con nuestra historia. Esta hermosa metáfora revela que, en medio de tantas imágenes y reflejos, la negritud sigue sin ser mostrada y sin ser vista. Karem Candelario nos invita a reconocernos, a amar nuestra negrura y a pensar en un horizonte de sociedad más igualitaria que exprese y refleje nuestra negritud.
La poesía de Laura Alcántara muestra la rebeldía contra la estigmatización y el racismo que asfixian, en forma cotidiana, las vidas negras. Melina Schweizer muestra con claridad que, aun cuando el poder utiliza el miedo, el silencio y la dominación de nuestras conciencias no es inquebrantable. Esta inestabilidad del poder es puesta en jaque por las luchas insumisas que se organizan, que recuperan su palabra, que encienden su capacidad de agencia histórica. Cierra este hermoso trabajo la afilada y desgarradora pluma de Waquel Drullard, que nos muestra las ruinas de nuestra sociedad, una sociedad que niega otras formas de existencia, pues sólo permite la expresión de algunas formas de amar, de ser y vivir en el mundo. Al mismo tiempo, a quienes se escapan del patrón disciplinador esta sociedad sólo les muestra el abismo, como bien lo enuncia Waquel.
Este libro es una bofetada al racismo, a la heteronormatividad, al neoliberalismo, al control que el Estado ejerce sobre nuestros cuerpos, nuestros territorios y nuestras vidas. Al mismo tiempo, es un canto a la vida, a la emancipación y, sobre todo, una invitación a imaginar la vida como un gran lienzo donde cada uno/a se puede diseñar y pintar como lo desea, con los colores que desee, sin tener que habitar en moldes que nos disciplinan, oprimen y controlan.
“Aquelarre de negras” es un encuentro cimarrón que nos atraviesa, que pasa por el cuerpo, por las identidades que transitamos, por la manera en la que nos relacionamos y vemos a los otros/as y a nosotras mismas. “Aquelarre de negras” es una voz insurgente que encierra múltiples formas de ver, de pensar y de habitar el mundo. Lo que puedo decir es poco ante la riqueza de los relatos, experiencias e historias que los/las lectores van a encontrar en este libro. Así que simplemente los/las invito a “aquelarrarse” con este canto antirracista, antisexista, antipatriarcal y anticolonial.
Dra. Anny Ocoró Loango,
Buenos Aires, Argentina,
Junio 2021
Introducción al libro Aquelarre de Negras.
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